► Quienes debían cuidarla, la asesinaron
► “Que te dejen en paz, alondra de la niebla ruiseñora de la alegría truncada por la crueldad”
► Es un crimen, no cómo muchos que están en la impunidad absoluta, todo mundo señaló a los responsables
Por: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras, 26 de julio del 2018. (defensoresenlinea.com) – Pasaron tres años de movilizaciones, protestas sociales y exigencias de justicia en la calle mientras se juzgaba a los responsables del crimen. Su madre, familia, compañeros y población estaban consientes que la joven estudiante Riccy Mabel Martínez Sevilla, no volvería a la vida, pero su asesinato marcaría el rompimiento de la impunidad amurallada en los batallones militares. Después de 27 años su nombre no se olvida.
Fue determinante la denuncia de la madre, el grito estudiantil y la indignación popular. El 13 de julio de 1991 les habían arrebatado de la forma más cruel y nunca visto en Honduras a una hija, amiga y compañera. La adolescente con sueños de ser maestra, ya asesinada por militares estaba dando cátedra de lucha y resistencia ante la colusión del poder atrás del uniforme verde olivo en Honduras.
-Su cuerpo desnudo, mutilado, semi-desfigurado y en estado de descomposición no avanzado fue encontrado el lunes 15 de Julio de 1991, aproximadamente a las 7:30 de la mañana, mediante varias llamadas anónimas hechas por los presuntos asesinos a la policía y al director de la Escuela Normal Mixta “Pedro Nufio”, donde ella estudiaba-.
Los responsables señalados públicamente fueron el coronel Ángel Castillo Maradiaga, comandante del Batallón de Comunicaciones, el capitán Ovidio Andino y el sargento Santos Olivares, quien purgó más años en prisión y en su momento declaró haberse culpabilizado por órdenes superiores.
Doña Nora Sevilla, mamá de Riccy Mabel, marcó la línea a seguir: exigir justicia, afirmó Bertha Oliva, coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH). A ese llamado estuvo dispuesto el pueblo que se indignó ante uno de los más crueles asesinatos, que ni en los medios de comunicación se pudo callar.
Ni siquiera se pensaba en el término “femicidio”, expresó Cristina Alvarado, de la coordinación nacional del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”; sin embargo, se iniciaban las investigaciones de algunas feministas extranjeras respecto al tema según la saña de cómo eran asesinadas las mujeres, y el caso de la joven estudiante conmocionó a toda la sociedad.
Salíamos de una década de terror, éramos una generación de sobrevivientes, por lo que, ante un crimen tan abominable no íbamos a permitir que la impunidad se entrometiera en nuestra utopía de respeto al ser humano, recordó el entonces líder estudiantil Osman Montecinos.
Riccy Mabel inspiró a artistas, poetas, escritores, músicos, compositores, teatristas, periodistas, su nombre se lee, se recuerda, se conoce, no se olvida “Que te dejen en paz, alondra de la niebla ruiseñora de la alegría truncada por la crueldad” versa en el poema <<La muerte exige silencio>>, pág. 31 del libro Tiempos del Terror, del poeta y periodista Félix Cesario.
A los doce años, Martha Parada, era integrante del grupo de teatro “Cometa, estrella y diamante” y después le cambiaron a el “El Manchén”, impulsado por el Sindicato de Trabajadores del Patronato Nacional de la Infancia (SITRAPANI), a mediados de la década de 1990 su papá conversó con ella y su hermano sobre la obra “Riccy Mabel” que pretendía montarse, eso le cambió la vida a la ahora maestra de educación secundaria.
No íbamos a permitir la impunidad
Era 1991, el segundo año de gobierno del nacionalista Rafael Leonardo Callejas (quien actualmente espera recibir sentencia condenatoria en Estados Unidos por el caso de corrupción fifagate, que será el 12 de septiembre próximo).
El Asesinato de Riccy Mabel fue el arranque para que se aboliera el servicio militar obligatorio (1994, siendo ya presidente el Liberal Carlos Roberto Reina), y aunque la figura de “femicidio” no existía como tal, para la sociedad no era un hecho como otros, por lo que se organizaban los y las estudiantes del instituto Jesús Milla Selva, Jesús Aguilar Paz, Instituto Tecnológico de Administración de Empresas (INTAE) y las Escuelas Normales (magisteriales), entidad que no existe porque la dictadura que dirige Juan Orlando Hernández abre cárceles, pero cierra los centros dónde se forman a los mentores de generaciones, declaró Montesinos.
Estar en las calles fue la muestra de una sensibilización ante el militarismo, se logró por primera vez que un caso militar se juzgara en el fuero civil. Y, aunque los señalados estuvieron en diferentes momentos privados de libertad, todos salieron sin tanto alarde mediático.
Montesinos se pregunta ¿Por qué hemos cambiado como sociedad? Pues siguen los abominables crímenes, femicidios contra menores de edad, niñas colegialas mutiladas y parece que nadie se inmuta. En 1991 éramos menos y casi no se daban estos casos, pero reaccionábamos en colectivo.
“Riccy” en el escenario e imaginario juvenil
“Riccy Mabel” la obra de teatro en memoria de la joven estudiante, fue presentada en 1996, su madre estuvo allí, las lágrimas se hacían presentes con el silencio e indignación del público. Martha y su hermano Jorge Parada eran parte del elenco, el montaje duró casi tres años, inició con la dirección de Fredy Ponce y concluyó con el dramaturgo Rafael Murillo Selva.
Martha tiene una formación social- sindical, desde los tres años asiste a las movilizaciones del Primero de Mayo, y en su memoria guarda otros momentos como el sepelio de Gustavo Adolfo Morales (1994), detenido desaparecido una década antes y que figura entre los 184 detenidos desaparecidos documentados por el COFADEH.
Para la obra, y con las advertencias de su padre recordó que “Nos informamos, vimos fotos que nos impactaban, tuve que buscar en diarios, me sentí indignada por ver a quienes supuestamente nos protegían que eran los agresores -los militares-, tuve que ver aspectos de la vida cotidiana de Riccy, y es lamentable que las cosas que presentamos en la obra no han cambiado, el tráfico de influencias, los roles de género, el machismo inculcado y demás sometimientos”.
En una de sus prácticas docentes, Martha fue maestra de Soad Nicolle Han (14), asesinada en marzo del 2015, en el marco de protestas estudiantiles, pero su caso se manejó como crimen organizado. A la menor se le recuerda por gritar ante las cámaras de televisión que quería sillas para el colegio. Este caso le hizo recordar a la profesora, el crimen contra Riccy Mabel y agregó que “No me explico porque nos hemos adormecido tanto, puede ser que los maestros no estamos dando espacio al debate, sino que se manda a acallar a los alumnos en vez de incentivarlos. Que los y las estudiantes sepan que la maestra no siempre tiene la razón, que el alumno se dé cuenta por sí mismo de la realidad social, pero no nos gusta escuchar”.
En el caso de Riccy Mabel, hubo una estigmatización de una jovencita provocativa, porque andaba con militares, sola, en los batallones… pero se supone que iba a un lugar donde están los que dan seguridad. Una mujer se viste para sí misma, no para que un hombre la agreda o asesine, puntualizó Martha Parada.
Se ensañaron con la víctima
Por este tema, la estigmatización, en mundo machista será siempre contra la mujer que es la víctima. Mientras que al victimario lo opacan, incluso ni se menciona el nombre, si Riccy andaba de fiesta en el batallón, ella tenía la libertad de ir a donde fuera, reflexionó Cristina Alvarado, terapeuta de “Visitación Padilla”, organización feminista que estuvo de cerca con la familia de la estudiante de magisterio.
Lo que sucedió con la normalista, si bien no se le llamó femicidio, era una violencia femicida, lo que significa que no es un fenómeno de la actualidad, sino que hay crímenes antiguos, donde se le quitaba la vida con saña y odio a las mujeres.
A lo que va del 2018 se registran 191 femicidios en Honduras, el año pasado el subregistro de “Las Chonas” fue de 389 casos, tomando en cuenta que no todos salen a la luz pública.
-El cuerpo torturado de la adolescente fue colocado en una hondonada de aproximadamente cinco metros de profundidad y de difícil acceso, sobre una piedra, semi-sumergido boca abajo en el cauce de la quebrada “El Sapo” cerca de la zona 4 de la colonia Cerro Grande, frente al cerro El Berrinche en Comayagüela-.
Con Riccy se desenmascara un poder desde el uniforme militar y con ello la estigmatización social ¿Qué andaba haciendo esa muchachita en el batallón? lejos de buscar a los criminales, empezaron a hurgar su vida personal ¿Por qué iba a ver al novio? Y la práctica persiste en magnificar y abusar de la imagen de la mujer, y no de los agresores, aseveró Cristina.
Por lo que el estigma es la justificación del asesinato. Es el cuestionamiento a la libertad de las mujeres. Justificar que están delinquiendo. No se sabe qué sucedió con los responsables, con el amigo o novio de Riccy, en estos casos desaparece el agresor, el nombre de la persona, a que se dedicaba, hay una revictimización de la mujer.
“Ella y todas las mujeres tenemos el derecho de salir a la hora que se nos antoje y el Estado de Honduras tiene que ser el principal garante de nuestra seguridad, lamentablemente vivimos presas, atravesadas por el dolor, por el pánico”.
Para la defensora de los derechos de la mujer, siguen los casos como el de Riccy, hay tortura, crueldad, se borran evidencias, expresión de odio a lo femenino, dejan expuestos los cuerpos como si no valemos nada, hay ensañamiento, crueldad, todo eso es simbólico.
Para 1991, este tipo de crímenes no ocurría, y sí existió juzgamientos, pero consideramos que no hubo justicia, porque había más involucrados, hubo una colusión increíble, no logramos justicia y no vamos a olvidar el caso, en memoria de su madre a la que acompañamos y apoyamos. Finalizó Alvarado.
Todo mundo señaló a los responsables, eran militares
Este es un caso en que sé que se quebrantó la impunidad militar, fue seguido de la abolición del servicio militar obligatorio en 1994 y actualmente el tema resurge en el Congreso Nacional, tomando como pretexto la inseguridad del país.
Bertha Oliva, coordinadora del COFADEH, aseveró que la militarización no ha servido para nada. Las condiciones en que asesinaron a Riccy Mabel no son para olvidar, y debemos rescatar que es un caso que elevó la conciencia de la ciudadanía porque se sensibilizó; y que evidenció el abuso de la militarización y de los militares.
La responsabilidad militar estaba clara por más que quisieran cambiar la historia, se tejieron muchas cosas, pero Riccy Mabel había salido de una unidad militar, se había subido a un vehículo conducido por un militar y le dedujeron responsabilidades a un coronel encargado del Batallón dónde ella había comparecido a visitar a su amigo.
“Todo mundo supo del poder que siempre han tenido las fuerzas militares en Honduras para hacer y deshacer de la vida de las juventudes y estar libres. El militar imputado pudo haber tenido los sábados de gloria porque se manejaba información que el hombre salía el fin de semana y el lunes en la mañana el hombre volvía a la Penitenciaria Central”. Bertha Oliva
Pero todo mundo señaló a los responsables, Castillo Maradiaga, Ilovares Fúnez y Andino Coello, por lo tanto, es un crimen, no cómo muchos que están en la impunidad absoluta, que no se conoce el paradero de los responsables, ni acción penal contra ellos y no se potencian a la magnitud de este caso, detalló Oliva.
Para la defensora de derechos humanos, Riccy Mabel “tuvo una madre ejemplar por que luchó, generó conciencia, evidenció todo lo que podía, no calló, el dolor fue más grande que el miedo. Pese a que fue bastante conmovedor –el caso- por las circunstancias del hecho como se dio, originó, cómo se encontró a la joven y cómo se quería justificar el crimen”.
La coordinadora del COFADEH, organización que estuvo en todo momento apoyando a doña Nora Sevilla, cree que es un caso no aclarado con toda la verdad de lo que ahí pasó, es un caso como tantos que colocaron lo que querían colocar, negociaron lo que quisieron, pero no con la familia, sino con los que negocian la impunidad, por eso el hecho ni a Riccy podemos olvidar, y eso no es rencor sino memoria y conciencia colectiva.
“Somos fieles a la memoria de los mártires, porque se merecen respeto, verdad, están haciendo lo suyo, y aunque nosotros como vivos en esta tierra no estamos haciendo lo que nos corresponde, ellos y ellas están evidenciando el sistema corrupto, porque ha habido tanta impunidad que se han levantado y han dicho <<no señores>>, este Estado tiene que fracasar porque se ha basado en completa impunidad con el tema de los mártires y asesinatos”.
Aquí ha pasado de todo y quieren desde ese poder fraudulento, que nosotros respetemos ese poder y que lo miremos como un estado democrático y aquí no hay democracia no hay un estado de derecho, concluyó Bertha Oliva.
Riccy Mabel Martínez Sevilla (1973-1991), originaria de La Ceiba, Atlántida, sus asesinos quisieron ampararse en un uniforme militar, la pena que se les impuso no se pudo comparar al abobinable crimen. El caso marcó el camino a la desmilitarización. Por primera vez se utilizó la prueba de ADN en la justicia hondureña, considerando las limitaciones económicas del país y del sistema de investigación criminal atrasado y obsoleto. La deuda de justicia continúa y muchas jovencitas siguen perdiendo la vida, sin que haya culpables señalados, mucho menos juzgados.