Ante el anuncio del envío al Congreso Nacional de unos pactos de muerte con Israel y Colombia, para perfeccionar las habilidades de las Fuerzas Armadas, este Comité se pronuncia con carácter de urgencia:
La invocación fascista del uso de la fuerza militar para combatir a todos los supuestos enemigos de nuestro tiempo es una mentira ridícula de las mafias económicas transnacionales.
Las Fuerzas Armadas no sirven para enfrentar narcos, extremistas religiosos ni traficantes organizados, porque son deformadas para facilitar sus operaciones.
Honduras, medio oriente, México y Colombia, son ejemplos vivos de esa perversidad de uniformar militares para abrirle caminos a la criminalidad y disparar a la población civil.
El gobierno oculto de los Estados Unidos es el responsable de usar las instituciones estatales para blanquear esas operaciones.
La Ley Bertha Cáceres, que propone parar legalmente el presupuesto militar a través del CARSI que financia el BID y la USAID, se contrapone al modus operandi de la mafia guerrerista.
Por eso el lobby sionista y el fascismo uribista se mueven para anunciar que llevan al Congreso hondureño un par de iniciativas para triangular los fondos desde Jerusalem y Bogotá.
Por tanto, pedimos a los partidos políticos que no cedan a esa iniciativa diabólica de animalizar a los militares hondureños, que ya suficiente deuda acumulan por violaciones graves a los derechos humanos en el pasado y en el presente.
Los países propuestos para equipar y entrenar las brigadas y batallones hondureños son los peores referentes de la historia reciente, capaces de retrasar el progreso de sus pueblos con terror y odio.
Washington está en campaña y no quiere comprometer por ahora a ninguno de los candidatos, especialmente a la señora Clinton, con este tema que ensucia sus reputaciones. Por eso triangula el asunto a través de sus peones.
No más militarismo contra un pueblo empobrecido, saqueado y envilecido por grupillos de hondureños vendepatrias asociados con criminales internacionales.
De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón
COFADEH
Tegucigalpa, M.D.C., 23 de agosto de 2016