Como sabemos desde hace muchos años, el tiempo que los cristianos católicos dedicaban a conmemorar los padecimientos del maestro Jesús, fue convertido en turismo religioso y vacaciones de verano.
La lógica de las iglesias es planificar acciones coloridas para atraer a los visitantes con el ingenuo propósito de hacer proselitismo de fe, que reporte también beneficios materiales.
Por su parte la dictadura, que tomó control de la vida pública hace diez años, aprovecha también este largo feriado para hacerse relaciones públicas y promover el mercado de consumo.
Es común ver en esta semana a los oficiales de policía y militares convertidos en amables orientadores del tránsito, a los mismos efectivamente que reprimen en tiempo normal las manifestaciones del pueblo.
El propio impostor se ha convertido en algo parecido a un gestor turístico que, desde luego, promueve la marca Lempira como destino de la Ruta 2019 donde están sus primeras inversiones millonarias.
Pero de acuerdo a la denuncia del periodista David Romero, el dictador posee inversiones inmobiliarias en todo el país, incluyendo hoteles, centros de recreación, empresas de transporte interurbanas y servicios diversos para el turismo nacional.
Pero esta noche no es el asunto de nuestra opinión. Hoy vamos a comenzar una semana incierta, plena de estrés financiero y precedida de eventos verdaderamente lamentables unos, y condenables casi todos.
Los ataques armados por tierra y aire contra la Universidad Nacional, mejor dicho, contra los estudiantes universitarios que exigen la caída del régimen ilegítimo que asalta las instituciones públicas de Honduras. Este hecho no podemos pasarlo por alto.
El uso de helicópteros artillados, con gases tóxicos sobre el campus universitario, no tiene precedentes en el uso descomunal e ilegal de la fuerza bruta contra una manifestación de libre expresión estudiantil. No es admisible. No es tolerable, miserables.
Otro hecho salvaje ha sido el ataque armado contra la población de Choluteca, que se manifiesta cada semana contra la dictadura del partido nacional y del partido liberal, que empobrece la nación y avergüenza la nacionalidad hondureña con su conducta narcótica, violenta y corrupta.
En este contexto de manifestaciones ejemplares es condenable el lanzamiento de bombas lacrimógenas directamente hacia la madre de la defensora de derechos humanos, Hedme Castro, sin duda una represalia política contra el trabajo de ACI-PARTICIPA a favor de las juventudes rebeldes del sur.
Ese hecho es intolerable, merece toda nuestra condena esta noche, y siempre.
Choluteca también es el escenario del asesinato el miércoles del niño Wilfredo de Jesús Moncada, de 17 años, una transgresión peligrosa de la línea imaginaria que existía entre las fuerzas militares y ese pueblo enardecido por la dictadura.
El crimen ha sido atribuido sin duda a la policía de Choluteca, que fue rebasada por la población harta de la corrupción de Mauricio Oliva y la narcoactividad de la elite de Tegucigalpa, que controla los tres poderes del Estado.
A estos hechos violentos en el sur debemos agregar los ataques mediáticos contra las antorchas nocturnas que resurgieron vigorosas esta semana, haciéndolas aparecer como simples reclamantes de la continuación de la MACCIH y no como exigencia permanente del fin de la dictadura.
Las antorchas han resurgido colectivamente alrededor de un discurso anticorrupción, es cierto, a veces sin una mirada estructurada del derrumbe institucional producido por el golpe de 2009 y el fraude de 2017, pero sin duda movidas por la ira popular contra un régimen depredador que es sostenido por el gobierno racista de los Estados Unidos.
Ese mismo régimen racista al otro lado del muro del norte y de este lado de las llanuras narcotraficantes, ataca las caravanas de migrantes que han reanudado su propio viacrucis hacia el norte del continente, haciéndolas aparecer siempre como el resultado de sueños materiales, como el producto de manipulaciones de coyotes, pero nunca como la consecuencia triste del desastre narco nacional.
Estos son los hechos que han ocurrido durante esta semana que finaliza, son la víspera de un largo período de consumo desigual y grosero, que desearíamos fuera de descanso, meditación y lucha.
Nuestra promesa es que descansaremos tanto como podamos pero estaremos siempre alertas, pensaremos a nuestra extraordinaria Sally O´Nell despedida con cariño y múltiples ternuras esta semana, y exigiremos la liberación del fundador de Wikileaks apresado por Estados Unidos a través de la policía monárquica de Inglaterra.
Nos separaremos de la radio una semana, pero estaremos en las redes sociales siempre listos y en cualquier parte de Honduras donde hay una red de defensores y defensoras de derechos humanos, usted podrá contar con nuestro apoyo y acompañamiento.
Con su permiso!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 13 de abril 2019