LOS RUBIOS LOCALES

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La designación como canciller del senador cubano de extrema derecha, Marco Rubio, otrora opositor feroz de Donald Trump, ha generado entusiasmo en Toño Rivera, su hermano Chano y en Salvador Nasralla, entre otros.

Los serviles políticos locales, huérfanos de un cacique que conduzca la manada de sus machos Alfa, ven en Rubio su látigo ideológico contra dictaduras socialistas, gobiernos progresistas y enemigos del hegemón a quienes no pueden doblegar.

Estos sirvientes tradicionales y subordinados lambiscones de Estados Unidos en Honduras son incapaces de reconocer que una política independiente de la Casa Blanca y una relación soberana de cooperación respetuosa, es mucho más rentable que toda su zalamería junta.

Es verdad que, por ahora, Honduras no puede ir más lejos que confrontar verbalmente la política exterior de Estados Unidos. Requerir a su embajadora por injerencia o denunciar un tratado de extradición de 1912, que de todos modos ya había sido suprimido por los constituyentes en 1981.

Nos unen a Estados Unidos, todavía, la Organización de Estados Americanos, el Fondo Monetario Internacional y un Tratado Militar bien anclado. Habríamos podido ir más lejos…

Una acción mucho más concreta que denunciar un tratado de extradición para detener la soberbia imperial pudo haber sido la apertura de un juicio por violación de la vida y la libertad de más de 200 personas disidentes opuestas a la ocupación militar gringa de 1980.

También se habría podido iniciar un juicio al embajador John Demetrio Negroponte por utilizar el narcotráfico para armar a los contras desde la embajada de Estados Unidos y entrenar al batallón de la muerte 3-16.

Cobrar a Estados Unidos los daños causados por el minado de la frontera con Nicaragua y toda la destrucción ambiental del valle de Sula con su prisión verde del Nemagón o del lago de Yojoa con sus metales pesados lanzados desde la Rosario Mining Companny.

En vez de estar llamando la atención cada vez a la señora Dogu por entrometida pudimos avanzar un proceso penal contra la Base Soto Cano por el secuestro y expatriación del ex presidente Manuel Zelaya en 2009 o contra la embajadora Lisa Kubiski por encubrir el asesinato de la DEA contra indígenas miskitos en 2012 en Ahuás.

Pudimos, igualmente, sentenciar con vindicta pública al menos a la teniente Heidi Fulton por acompañar vulgarmente la violación de la Constitución de Honduras en 2017 imponiendo la reelección de Juan Orlando Hernández, líder de los zalameros de los últimos tres presidentes gringos.

Pero no lo hicimos, sólo denunciamos un tratado que ha sido utilizado como herramienta de justicia selectiva por Washington, un garrote que deja hacer y deja pasar cocaína a cambio del deshonor nacional. Garrote sin zanahoria como la Cuenta del Milenio o como la Alianza sin prosperidad.

Pero los argumentos de los serviles de Estados Unidos dicen que esa denuncia enoja al principal comprador de las materias primas hondureñas y receptor de un millón de migrantes que remesan 8 mil millones de dólares anuales.

Repiten estos parlantes que el discurso socialista del gobierno del partido Libre pone en peligro esa conveniente realidad que favorece a los bancos y a los comercios locales, y exigen los cipayos que Washington sancione al gobierno de Xiomara y claman a su Rubio que desenvaine la espada del fascismo contra el socialismo.

Pronto van a llegar las elecciones primarias y en ellas pondrán toda la carne en el asador estos entreguistas, trumpistas fachos y marquistas sionistas juntos asumiendo la inspiración de la “dictadura democrática” del hombre rubio del Mar al Lago.

Quizás Donald Trump, con el pragmatismo de negociante que le atribuyen, deje que al frente se pongan sus mastines a ladrar, estos bulliciosos gusanos de la diáspora de Batista, para luego él mismo enseñarles cómo funcionan las cosas en este nuevo escenario multipolar.

Tal vez su consigna de ir por el mundo haciendo la paz con la fuerza no resulte en nada cuando se encuentren con el nuevo bloque del BRICS que avanza tranquilamente por la pampa argentina, el Chankay peruano del pacífico o por el antiguo Henecán de Honduras…

Quizás para entonces otra mujer nos gobierne y, a ese momento, el narco haya migrado al otro lado de la frontera y el Comando Sur tenga que guardar sus composturas con Tegucigalpa.

Buenas noches