Giorgio Trucchi l Rel Uita
Entre recuerdos desgarradores, firmeza en la lucha por la verdad y la justicia, y esperanza en una nueva herramienta jurídica que ayude a aliviar el dolor suspendido, este 30 de agosto, en el Museo contra el Olvido, se conmemoró el Día Nacional del Detenido Desaparecido y el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.
Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), brindó las palabras iniciales del Foro que juntó a cientos de personas, en su mayoría familiares, amigos y compañeros de lucha de las víctimas.
La Rel UITA, invitada al evento, organizado por Cofadeh y la Oacnudh¹, acompañó este emotivo y combativo evento.
A continuación, un extracto de las palabras iniciales de Bertha Oliva, cuyo marido, Tomás Nativí, fue secuestrado y desaparecido en 1981 cuando ella tenía cuatro meses de embarazo.
“A veces traigo a la memoria varios apellidos, pero hoy traje a Nativí, porque cuando los tiranos me dejaron viva, las ultimas palabras de Tomás fueron ‘Amor, tal vez la dejan a usted con vida, para que luche por nosotros’. En eso le he sido fiel (…)
Esto es Cofadeh. Cofadeh es pueblo, porque solas no haríamos nada, porque esto es el trabajo en redes. Aquí hay familias, amigos, colaboradores, hay autoridades del Estado, hay organizaciones fraternas. Es amor y son las raíces de Cofadeh (…)
Se necesita marcar los pasos y nosotras hemos marcado el camino de la dignificación de las familias de las víctimas. Y esto pasa por todo un proceso para poder liberarnos. Nunca nos vamos a cansar, y no podemos olvidar, porque el que olvida pierde, se acomoda, le hace el juego al enemigo (…)
Si algún día, por la edad, perdiésemos la memoria, hay un semillero para recordar y demandar justicia, porque ciertamente el Estado está en deuda. La propuesta de ley que hemos realizado con el apoyo técnico de la Oacnudh y que hemos presentado al Congreso, busca justamente esto (…)
La memoria histórica nos sirve también para iniciar un proceso de sanación. Si nos quedamos sin hacer nada, sin articularnos, sin conciencia de clase, nos deprimimos y perdemos de vista quien es el enemigo, que es sólo uno: el sistema (…)
Nunca quisieron escucharnos, mucho menos el sistema de justicia. Por eso Honduras está como está. Aquí, este 30 de agosto, nos comprometemos a no bajar nunca la bandera de la exigencia de verdad y justicia, y a recuperar la memoria, sin acomodarla, sino siendo fiel a los hechos (…)
Todo este camino nos ha costado mucho. Vamos a seguir construyendo para hacer Patria, pero de la buena, no una Patria que mata a los pobres y a los que piensan, sino una Patria que libera, para que nunca volvamos a ser oprimidos”.