Primero, solidaridad con las familias que han perdido de este modo terrorífico a sus parientes. Luego, declarar que el modelo violento del crimen organizado ya fue suficientemente rechazado por el pueblo de Honduras.
Los partidos políticos que aplaudan el terror como estrategia electoral o de descalificación del gobierno de transición que batalla contra la banda del coyote de Nueva York merecen la repulsión pública.
Igualmente, los funcionarios y funcionarias del gobierno de Xiomara Castro que ofrezcan declaraciones bravuconas en lugar de presentar resultados concretos de este duelo criminal entre dos maras rivales instrumentalizadas por los poderes ocultos de Honduras.
La diplomacia internacional de países, bloques y organizaciones mundiales asentados en Honduras deben reconocer que el hacinamiento, el armamentismo y la violencia que sufrimos en las cárceles nacionales es efecto de su modelo.
Particularmente, Estados Unidos que se asoció con la dictadura de Juan Orlando Hernández para imponer un modelo de tráfico de drogas y lavado de dinero que convirtió los barrios 13 y 18 en mano de obra a su servicio.
Una o 50 mujeres calcinadas, abatidas con armas de guerra y exhibidas como carroña del horror en su centro de encarcelamiento no es un hecho para congelar en tres días.
Como organización de víctimas del Estado que hemos sufrido la violencia directa de la impunidad hacemos un llamado a las personas de decisión a identificar, presentar y sancionar la estructura responsable de este acto terrorista.
De los hechos y de los hechores, Ni olvido ni perdón
COFADEH
Tegucigalpa M.D.C., 21 de junio de 2023