Tegucigalpa.
Por Riccy Ponce
Imposible olvidar, cuando me subieron a un vehículo, me pusieron una bolsa, enrollaron toda mi cabeza con cinta adhesiva y solo dejaron los agujeros de mi nariz para que yo pudiera respirar, me quemaron mi pelo y sentí el olor de mi pelo quemado, además escuché el seguro de las pistolas en mi cabeza cuando jugaban, según yo, a la ruleta rusa, porque yo no pude ver en ese instante.
Este es el testimonio de Itsmania Pineda, una mujer que no se dejó vencer y siguió ayudando a jóvenes en riesgo social, a pesar de que su vida y la de su familia estaban también en riesgo.
Después de eso, mi casa fue quemada, quedé en la calle y hasta ahorita mi círculo familiar está totalmente destruida. Mi hermano, un abogado penalista reconocido, fue víctima de secuestro, tortura, fue casi desaparecido, comentó Pineda.
Ante todo lo ocurrido, buscó apoyo y fue custodiada por personas que están involucradas en actos imperdonables, “policías que custodiaban mi vida, policías que en ese entonces yo no sabía que han participado en actos de sicariato, en secuestro, involucrados en la muerte de mi gran amigo y casi un padre Alfredo Landaverde y del zar de las drogas Arístides Gonzáles, añadió Pineda.
Itsmania Pineda fue nominada junto con seis hondureñas en el 2005 al premio Nobel de la Paz y desde hace doce años forma parte de las mil mujeres de paz en el mundo.
Con la fundación de Xibalbá en 1989, Itsmania Pineda crea un espacio para que sectores juveniles, reorganicen su participación social mediante el aporte de su caudal artístico a múltiples actividades benéficas, descubren y proyectan una nueva identidad edificada sobre la admiración y el respeto a la comunidad y así ayudar a jóvenes que son marginados.
“Quien en su barrio es despreciado por delincuente, por drogadicto, por ladrón en Xibalbá, es tratado y respetado como una persona necesaria e importante, como un artista, expresó Itsmania.
Mi vida es la historia de muchas hondureñas y hondureños, del que está cruzando la frontera, de las que sufren persecución, ataques, puntualizo Itsmania Pineda, quien es parte de las seis hondureñas nominadas al premio Nobel de la Paz en 2005. Junto Pineda fueron nominadas también las hondureñas Albertina García, María Esther Ruíz Ortega, Reina Isabel Cálix Argueta, Betha Oliva e Irma Leticia Silva Rodríguez de Oyuela (QEPD).