Por Riccy Ponce
Tegucigalpa.- El 6 de junio de 1981 festejamos el cumpleaños número 34 de Tomás Nativí Gálvez, ese día no teníamos muchas cosas, pero teníamos lo más hermoso, el cariño y los sueños. Como él estaba clandestino, yo luché por llegar donde se encontraba el día de su cumpleaños.
Así recuerda Berta Oliva Guifarro a Tomás Nativí Gálvez, su esposo, que este día sería su cumpleaños número 71, que quizás estaría celebrando junto a su hijo, nietos, esposa, familia y amigos, pero el sistema se lo impidió al ser detenido desaparecido por su lucha por una Honduras mejor.
Tomás luchaba porque los niños tuvieran educación, por la salud de un pueblo, por la construcción de una patria libre y de un país más justo.
Al cumplirse un año más de su nacimiento, Berta Oliva mantiene presente esos recuerdos que pasó junto a su esposo, a pocos días de que fuera detenido desparecido.
Él no era un hombre que consumía gaseosas, era un hombre que tomaba su fresco de maracuyá y cuando no había, prefería tomar un vaso con agua. Ese día no encontré la bebida que él tomaba, pero llegué y nos imaginábamos que estábamos tomando fresco de maracuyá, expresa Oliva, coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh).
La defensora de derechos humanos sigue narrando que ese día “no teníamos para comprar un pastel, pero si un pedazo, el que era suficiente para sentir que estábamos partiendo un gran pastel con una multitud”.
“Esas eran nuestras realidades, que las enfrentábamos con mucha alegría y con mucha esperanza, sin imaginar que sería el último que celebraríamos juntos”, recuerda con sentimiento profundo en su corazón la coordinadora del Cofadeh.
El día de su cumpleaños le dimos gracias a la vida por estar allí, por habernos permitido encontrarnos y querernos sin ningún tipo de interés personal, porque él no tenía nada, pero tenía mucho más que lo que yo me podía imaginar; yo no tenía nada, pero tenía mucho amor por él y eso me ha hecho llevar con amor, con decisión y con esperanza la búsqueda de verdad y justicia, expresó Oliva.
Asimismo añadió que “el amor y la fuerza de mi exigencia fue consolidada por mi hijo, porque yo me daba los suficientes ánimos para seguir demandando por su liberación y dije esto no es una tragedia, porque me dejó algo grandioso, un hijo”.
Lo buscamos en la calle, en los cementerios clandestinos, en todos los lugares, pero lo más importante es conservarlo en la memoria y en el corazón. Recordar al Tomás eternamente joven en físico y con la frescura de sus ideales, expresó Berta Oliva, este día cuando han pasado 37 años de aquel último cumpleaños que pasaron juntos.
Oliva dijo a defenosresenlinea.com que “para mi Tomás sigue siendo eternamente joven, revolucionario y humano y eso lo perpetradores de este crimen de lesa humanidad no lo van a poder cambiar”.
Los perpetradores quieren que olvidemos que los mártires tuvieron un día de nacimiento, y que no recordemos ni la fecha de su asesinato, también quieren que no recordemos que nuestros detenidos desaparecidos tienen historia, memoria, una familia, que aún demanda, que aún reclama, y por eso ni olvido ni perdón, finalizó Berta Oliva Guifarro.
Tomás Nativí Gálvez, profesor, sindicalista, revolucionario y fundador de la Unión Revolucionaria del Pueblo (URP), fue detenido y posteriormente desaparecido el 11 de junio de 1981 junio, junto a Fidel Martínez, por seis hombres encapuchados, 5 días después de su cumpleaños.
El secuestro se produjo en la casa de su esposa Berta Oliva en la colonia El Hogar de Tegucigalpa, poco después de la las 11 de la noche. Hasta la fecha se desconoce qué pasó con él y su compañero.
Este hecho provocó que un niño no conociera a su padre y su esposa emprendiera una lucha por verdad y justicia, junto a otros familiares que estaban en la misma situación, dándole vida al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), el que surge por la necesidad de doce familias que exigían respuestas al Estado de Honduras por los detenidos desparecidos por razones políticas.