Tegucigalpa.- El miércoles 14 de agosto se difundió ampliamente en las redes sociales, un mensaje de un funcionario del régimen de Juan Orlando Hernández en Honduras, en el que incitaba a los miembros de su partido, el partido Nacional a no comprar productos, específicamente de la cadena comercial Diunsa.
El texto titulado: “Cachurecos piden no comprar en tiendas Diunsa”, contiene declaraciones atribuidas al ministro de Gobernación y Justicia, Leonel Ayala, en la que el funcionario llama o insta a los que él denomina “buenos nacionalistas” para que no compren artículos que forman parte de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés (CCIC).
Como se recordará, dirigentes empresariales de dicha cámara, en especial su director ejecutivo Pedro Barquero ha expresado fuertes críticas contra el régimen de Juan Orlando Hernández, sobre la forma en que está conduciendo la economía del país, que ha traído más pobreza y expulsión de decenas de miles de hondureños y hondureñas. Y por los señalamientos vertidos en una corte de Estados Unidos, donde se ha señalado al dictador de tener vínculos con el narcotráfico.
En las redes sociales se publicó la imagen de los empresarios e inversionistas, Jorge Faraj y de Pedro Barquero, a los que se coloca como blancos o enemigos del régimen.
Al respecto, la Coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Bertha Oliva le pareció increíble este tipo de llamamientos.
“Refleja el nivel de dictadura en que estamos, refleja los niveles de intolerancia en que estamos y por lo tanto exhibe al régimen como lo que es, que no tienen ningún control de sus emociones y que todo lo que expresa, forma parte de su desesperación”, comentó Oliva.
¿Es ético de un funcionario vertir declaraciones o llamados de ese tipo?, se le consultó a la defensora de derechos humanos, a lo que ella respondió que: “Los que hemos leído un poco sobre cómo funcionó la dictadura de Tiburcio Carías en Honduras o la dictadura de Adolf Hitler de la Alemania nazi, nos damos cuenta que eso es lo que estamos viviendo y experimentando ahora; por eso es que todos y todas estamos obligadas, y todos aquellos los que creemos que debemos sacar a Honduras de donde la han llevado no sólo por las ambiciones personales sino el crimen organizado, la impunidad, la corrupción y el narcotráfico, tenemos que encontrar un punto de encuentro que es Honduras, y eso es ver cómo sacamos a la luz pública nuestra condena y desacuerdo y la exigencia de expulsar la dictadura que nos pone en precario.
Esta dictadura de Juan Orlando Hernández nos está poniendo cada vez más vulnerables, cada vez más intolerantes, y está cada vez más personalizada la persecución, advirtió la defensora de derechos humanos.
Olivia añadió que aquí en Honduras ahora “ya nadie puede hablar o expresar algo de lo que estamos viviendo, porque ya es sujeto de amenazas, imagínese amenazar con que no se compre a una casa comercial, porque nosotras en este momento no estamos defendiendo a Diunsa como tal; sino que lo que estamos exponiendo son los niveles de intolerancia que se están generando.
Lo que estamos haciendo es un repudio y condena de ciertos hechos, que de ser ciertos, yo estoy asustadísima porque un funcionario público no debe asumir “un papel de activista político” y defender dictaduras porque nunca debe olvidar que él es un empleado público, es empleado de los y las ciudadanas, y está siendo pagado por el presupuesto de la nación, sostuvo.
Oliva indicó que cuando el ministro de Gobernación y Justicia, Leonel Ayala, llama a los nacionalistas a no comprar en Diunsa, coloca a Jorge Faraj o a Pedro Barquero como “blancos” (como objetivos a quien dañar), y eso no me parece correcto ni tampoco podemos ser indiferentes frente a ello, porque así como está el país y así como tienen a las fuerzas militares y a las fuerzas del orden público, dispuestas a disparar y se les ha inyectado odio y que todo lo que se mueva en contra de la dictadura, son sus enemigos; entonces los coloca ahí para que les disparen y puede traer graves consecuencias.
“Yo creo que el máximo exponente de correr la inversión en el país, no son los reclamantes de los derechos violados, como son los manifestantes. Tampoco no sonl as personas que están en desacuerdo con el manejo y la orientación que se le está dando a la política del país, son ellos (Juan Orlando y su gabinete), los que están ahuyentando la inversión en Honduras.
Cualquier persona con un mínimo de conocimiento económico no se va a motivar a venir a Honduras, porque si aquí los funcionarios públicos hacen este tipo de aseveraciones y exhiben a empresarios hondureños, entonces ¿qué le puede esperar a un inversionista extranjero?, se preguntó Bertha Oliva.
Parece que en este régimen existe una manera de ver las cosas que tienen que ver con aquella frase que dice: Si no estás conmigo entonces estás contra mí, y eso lo que hace es que nosotras podamos manifestar en público y en privado, que estamos enfrentado una dictadura, por eso es que tenemos serias preocupaciones con todas las leyes y códigos penales que se están aprobando en el Congreso Nacional.
Y eso no es estar en contra de todo, es estar en contra de las raíces para poder cambiar esta situación del país. A pesar de todo ello, debemos ser optimistas en el andar de la vida y hemos aprendido muchísimo, Honduras en economía, en seguridad, en deuda externa, en todos los niveles, ya tocó fondo, y creo que estamos obligadas a hacer cosas para que la situación cambie para bien , no para unos, sino para todos y todas; y es ahí donde debemos tener agilidad y apertura de pensamiento, no estar defendiendo intereses personales ni gremiales; sino que defender todo lo social, lo político y económico, sin banderas.
Finalmente Bertha Oliva expresó que nuestro reto por ahora es no tener banderas, que la bandera sea exhibir para exigir que la dictadura debe salir, y el hombre que tiene el control de la dictadura debe también salir del país, no hacerse a un lado, sino denunciarlo para sacarlo, no para se vaya a su residencia, o a París, Bahamas o Miami; sino para que pague, todo lo que ha hecho en Honduras y contra los hondureños y hondureñas.