Padre Fausto Milla, la semilla que germinó en vida

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Este viernes 24 de noviembre nos sorprendió con la partida a la eternidad del Padre Fausto Milla, sacerdote jesuita que hasta el final de su vida ayudó a ser cura de almas y de cuerpos mediante la lucha social y la medicina natural.

La semilla del padre Milla le germinó en vida, tenemos que continuar su legado que, por tiempos se resistió a todo tipo de opresión al situarse del lado correcto de la historia, afirmó Berta Oliva, coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), amiga y compañera del presbítero revolucionario.

El padre Fausto se va en la víspera del 41 aniversario del COFADEH, desde donde sencillamente es una obligación tenerlo presente en todas nuestras accionase en favor de la libertad. Esta sede de memoria se queda con su espíritu libertario, fuerte y decidido a dar todo por su misión frente a los opresores políticos, civiles y religiosos que nunca pudieron acallar su voz.

El pasado 22 de octubre cumplió 96 años. Nació en Guarita, Lempira, en el seno del matrimonio se don José María Milla y doña Trinidad Núñez, en 1927, era el segundo de cinco hermanos.

Era una familia criolla viviendo en medio de indígenas lencas, situación que le permitió arraigarse en el pueblo, que les cobró caro porque su padre debió irse al exilio durante la dictadura de Tiburcio Carías Andino (933-1949), y con los años el mismo sacerdote también debió abandonar el país.

Desde niño estudió música, además estuvo en El Salvador, Colombia y Guatemala en la década de 1950, volvió a El Salvador y viajó a Roma para la inauguración el Concilio Vaticano en 1962.

Fue ordenado (o desordenado, como decía él mismo) en agosto 1968 junto a 200 diáconos latinoamericanos, el Papa Pablo VI. Desde entonces realizó su ministerio en la Diócesis de Santa Rosa de Copán, específicamente en su natal Guarita donde había problemas fronterizos, de los cuales fue mediador, como ser la guerra de 1969, descrita en Vida Laboral como “Guerra de ladrones, asesinos y sátiros, sufrí mucho cuando en esa escuela donde yo recibí educación, bajaron los salvadoreños la bandera hondureña para izar la salvadoreña, parece un detalle, pero me pegó muy duro».

El estar del lado del pueblo indígena y campesino, no fue el agrado de los terratenientes, comerciantes y adinerados. Para la década de 1980, fue director de Caritas Diocesana, con un pueblo organizado acogió a refugiados salvadoreños, por los que los militares y la policía le daban vigilancia permanente.

Fue un incansable vocero de las víctimas del rio Sumpul, que sumaron más de 600 vecinos que huían de los caseríos salvadoreños de San Jacinto y la Arada, fueron asesinados por militares y policías salvadoreños y hondureños la noche del 14 de mayo de 1980 hasta la tarde del jueves 15.

La noticia fue ignorada oficialmente alegando que eran calumnias. La voz del Padre Fausto sólo fue acatada por las comunidades que refugiaron a los sobrevivientes, mientras los asesinos armados desaparecieron entre las presiones del gobierno y los medios de comunicación.

Su insistencia logró que, un mes después, 36 sacerdotes, religiosas y el Obispo de Copán, Monseñor José Carranza Chévez, responsabilizaron de la masacre a los ejércitos hondureño y salvadoreño, y se expusieron a la expulsión del país, pero la Conferencia Episcopal de Honduras, presidida por Monseñor Héctor Enrique Santos, ratificó la acusación.

La masacre del Sumpul, no se podría escribir sin el nombre del Padre Fausto, verdadero héroe que luchó contra el silencio y el olvido, por lo que fue acusado de organizar grupos guerrilleros y almacenar armas. Las fuerzas represoras no respetaron siquiera la casa cural de Corquín, Copán (municipio donde falleció) y los templos de Belén, Gualcho y Sensenti municipios de Ocotepeque.

Víctima de la DSN

La década de los 80, en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), marcó la vida del defensor de derechos humanos, siendo secuestrado por escuadrones de la muerte, absteniéndolo de alimentos mientras escuchaba lamentos de otros detenidos torturados.
Entre sus memorias mantuvo los nombres de los torturadores coronel Juan Evangelista López Grijalba. La presión internacional incidió en su liberación.

Continuaron los ataques contra el sacerdote y el pueblo que lo respaldaba especialmente en Copán y Ocotepeque. Tuvo que salir exiliado a México hasta en 1986, donde traía conocimientos de medicina natural, con los que trató a muchas personas a través del Instituto Ecuménico de Servicios a la Comunidad (INEHSCO) fundado en 1980.

Legado mediático

Sin duda, el Padre Fausto Milla, deja material para que las nuevas generaciones conozcan su causa, difícil de contar en este escrito. Su vida fue llevada a la pantalla grande por Blanca Ochoa en 2016 en el documental biográfico  MIL MILLAS DE LUCHA.

Aquí se describe como un sacerdote Jesuita, «becado» por un sanguinario para ir a estudiar a México, donde aprendió sobre el poder curativo de las plantas, durante uno de sus exilios, por defender la liberación revolucionaria del pueblo hondureño.

El documental es un trabajo lleno Memoria Histórica, con personajes que han dado todo como opción preferencial por los pobres, como el P. Guadalupe Carney, sj, desaparecido en 1983.

Afirmó que duele más oír el dolor del prójimo sin poder ayudar, que sentir un golpe corporal.

Nos deja sus conocimientos de medicina natural a través de sus escritos publicados en diferentes tomos como ser «La botica del padre Fausto Milla».

En el 2011, ante la falta de castigo a los violadores de derechos humanos de la década de 1980, el Padre Fausto Milla, nuevamente se vio obligado al exilio, la sede del COFADEH fue el escenario para anunciar tan lamentable acontecimiento, aquí les compartimos el comunicado emitido ese dia:

Condenan que el Padre Fausto Milla deba salir al exilio

El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), ante la comunidad nacional e internacional lamenta profundamente que hondureños y hondureñas tengas que salir al exilio.

Esta vez le toca el turno al Padre Fausto Milla, Comisionado de la Comisión de Verdad, quien ha sido víctima junto a su asistente Denia Mejía, de reiterados seguimientos, vigilancia y persecución, producto de lo cual y para proteger su vida tomó la decisión en las últimas horas de salir de su patria, por la que ha luchado por décadas para lograr transformaciones sociales que conlleven una vida digna para todos y todas.

Esta determinación ha sido difícil, pero los eventos de inseguridad han ido subiendo de nivel, lo que deja claramente establecido que se trata de una estrategia encaminada a obstaculizar su trabajo social y en especial en la Comisión de Verdad, la que presentará su informe sobre los hechos antes y después del golpe de Estado, así como las graves violaciones a los derechos humanos llevadas a cabo y los responsables de las mismas.

Otros integrantes de la Comisión también son objetos de ataques, os cuales ya son de público conocimiento nacional y internacionalmente. Nos preocupa este patrón sistemático que inició desde septiembre de 2010.

Le damos un abrazo solidario al padre Milla y Denia, consideramos que el exilio es un hecho que violenta los derechos humanos, que produce desarraigo en las personas.

Desde el golpe de Estado ya suman más de 200 personas que huyeron de la persecución para salvar la vida y que no pueden retornar porque las condiciones en el país en materia de respeto a los derechos fundamentales son más difíciles que cuando se fueron.

Consideramos irónico que mientras se está entregando un informe donde se llama al pueblo a la reconciliación, hombres y mujeres valiosas tengan que partir al exilio.

Denunciamos que aunque ya se interpuso la denuncia ante el Ministerio Público, no hay ninguna acción investigativa para que los responsables de estos ataques pueden ser llevados a la justicia y se proteja la vida del Padre Milla, de Denia y de los demás miembros y miembras de la Comisión de Verdad.

Exigimos se inicie en forma inmediata acciones para cesar la inseguridad y que el Padre Milla y Denia puedan retornar a su patria de la cual nunca debieron salir.

DE LOS HECHOS Y LOS HECHORES
NI OLVIDO, NI PERDÓN

Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras
COFADEH

Tegucigalpa, M.D.C. 8 de julio de 2011