Riccy Ponce
Tegucigalpa.- Hoy 5 de julio de 2018 se cumplen nueve años de la muerte de Isy Obed Murillo a manos de militares; nueve años sin justicia, donde los culpables de ese crimen andan en la calle, mientras la familia llora el asesinato del primer mártir del golpe de Estado Político-Militar-Empresarial del 28 de julio de 2009.
Ese fatídico 5 de julio del año 2009, el ex presidente Manuel Zelaya intentó regresar a Honduras por avión y aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Toncontín de Tegucigalpa. Isy Obed Murillo, de tan solo 19 años de edad, se encontraba junto a su familia y miles de personas, en los alrededores de la pista del aeropuerto esperando la llegada del presidente constitucional que había sido derrocado mediante un golpe de estado.
Los manifestantes, quienes desde tempranas horas se apostaron frente a la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, de donde salieron rumbo al aeropuerto Toncontin en una multitudinaria manifestación con el único fin de recibir al presidente Manuel Zelaya Rosales, quien tenía 7 días de haber sido derrocado por las Fuerzas Armadas comandados por el General Romeo Vásquez Velásquez.
A la orilla de la pista del aeropuerto las cosas se salieron de control cuando en los aires apareció la aeronave que transportaba al ex presidente Manuel Zelaya, los militares y policía comenzaron a reprimir a los manifestantes con gases, agua y con bala viva.
En medio del revuelo, cuando el avión intentaba aterrizar, los militares que se encontraban en la pista realizaron disparos a los manifestantes, desplomándose Isy Obed Murillo por el impacto de una bala que recibió en la cabeza. Isy fue ayudado por sus compañeros, quienes lo llevaron al hospital pero el joven falleció casi de inmediato.
Doña Silvia Mencía, su madre, declaró a defensoresenlinea.com, que quienes asesinaron a su hijo fue el ejército, comandado por el entonces presidente de facto Roberto Micheletti, después de ejecutar el golpe de estado.
“Yo considero al ejército porque ellos dispararon, no fueron enemigos, fueron los del ejército, los que dispararon en contra de mi hijo, comandados por Micheletti, el mayor culpable es Micheletti, porque por amor al poder él lo que quería era ser presidente aunque no fuera elegido por el pueblo; y por eso se llevó de encuentro a la familias hondureñas, asesinándolas por defender la causa del pueblo”.
Isis Obed tenía 19 años, su vida se apagó cerca de la pista de aterrizaje del aeropuerto Internacional de Toncontín, acompañado de más de medio millón de personas que esperaban el retorno no solo de Manuel Zelaya, sino también del orden constitucional.
El joven se encontraba con ocho miembros de la familia apoyando al mandatario hondureño, después de una semana del golpe y expatriado a Costa Rica, pero sin saber que ese día sería el último de su corta vida, cuando militares de las Fuerzas Armadas hondureñas comenzaron a disparar contra la población en resistencia.
Los hondureños no se han podido recuperar después del golpe de estado de 2009, ya que, desde la fecha, el país sufrió un grave deterioro económico social y político, aumentando la tasa de homicidio, migración, desempleo, conflicto agrario, inseguridad, femicidios, crímenes de odio, y en general un deterioro al respeto de los derechos humanos.
A nueve años del golpe de Estado Político-Militar-Empresarial, no ha existido ningún tipo de justicia para Isy Obed y las 54 muertes más ocurridas durante el golpe de Estado, de acuerdo al informe de la Comisión de Verdad presentado en el 2013.
Honduras desde esa madrugada del 28 de junio se sumió en una noche oscura, rodeada de impunidad, de la que no ha podido salir.