Tegucigalpa, Honduras.- Cansado de ver tanto derramamiento de sangre en su pueblo natal, donde ya casi no hay jóvenes, porque han sido asesinados, Héctor Margarito Medina, decidió venir a Tegucigalpa y denunciar a quienes atemorizan a la población.
Hace nueve años cuando emigró a los Estados Unidos, obligado por la crisis económica, su pueblo, El Negrito, departamento de Yoro, era tranquilo, se respiraba paz y libertad, pero al volver, en el 2012, la situación había cambiado.
Abogado de profesión, don Héctor ha hecho uso de varios medios, como hojas volantes, redes sociales y denuncias a través de medios de comunicación local, para evidenciar la situación que atenta contra el derecho a la vida, a la paz y tranquilidad de los “negriteños”, como se les conoce a sus coterráneos.
Pero desde el año 2010, cuando aún estaba fuera del país, denuncié en un canal local, las acciones del llamado Patronato de Limpieza Social en El Negrito, implementado por la Alcaldía Municipal, ya que en realidad era un lugar donde operaba un grupo de sicarios, y en ese tiempo empezó a aparecer los cuerpos de jóvenes asesinados.
Los jóvenes están entre los 15 y 23 años de edad, en su mayoría son víctimas del sistema desigual, pues por falta de recursos económicos, educación y trabajo, y procedentes de familias desintegradas, empezaron a delinquir, denunció Medina.
También dijo que, en mi pueblo ya no había respeto por la vida, pues el grupo de sicarios en la zona, se cobija bajo la sombra del alcalde reelecto Delvin Salgado, del partido Nacional. Y aunque no hay una ordenanza municipal que establezca un toque de queda, esos hombres lo han impuesto con su presencia y a punta de pistola. La población ya no sale con confianza.
“Nos allana la impotencia, el silencio, el miedo”.
Desde el 2010 vienen ocurriendo estos crímenes, son como unos diez hombres que a punta de pistola han impuesto un código de silencio, el alcalde no dice nada, por lo que me hace pensar que él los protege.
Pero la población está despertando y está de pie, está cansada de esta situación. Yo he denunciado ante medios de comunicación locales, Radio Globo y Globo TV.
Con el acompañamiento del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, fui a poner la denuncia ante el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, CONADEH, y ante el Ministerio Público, MP.
La situación es difícil, sólo el año pasado asesinaron más de 45 jóvenes, envenenados por las drogas, y víctimas de falta de políticas públicas que los apoyaran, lamentó Medina.
Ese comité organizado por la municipalidad (Patronato de Limpieza Social), dio como resultado un holocausto, una cacería de jóvenes, quiero parafrasear las palabras de Bertha Oliva, que “la verdad debe ser el contrapoder de la nueva dictadura hondureña”.
Y estamos diciendo la verdad, seguiremos diciendo la verdad, denunciando todos estos hechos que están poniendo en peligro nuestro pueblo.
El MP como el ente del Estado que representa a la sociedad en materia penal, tiene la obligación de investigar todos estos hechos criminales, ya sea como autor, cómplice o encubrimiento que es un delito, y se le dé el castigo que el Código Penal establece en Honduras, exigió Héctor Medina, poblador de El Negrito, Yoro.
Hago un llamado al alcalde Delvin Salgado, porque todos esos crímenes y problemática, si él no rectifica a tiempo, toda esa política de seguridad que tiene en el pueblo, puede recaer sobre sus espaldas, y de repente le puede caer la Fiscalía.
“Como negriteños queremos vivir en paz, declarar el pueblo libre de sicarios, en pleno siglo XXI no podemos vivir con esa amenaza, queremos construir una democracia, no queremos que nuestro pueblo sea reconocido ante la sociedad, como una guarida de sicarios”.
“Queremos ser reconocidos como una cuna de hombres y mujeres valientes, insignes patriotas, personas libres. Y seguiremos luchando hasta que construyamos juntos la paz en nuestro pueblo y toda honduras”, afirmó Héctor.
Don Héctor, escribió una nota publica el 5 de noviembre pasado, con un tiraje de 200 ejemplares, que repartió en su pueblo, ahí reiteró su repudio contra el derramamiento de sangre y acusa a los que operan a cualquier hora del día o de la noche, “bajo la sombra de la impunidad que les ofrece el Estado y el sistema, siendo muchos de estos paramilitares asalariados del erario municipal, es más gozan de la confianza del jefe de la comuna y forman parte de la escolta de su seguridad personal”, dice parte del texto.
Juventud amenazada por la muerte
Según Casa Alianza, un total de 711 personas menores de 23 años, muchos de ellos niños, han sido asesinados en Honduras entre enero y agosto del 2014.
De los jóvenes asesinados en lo que va del año, un total de 84 casos, se registraron en agosto pasado, según el «Informe mensual de la situación de Derechos de los niños, niñas y jóvenes de Honduras».
«Se evidencia un incremento de casos en los cuales se encuentran los cuerpos en sacos, bolsas plásticas o envueltas en sábanas y las víctimas son estranguladas y mueren asfixiadas», destacó el informe.
Los departamentos de Cortés y Francisco Morazán, norte y centro de Honduras, son las dos regiones que en el último mes registraron los índices más altos de asesinatos de jóvenes, reveló la investigación.
Mientras el Gobierno indica que entre enero y agosto pasado se registró tres mil 795 homicidios, lo que representa una baja del 16,17 % y un promedio de 14,9 asesinatos al día, en comparación al año anterior.
Y según un informe de Naciones Unidas, la violencia en Honduras alcanzó niveles de epidemia con una tasa de homicidios de 77.5 por cada cien mil habitantes. Y es que el documento oficial detalla que en los primeros ocho meses de 2014 murieron de forma violenta 732 personas menos (16,17 %) que las 4.527 de entre enero y agosto de 2013.