Todos los días, desde el mes de junio 2009, durante casi diez años continuos, la sociedad hondureña en su mayoría rechaza el consenso político impuesto por Washington.
En 2010 no fue aceptada la toma de posesión de nacionalistas y liberales golpistas, y en 2017 por supuesto la vulgaridad electoral fue rechazada absolutamente.
Los dos eventos, el golpe y el golpismo no gozan de la aceptación general de la sociedad hondureña. Y sobran las evidencias de este rechazo.
Es decir, la población no ha parado un instante de comprender su tragedia, de resistir aún con métodos no violentos, y de proponer las soluciones.
Este próximo jueves 30 de agosto es un día más de resistencia propositiva.
La Convergencia Nacional contra el Continuismo, que viene a Tegucigalpa después de haber realizado más de una decena de asambleas regionales, ha precisado su agenda en las últimas horas.
De entrada, la Convergencia declara que el país está bajo el sometimiento de un proyecto dictatorial neoliberal, que reúne las características de una mafia delictiva liderada por el señor Juan Orlando Hernández Alvarado.
En un documento difundido el miércoles en esta capital, la Convergencia contra el Continuismo recordó que Hernández fue declarado presidente de manera ilegal e ilegítima por el gobierno de Estados Unidos, y que se ha engarrapatado en el Estado para hacer negocios con nuestra soberanía, bienes naturales y con nuestra dignidad.
A propósito, Hernández ha comprado bastas extensiones de tierra en el sur de Honduras, y en la isla de Amapala acaparó la Guayaba, una playa símbolo que perdió su carácter público. El impostor ve en el futuro del sur buenos negocios con Corea del Sur, y con China. El sueño de sus Zedes malditas.
En el Occidente del país florecen sus empresas de transportes de lujo, hoteles, balnearios, medios de comunicación, aeropuerto y además privatiza El Celaque, territorio símbolo del pueblo lenca.
El texto de la Convergencia aclara que esta crisis en su expresión de saqueo y corrupción no es coyuntural ni pasajera. Es estructural, permanente y agudizada por una reelección ilegal y un fraude electoral descomunal.
Las organizaciones firmantes de este posicionamiento subrayan que esta crisis no se resuelve con maquillajes ni con negociaciones entre cúpulas políticas, empresariales y organizaciones amigas del régimen.
Si todas esas musarañas no tocaran de frente el modelo económico extractivista, privatizador y de despojo, sería sólo una brutada, una nacada, una perdedera de tiempo.
Dice convencida la Convergencia que sólo el retorno al orden constitucional podría abrir el camino hacia la democracia, la justicia y el Estado de Derecho.
Qué significa retornar al orden constitucional? Volver al Estado de Derecho, reconstruir las instituciones destruidas, y hacer un nuevo contrato social. Eso significa.
Enseguida los convocantes a la movilización de esta semana propusieron un nuevo tipo de diálogo, ni tutelado por la embajada de Estados Unidos ni conducido por las sectas partidarias.
Creemos en un proceso de diálogo nacional con la participación de todos los sectores de la sociedad, conducido por los actores sociales que cargan con el peso de las consecuencias de este modelo económico depredador. Así lo dicen.
Y la única condición que las históricas organizaciones de la Convergencia Nacional exigen para dialogar es el retorno al orden constitucional.
De nuevo, qué significa retornar al orden constitucional? Significa volver al Estado de Derecho, reconstruir las instituciones destruidas, y hacer un nuevo contrato social.
Está claro que el diálogo de Washington con Nasrralla, Luis Zelaya y Ebal Díaz no produce nada de eso, es sólo una mascarada para legitimar el delito de traición a la patria cometido por los delincuentes en noviembre de 2017.
Entonces, dice la Convergencia contra el Continuismo, si los delincuentes están convencidos de su legalidad y empeñados en consolidarse, nosotros estamos convencidos en rechazarlos.
Al final de su posicionamiento, la Convergencia Nacional liderada por hombres y mujeres de reconocida credibilidad pública, aclara quiénes son bienvenidos a este nuevo instante de lucha que cumple nueve años continuos.
En la Convergencia caben todos los sectores sociales y políticos junto a sus demandas particulares y populares, pero todos los reclamos deberán conducir a un nuevo orden constitucional y a un verdadero Estado de Derecho.
Esto que tenemos ahora, conducido por el crimen organizado, no es nada. Ni Estado ni gobierno. Esto que tenemos es una oficina temporal de extorsión, una alianza mafiosa de los dos carteles del crimen organizado que vienen ya ratos repartiéndose el botín.
La población bien lo sabe y lo dirá fuerte y claro este jueves 30 de agosto desde la Universidad Nacional hasta los barrios y colonias de Tegucigalpa y Comayagüela.
Desde las 10 de la mañana la movilización será acompañada por la memoria viva de las personas desaparecidas en Honduras por razones políticas e ideológicas.
Ciertamente, la manifestación coincide en fecha nacional e internacional con la condena a la práctica de la desaparición forzada en el mundo, y no es casual. Aquellos hombres y mujeres fueron desaparecidos hace 30 años en el cumplimiento de su deber: rescatar la Patria a los criminales, militares mercenarios, políticos corruptos, empresarios lavadores del narco, señores mediáticos sinvergüenzas, y religiosos podridos.
Esa misión sigue vigente. A esa misión vamos este jueves a las 10 de la mañana. A la Universidad Nacional, pueblo!.
Hasta pronto!