Por Berta Elena Nativí
Agradezco al señor Gustavo Irías, director del CESPAD por impulsar a un grupo de jóvenes a mantener los sueños y por proveer un espacio de capacitación para introducirnos como veedores al proceso de Selección de Candidatos a Magistrados de la CSJ.
La selección de postulantes a Magistrados y Magistradas de la Corte Suprema de Justicia debe de ser un acontecimiento de relevancia para todos y todas, tal como fue asumido en este grupo. Mi primera experiencia fue compartir y organizarme con otros jóvenes, conocer y estudiar los perfiles de algunos auto postulantes de candidatos, interpretar la ley del proceso, saber las diferencias entre tachas y denuncias, asumir la responsabilidad de horarios y tiempos para estar presente en las sesiones de la Junta Nominadora y audiencias públicas, tener la oportunidad de intercambiar e interactuar con algunos miembros de la Junta Nominadora, conocer en físico los nombres de algunos auto postulantes que de alguna u otra forma no me eran desconocidos producto de mi participación en Embajadores de la Memoria, conversar e intercambiar experiencias con la Misión Internacional de Observación, ser parte de la elaboración de memorias e informes y controlar de forma objetiva e imparcial el proceso. El trabajo realizado por la Junta Nominadora ha sido uno de los espacios que ha marcado la diferencia en Honduras. Ahora le corresponde al Congreso Nacional asumir con la responsabilidad que demanda la necesidad de justicia el pueblo hondureño, eso implica conocer y tener mayor información de algunos nominados que no van acorde a la necesidad y los sueños que el pueblo hondureño demanda. Exijo que los/as futuros/as Magistrados/as salden la deuda histórica que existe a raíz de sucesos pasados que en Honduras jamás debieron ocurrir, también por la dignidad de los detenidos desaparecidos, por los luchadores sociales, defensores del medio ambiente y todo hondureño y toda hondureña que ha sido víctima de la injusticia.
Por último, le podría dejar un mensaje específicamente a los jóvenes, ya que nosotros tenemos una ventaja y una desventaja que al final es algo completamente positivo. Nosotros y nosotras creemos que podemos lograrlo todo, somos idealistas y soñadores por ver una mejor Honduras, pero mientras maduramos nos vamos dando cuenta que no todo en esta vida es posible; pero ambos elementos desencadenan en que pequeñas acciones de jóvenes “idealistas” y “soñadores” pueden significar un gran cambio en nuestro país. No nos desanimemos y no paremos de luchar por mejorar nuestro entorno y nuestro país desde la trinchera a la que pertenecemos. Hoy puedo ratificar que me siento satisfecha porque he participado y así contribuido a legitimar un proceso que es necesario.