Tegucigalpa.
Por Marvin Palacios
Nora Cortiñas, defensora de derechos humanos, co-fundadora de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo- Línea Fundadora de Argentina, estuvo en Honduras en la entrega de la primera Edición del Premio Carlos Escaleras, que fue otorgado el martes 18 de octubre, a la Coordinadora de la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), Miriam Miranda.
El galardón fue creado a iniciativa del proyecto “Defendiendo a quienes defienden la Madre Tierra y los recursos naturales en Honduras”, impulsado por la Fundación San Alonso Rodríguez (FSAR), el Centro de Derechos de Mujeres (CDM) y el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), financiando por Diakonia y la Unión Europea.
Carlos Escaleras fue asesinado por sicarios el 18 de octubre de 1997. Su férrea oposición a la instalación de una planta extractora de aceite de palma africana cerca del río Guapinol que afectaría a 5 comunidades de Tocoa, su trabajo comunitario y político, derivaron en su asesinato. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al estado de Honduras por el crimen del ambientalista.
Escaleras formaba parte de la Coordinadora de Organizaciones Populares del Aguán (COPA) y cuando fue asesinado era fuerte aspirante a la alcaldía de Tocoa por el partido Unificación Democrática (UD).
Nora Cortiñas aprovechó su corta estadía en Honduras para visitar a su organización fraterna, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) y para compartir con la Coordinadora General de este comité, Bertha Oliva.
En entrevista con www.defensoresenlinea.com, Cortiñas comentó que estuvo en Honduras, días después del golpe de estado de 2009 y que fue testigo de la brutal represión que el ejército y la policía ejecutaron contra el pueblo en resistencia.
“Cada vez que el pueblo se levanta a avanzar, a progresar, en esa lucha que es terrible contra el neoliberalismo que lo único que hace es producir pocos ricos y muchos, muchos pobres, y de lo cual cuesta salir y reponerse; y las pérdidas de vidas son lo más terrible de esos golpes de estado”, dijo Cortiñas.
La defensora de derechos humanos señaló que antes los militares eran el brazo armado que las oligarquías utilizaban para dar golpes de estado, y no se hacían ricos, pero después comenzaron a compartir y ser socios y a participar también en el robo de las riquezas del pueblo.
Consultada acerca de la interpretación correcta que se debe hacer sobre la figura de los desaparecidos y desaparecidas, Cortiñas explicó que ellos fueron jóvenes luchadores, hombres y mujeres, que querían lo mejor para su patria, después decir que la desaparición forzada de personas, es el “crimen de crímenes”.
“Porque es cuando a una persona se le priva de todos sus derechos absolutamente, donde no llega a saber qué pasó con su familia y las familias no sabemos cuál es el final de ellos”, sostuvo Cortiñas.
“Este es el drama diario, pasan los años y no sabemos qué pasó con nuestros hijos”
Hemos pasado 40 años que estamos en la calle, demandando que se abran los archivos, porque hay archivos, lo que pasa que en estos golpes tienen que ver las fuerzas políticas, que después quieren ser preservadas, entonces según el gobierno que está; no abren esos archivos; porque tocan a políticos que siguen además estando en el candelero y siguen actuando.
“Entonces ese es el drama diario de que no se abren los archivos, pasan los años, no sabemos qué pasó con nuestros hijos, con nuestras hijas; y el otro crimen más fuerte que se produce también es la apropiación de los bebés, hijos de mujeres que fueron secuestradas y que estando cautivas, tienen familia, y esos bebés son apropiados por los torturadores y por los represores para entregárselos a muchas familias, a veces entre ellos mismos, y de familias de policías y los que son partícipes de esa represión brutal”, relató la defensora de 86 años.
Ahora las cosas fueron cambiando, los jóvenes que tienen entre 35 y 40 años, que algunos presumen que son adoptados, ellos mismos buscan, se ponen enfrente de una computadora a buscar su historia; y así es como ellos van a ver a las Abuelas de Plaza de Mayo y a otros organismos y a antropólogos; y ellos mismos van a buscar su identidad.
Con los jóvenes adoptados que buscan su propia identidad, que nacieron en cautiverio producto de la persecución de miles de hombres y mujeres en Argentina, durante la Operación Cóndor, Cortiñas dijo que “yo creo que es algo inherente del ser humano, sentir que no es el ser que quieren imponerle, a veces hay como una rebelión adentro, yo quiero saber quién soy y cuando presumen; el afán de querer saber quiénes son y de dónde vienen, es fundamental para su desarrollo”.
Nora Cortiñas aseguró que todos los jóvenes que han sido restituidos en su verdadera identidad “son jóvenes maravillosos que empiezan a vivir una libertad que no conocían y acompañan a sus verdaderas familias y transmiten a otros jóvenes que dudan, les transmiten el interés por conocer esa verdadera identidad”.
Esto también es crímenes de crímenes, quitarle a un ser humano que nace a un mundo totalmente ajeno a la realidad, quitarle al ver la luz, quitarle su identidad; es una perversión, además es muy al estilo y metodología nazi, porque esto viene de los nazis (ideología nacional-socialista impulsada por Adolf Hitler en el siglo XX).
En torno al silencio de los gobernantes con relación a las desapariciones forzadas en Argentina, Nora Cortiñas dijo que han mantenido el enigma, y eso es un crimen muy copiado de la metodología nazi.
“Por eso decimos, no hay olvido, no hay perdón, no hay reconciliación de ninguna manera, tiene que haber justicia, por eso ningún familiar, ni padres, ni madres, nunca han pensado en venganza, sino sencillamente en la justicia, y la verdad como el camino para la justicia”.
Por eso no hay reconciliación con los genocidas, no puede haber, con ellos es pedir que vayan a la cárcel como corresponde; pedir toda la justicia. Queremos toda la justicia también para el represor, pero la justicia para la verdad, este es el camino”, subrayó la entrevistada
Se calcula que a mediados de los años setenta y durante los ochenta, escuadrones de la muerte en Argentina detuvieron y desaparecieron a más de 30 mil personas, la mayoría ligadas al movimiento social argentino.
El hijo de Noras Cortiñas, Carlos Gustavo Cortiñas, militante del Partido Peronista en la villa 31, fue detenido-desaparecido en Buenos Aires, Argentina, el 15 de abril de 1977, cuando trabajaba en el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) por parte de miembros de las Fuerzas Armadas.