Tegucigalpa, Honduras.- Hasta ser escuchados por funcionarios estales y diplomáticos, diez indígenas lencas de la comunidad Tierras del Padre, y una niña con problemas auditivos, permanecen desde ayer lunes dentro de la Embajada de China (Taiwán), en Tegucigalpa.
El grupo étnico tomó la decisión de refugiarse en la sede diplomática por la persecución que enfrentan en su comunidad al sur de Tegucigalpa, donde mantienen un proceso de recuperación de tierras en su derecho a la defensa de la tierra y el territorio, pese a tener un título ancestral que data de 1739.
Antes vivían como asentamientos campesinos, pero hasta hace diez años cuando se alertaron que estaban lotificando la zona y se vendía los predios a particulares, entonces buscaron orientación y se informaron que, estaban amparados bajo el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que trata sobre los derechos de los pueblo indígenas y tribales.
►A eso de las 10:40 de la mañana de este martes, entró un vehículo con al menos siete policías, pese a que el edifico de la Embajada permanece cerrada, sin dar permiso a ver o entrevistar a los y las indígenas de Tierras del Padre.
Al llegar al lugar y preguntar por el grupo que ha asegurado no salir de la Embajada Taiwanesa hasta que los atiendan y busquen solución a su problemática, la policía a cargo de resguardar el edificio en la colonia Palmira de Tegucigalpa, expresó que temprano (eran las nueve de la mañana) había salido una gente en vehículos. Luego preguntaron ¿Qué desea? -hacerles una entrevista, fue la respuesta de parte de Defensores en Línea.
Por lo que el policía repuso -pero ahí no puede entrar, es un edificio privado, y ellos están en el segundo o tercer piso- al instante, se inició una comunicación telefónica con Grimilda Inestroza (54), integrante del Concejo Indígena y parte del grupo manifestante.
Ella expresó que no saldrán de la sede diplomática hasta que les atiendan su problemática, pero que afuera estaban otros compañeros que podían compartir información.
Más de 90 familias se enfrentan a Mario Facussé, supuesto dueño de las tierras situadas en el kilómetro 13, carretera al sur, entre los municipios de Santa Ana y el Distrito Central, y que colindan con San Buenaventura, Ojojona, jurisdicción del departamento de Francisco Morazán.
Mientras que, en la calle de la zona cercana a un complejo hotelero, hay un grupo permanente acompañando la manifestación, y quienes afirman que desconocen hasta cuándo van a estar aquí, porque exigimos que cese la informó el vocero del concejo indígena, Danilo Cerrato, quién permanece afuera del edificio junto a otros compañeros.
La Comunidad Indígena Lenca Tierras del Padre, comunicó a la comunidad nacional e internacional sobre su determinación de buscar asilo político en la embajada China Taiwán, con el fin de ser escuchados y denunciar la grave situación que vive su comunidad.
Allí tienen viviendas, escuela sin maestro, y cultivan granos básicos para el consumo familiar, detallo Cerrato, mientras más personas llegaban a las cercanías de la sede diplomática del país oriental.
“Desde hace diez años venimos siendo hostigados por el terrateniente Mario Facussé, quién quiere adueñarse de nuestras tierras utilizando las instituciones del Estado para perseguirnos judicialmente en juzgados, y utilizando a la policía para amedrentarnos, al grado que tenemos compañeras y compañeros procesados”, detalló el Consejo Indígena.
Temen que para hoy exista una supuesta resolución del juzgado para desalojarlos de su territorio ancestral de más de tres generaciones.
Estar en la Embajada es por la indiferencia de no ser escuchados por el Estado -detalló el Comunicado- y solicitan que: se conforme una comisión tripartita integrada por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH), representantes del Consejo Indígena y organizaciones de la sociedad civil, y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), que nos garantice la permanencia en nuestro territorio, que se detenga la persecución judicial y se nos garanticen nuestro derecho a la integridad física y el respeto al Convenio 169 de la OIT.
