Un hogar contra el olvido

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Foto: Giorgio Trucchi

“Estamos aquí una vez más recordando a nuestros seres queridos. En mi corazón no hay espacio para el odio, ni para el rencor. Hay dolor y sed de justicia, por eso seguimos diciendo que no puede haber ni olvido, ni perdón”. Así abrió la conmemoración, Berta Oliva, a los caídos de la Doctrina de Seguridad Nacional.

En estos 37 años el Comité de Familiares de Detenidos desaparecidos de Honduras, COFADEH. más que un espacio lastimero, se convirtió en el aguijón que punza el corazón y la memoria de los verdugos, al tiempo que provoca el encuentro de las familias y les impulsa a seguir con los sueños y luchas de los desaparecidos y se abre camino entre instancias de movimientos social y popular.

“Cambia todo cambia, pero no cambia el dolor de mi pueblo y de mi gente”, dice el canto latinoamericano y así el COFADEH abrió camino a los nuevos desaparecidos. Los desaparecidos por la tierra, los abandonados por el Estado y excluidos por el modelo económico. Son también los soñadores con un mundo más humano, son los que perdieron el miedo y salieron a la calle, son los que nunca renunciaron a una vida digna y compartida.

Cuando soplan vientos de dictadura, la defensa de la vida se hace más necesaria que nunca y el amor a este país o el odio a la injusticia, a la corrupción o la impunidad debe impulsarnos a seguir construyendo puentes para defendernos en racimo ante los nuevos y viejos escuadrones de la muerte.

Una de las enseñanzas del COFADEH en estas décadas es que la mejor medicina contra el olvido es sembrar memoria y esperanza. El Comité se convirtió en un “Hogar contra el olvido” y construyó un bosque con la memoria de los desaparecidos, donde los familiares pueden ofrendar canto y poesía, al tiempo que cargar energía con la sangre de los mártires y desaparecidos.

Quien mejor hace memoria de los 37 años del COFADEH son los versos de la cantautora Teresa Parodi, y los compartimos: “Van contigo y conmigo, no contaban con eso, no han desaparecido, no pudieron con ellos, ni pudieron contigo. Aún están con nosotros, todavía más vivos, nunca desaparecen los desaparecidos. Ellos saltan las rejas, ellos salen del río y derriban los muros, van contigo y conmigo. Más allá del silencio, más allá del olvido, los compañeros nuestros, nuestros seres queridos”.

Editorial de Radio Progreso