Bogotá
El domingo 26 de noviembre se realizaron elecciones presidenciales en Honduras. Después de tres días todavía no hay resultados oficiales del conteo de los votos. A las 2 am el día después de las elecciones el Tribunal Electoral reportó que con un 67% de los votos contados el candidato Salvador Nasralla tenía el 45,17% del total de votos y el Presidente Juan Orlando Hernández el 40,21%. Luego hubo un silencio durante casi 48 horas y recién el martes en la noche el Tribunal Electoral comenzó a volver a dar resultados donde crece los votos a favor del actual gobernante Hernández, pero hay denuncias de que no se están computando los votos de los otros candidatos de los partidos políticos, lo cual ha llamado a la sospecha a la población hondureña que ha venido denunciando la perdida de institucionalidad electoral y de otros órganos garantes de justicia. También existen denuncias de adulteración de actas y cada vez más preocupaciones de que hay un fraude en curso.
El pueblo ya está saliendo a la calle a exigir los resultados y la presencia militar está cada vez mayor.
Expresamos nuestra profunda preocupación junto a la de la sociedad civil hondureña por la falta de transparencia, acceso a información creíble lo cual socava los derechos políticos y la democracia en Honduras.
Instamos que el Tribunal Electoral brinde información veraz de los resultados y que haya garantía de legitimidad y transparencia en el proceso.
Instamos a la Unión Europea a mantener la Misión de Observación Electoral en Honduras, tal y como ellos lo han señalado en su informe preliminar, como una garantía de apoyo hacia la población hondureña.
Saludamos los esfuerzos de nuestras socias que se han movilizado a nivel nacional, para resguardar y defender los derechos políticos del pueblo hondureño. Estamos con ellas y les acompañaremos en sus reclamos legítimos de respeto a la voluntad popular e instamos que no se responda con violencia a las personas que se manifiestan en las calles. Honduras, como los otros países de America Latina donde trabajamos, es una muestra de los retrocesos de la institucionalidad democrática, pero también brinda esperanza de que los pueblos son los protagonistas directos de la construcción de la democracia inclusiva