“Vienen por nosotros, vienen por todos y todas”

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Imagen: Cartón Club

Gerardo Iglesias l Rel-UITA

Nos encontramos ante un peligro que se va generalizando cada vez más en el mundo: el ascenso de la ultraderecha gracias al voto popular.

En Argentina, ello se ve reflejado en el auge de Javier Milei, nefasto personaje que, al frente de su partido La Libertad Avanza, fue el político más votado en las últimas elecciones primarias de cara a los comicios generales del próximo domingo (22).

Los sondeos le dan a Milei una posibilidad muy cierta de ser electo presidente de la república. El panorama se ensombrece aún más si se considera que otra parte considerable del electorado respalda a otros sectores de la derecha más rancia.

Aunque no se pueda afirmar que el 50 por ciento de los argentinos y argentinas que votó por ese espacio en las primarias compartan por entero sus posturas fascistoides de liberalización económica extrema y represión a las organizaciones sociales, en especial al movimiento obrero, sí se puede sostener que se apoyan en un clima social y político propicio.

Como sucede en Brasil, en Estados Unidos, en Francia, en Costa Rica, en Italia, en España, en Polonia, en Hungría, en Grecia —y este conteo se puede ampliar aún más—, las derechas desprejuiciadas ya no lo ocultan: van por regímenes autoritarios, por eliminar derechos —en especial del mundo laboral— por debilitar cualquier tipo de resistencia política, sindical, ambientalista que interfiera con la aplicación de un modelo neoliberal a raja tabla.

Van también por los derechos y espacios conquistados por el movimiento feminista y el colectivo LGBTI enarbolando argumentos tan arcaicos como falaces.

Para eso, y para demonizar movimientos populares utilizan las redes sociales, instalando noticias falsas bajo el principio nazi acuñado por Joseph Goebbels que dice: “miente, miente, miente que siempre algo quedará”.
Repensarnos

El auge de estas expresiones políticas debería conducir a las organizaciones populares, a los sectores progresistas, al movimiento obrero y sindical a repensar acciones y reformular estrategias de lucha.

No basta con negociar salarios y condiciones laborales dignas, es necesario fomentar conciencia de clase, reivindicar la historia y rescatar memoria como resistencia.

Desde hace años el abogado laboralista Lucio Garzón Maceda sentencia: “Hay que entender que vienen por nosotros. Debemos recuperar al militante, y profundizar la movilización”.