El peligro de la guerra se cierne como una amenaza real sobre América Latina. La relativa tranquilidad que hemos vivido en esta región del mundo tratando de darle solución a los problemas que nos aquejan desde los tiempos de la independencia, está a punto de perderse en medio de las llamas de una conflagración que podría iniciarse en los próximos días, y frente a este peligro no podemos ser indiferentes.
En efecto, todo parece indicar que bajo el pretexto de llevar ayuda humanitaria al pueblo hermano de Venezuela, está por efectuarse en la frontera que comparten este país y la república de Colombia, una descarada provocación que permita justificar la intervención militar de los Estados Unidos en la república bolivariana de Venezuela con el propósito de derrocar al gobernante de un país soberano.
Violentando el derecho internacional y el principio de autodeterminación de los pueblos, se consumaría de esa manera un crimen imperdonable contra la paz y el derecho de los pueblos a decidir su propio destino.
Es de advertir a la nación hondureña que de estallar la guerra contra el pueblo venezolano difícilmente podría mantenerse en los límites del territorio de esa nación agredida; que la misma se extenderá, casi inevitablemente, al territorio de los estados comprometidos directamente en la agresión.
América Latina es un territorio de paz, como lo estableciera acuerdos internacionales, suscritos incluso por el gobierno de Honduras. Está en interés de la nación y del pueblo hondureño impedir que la muerte y la desolación que conlleva la agresión contra el pueblo venezolano destruya la paz que estos países necesitan para enfrentar con decisión y resolver sus problemas.
La nación hondureña ya sufrió en el pasado las consecuencias de la intervención extranjera y en la década de los años ochenta las de haberse prestado, el Estado hondureño, a servir de instrumento de la política injerencista norteamericana para imponer sus intereses hegemónicos en centro américa.
El alineamiento del régimen actual en esta nueva aventura bélica de los Estados Unidos contra un pueblo latinoamericano es una irresponsabilidad que condenamos, que nos expone a riesgos innecesarios, por cuanto, aparte del apoyo político y diplomático a la agresión, la utilización de la base militar de Palmerola, nos comprometería aún más con consecuencias impredecibles.
Los Estados Unidos han sembrado de guerras el mundo las que no han tenido otros resultados más que la destrucción de pueblos y culturas, sin resolver ninguno de los supuestos problemas que han pretendido solucionar por medio de la violencia.
En defensa de la paz y la autodeterminación de los pueblos condenamos y rechazamos con toda energía la intervención norteamericana en Venezuela y nos solidarizamos con su pueblo en la defensa de su soberanía, de su libertad y de la vida.
Detengamos la guerra, defendamos la paz, elevando nuestra voz de protesta cuando aún es tiempo de evitarla para que nuestra América, la América de Bolívar, de Martí y de Morazán, sea realmente una región de paz.
CONVERGENCIA CONTRA EL CONTINUISMO
Tegucigalpa, MDC., 22 de febrero de 2019