Por: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras.-A dos años y medio de la desaparición forzada de Reynaldo Cruz Palma, la respuesta de parte de las autoridades encargadas de impartir justicia, sigue a la espera, mientras su familia se desintegra para salvaguardar su vida.
Era la mañana del 30 de agosto de 2011, cuando Reynaldo, junto a su esposa Nubia, iban a bordo de un microbús de la ruta La Lima- San Pedro Sula, y fue interceptado por hombres armados, quienes lo raptaron y se lo llevaron en un carro gris, apenas dos días después de que la pareja realizó acciones en favor de 10 personas detenidas ilegalmente en la colonia donde habitaban.
Nubia, debió cambiar de casa, de barrio, y finalmente de país, tras las constantes amenazas a muerte contra ella y su familia, como consecuencia de sus acciones y denuncias públicas para localizar a su compañero de hogar.
Hace unos meses con lágrimas en sus ojos y una sensación de soledad e impotencia, en sus gestos, Nubia pasó a despedirse de algunas personas que la han acompañado en esta difícil y dolorosa lucha, muchas de ellas mujeres que en la década de los ochenta, también fueron víctimas de la doctrina de seguridad nacional, que dejó cerca de 200 desaparecidos y desaparecidas, y cientos de sobrevivientes de violaciones de lesa humanidad, de los cuales, muchos han dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos en Honduras.
Pese a que el Estado de Honduras ha ratificado leyes y tratados internacionales como la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, CIDFP, que es uno de los principales tratados internacionales en materia de derechos humanos; y que la figura de Desaparición Forzada, está tipificada como delito en una de las reformas del Código Penal hondureño, nuevamente se registra más de 12 casos de desapariciones forzadas tras el golpe de Estado del 2009.
La CIDFP, fue adoptada por la Organización de Estados Americanos (OEA) el 9 de junio de 1994, y entró en vigor el 28 de marzo de 1996, luego de alcanzar la segunda ratificación como está establecido en la Convención, y fue aprobada por el Estado de Honduras, según decreto número 110-96, en vigencia desde el 11 de julio de 2005, fecha del depósito de su ratificación.
Pero está evidenciado, que tener muchas leyes o convenios, no quiere decir que este sea un estado de Derecho, aquí no hay justicia, denunció Nubia, quien declaró que dos de sus hijos fueron víctimas de atentados y secuestros y aunque se interpusieron las denuncias respectivas, lo que sobresale es la negligencia de parte de las autoridades correspondientes para desmantelar la estructura de inseguridad, que ha afectado a muchas familias, entre ellas la de Reynaldo Cruz Palma, detenido desaparecido en el 2011.
Nubia Carbajal, lejos de escapar de su dolor, ante la desaparición de su esposo, siempre estuvo en los juzgados, delegaciones policiales y medios de comunicación para mantener la denuncia de exigencia de investigación, pero ahora forma parte de las más de 200 personas que debido a la persecución política, ha tenido que abandonar el país, y con ello a su familia.
Para evitar estas laceraciones en las familias hondureñas, en 1982, se fundó el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, con la idea de erradicar las desapariciones forzadas, pero no se ha logrado el objetivo, pues dicha violación de lesa humanidad, ha reapareció en Honduras, con el mismo patrón de la década de los 80 y con los mismos agravantes, pues no hay investigación, son perseguidos los familiares.
“No hay respuesta y el gobierno hace caso omiso a las demandas de investigación, pues desde el inicio se envió un Habeas Corpus en que se pedía respuestas en un plazo de cinco días para saber del paradero de mi esposo, seguimos esperando respuesta”, lamentó Nubia.
El gobierno hace caso omiso y no le interesa que sepamos qué pasó con mi esposo, aquí la vida no vale nada pare el ser humano, y más cuando se es defensor de los derechos humanos, pues mi esposo fue una persona leal, honrada, honesta y defensor de los derechos humanos, y por esa razón él está desaparecido.
“Pienso también que todo lo posterior que nos ha sucedido, es por esa causa, a mi hijo casi me lo matan y hace unos meses asesinaron a mi yerno”, declaró la esposa de Reynaldo Cruz.
Y dijo que, se sabe quiénes son los delincuentes y asesinos, y no se hace nada por temor a represalia, no es fácil estar en esta situación porque creo que si hubiera seguido hablando en los medios hasta mi vida corriera peligro. Y ese es el motivo por el cual me quiero ir del país, dijo hace unos meses.
Una desaparición forzada, contrae además de dolor, incertidumbre, desintegración familiar, persecución y cambios de domicilio, muchas necesidades económicas, “no es justo que andemos huyendo, porque somos personas honestas y honradas, tres veces cambiamos de casa, dejando nuestra casa por temor a correr la misma suerte de mi esposo”, prosiguió Nubia.
Es difícil porque uno comienza de cero, después de tenerlo todo a no tener nada, y estas cosas el Gobierno no lo mira.
Al momento de la desaparición de mi esposo, mi casa estaba hipotecada, me dejó con deudas, y son cosas que él nunca lo hubiera deseado, porque como padre responsable, siempre quiso lo mejor.
“Pasamos necesidades que si el estuviera, no sufriremos, además de la seguridad que siempre es incierta para nuestra familia”.
Persecución policial directa
Nubia compartió que, cuando abandonaron la vivienda, en la colonia Planeta, pasaron tres meses y alquilamos la casa porque iban a celebrar una boda, porque es amplia y de dos pisos. Llegó la policía, hizo desastres y golpearon a la gente, se robaron los anillos de los novios y llegaron porque era mi casa y dijeron que allí había pandilleros.
Después quedó viviendo ahí mi hijastra, y la policía llegó varias veces a hostigar, como en son de burla, preguntando quien vive ahí, hasta que la hija de mi esposo se tuvo que ir. Llegaban como a buscar algo que no se les había perdido.
En cuanto a mis hijos, el menor fue víctima de persecución, hace un año y le hicieron nueve disparos, afortunadamente no me lo mataron.
No sé qué podría decir de este gobierno, ha sido de los peores, -Porfirio Lobo-, y su cúpula. Aquí no hay justicia, mucho menos para los pobres.
Aunque es doloroso recrear la escena de desaparición de su esposo, el defensor de derechos humanos y presidente del patronato de la colonia Planeta, Nubia dijo que, desde que salimos empezó la persecución de mi esposo, llegamos a las 2:30 pm a La Lima, para ir a un banco, pero estaba en feria y abordamos un taxi, a la par iba una patrulla, lo que le pareció extraño a mi esposo, y el taxista dijo que bajaría la velocidad, porque él no llevaba delincuentes, claro que si le dijo, no le tengo miedo a nada.
Nos bajamos del taxi y no nos dimos cuenta que aún nos seguían, al llegar a San Pedro Sula, nos interceptan en un carro gris, doble cabina, vidrios polarizados, nos bajan del transporte, encañonan a mi esposo, lo revisan como si fuera un delincuente, lo enchancharon y me pusieron una pistola en la cabeza, como quien dice “sino te callas te matamos”, todo pasó tan rápido.
Fui a poner la denuncia, y no me atendieron como debían, a pesar que era una emergencia, un secuestro, y todo eso es lo que vivimos en Honduras, eso ya no lo quiero vivir, mis hijos tampoco, por eso es la razón y motivo de mi salida.
Desde el exilio, seguirá denunciando para el “nunca más”
Doy gracias a COFADEH porque siempre me apoyaron y si salgo del país, es por ellos, agradezco a Dios y a doña Bertha porque ella fue la que se movió para que todo esto se diera.
Desde donde esté, seguiré hasta las últimas consecuencias, porque no es justo que suceda lo mismo que en la década de los 80 cuando desparecían y mataban gente y como que eran perros, y pienso que algún día se va hacer justicia, que un día se va acabar todo esto.
Cuando se casó Nubia y Reynaldo, en 1987, era con la ilusión de formar un hogar, una familia, vivir tranquilos, pero antes de cumplir sus “bodas de plata”, la familia Cruz-Carbajal, perdió por la vía de la fuerza, a un buen padre, un buen esposo, un hermano, hijo, tío, amigo y líder comunal, lo que deja secuelas grandes en sus seres queridos, quienes se siguen preguntando ¿Dónde está?.
A Reynaldo se le recuerda como una persona muy servicial, ayudaba a los vecinos cuando tenían problemas y buscaba los medios para colaborar cuando había funerales o enfermos.
Su madre y su padre, fallecieron con la angustia de no saber nada del paradero de su hijo, su hermana Isaura, llora ante la impotencia que se ve la familia, contra un estado que no respeta la vida.
Porque Reynaldo, procuraba por la liberación de personas que eran detenidas. El defendía los derechos de los vecinos; y la policía estaba en contra de todo su accionar, por eso no actuaron para dar con su paradero, denunció la familia.
Días antes, del 30 de agosto del 2011, fue a la policía a abogar por la liberación de seis personas que por andar indocumentadas fueron detenidas y les querían imponer una multa. También participó en un foro televisivo, donde denunció muchas injusticias que hacían con la gente, fue como una zancadilla, por ser defensor, estuvo en el foro de Frente a frente compartiendo escenario con Juan Orlando Hernández, y representantes de las iglesia, recordó Nubia, quien desde el exilio, sigue en la búsqueda de justicia.
“No quisiera volver a este país, por todo el daño que nos hizo el gobierno, sólo deseo para salir con toda mi familia”, concluyó Nubia Carvajal, quien viajaba junto a su esposo Reynaldo Cruz Palma, quien fue bajado el transporte público en San Pedro Sula, por hombres encapuchado y armados y hasta el día desaparecido forzado.
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