El viernes 30 de noviembre la familia del Comité de Familiares de Detenidos – Desaparecidos en Honduras conmemoró 36 años de existencia institucional.
Hasta la sede del Hogar contra el Olvido, construido en las terrazas lencas de Santa Anta, 35 minutos al sur de Tegucigalpa, asistieron las personas más próximas a esta organización de resistencia moral y política fundada en 1982.
Este año destacaron algunos hechos particulares; uno de ellos, la presencia de diplomáticos europeos que antes no habían asistido a la conmemoración y esta vez lo hicieron respetuosos, conmovidos y solidarios con la lucha por la justicia, contra la impunidad.
En años anteriores, cuando las derechas no habían atrapado los Estados nórdicos y del centro de Europa, eran habituales la presencia de los embajadores de Holanda, Suecia, Noruega y España. Este año fue notoria la presencia de Alemania y ….
También fue un hecho importante este año el reconocimiento al trabajo de una mujer costarricense luchadora dentro del sistema interamericano de derechos humanos, Marcia Aguiluz, quien deja su cargo de directora de programas para México y Centroamérica, en CEJIL.
La abogada Aguiluz ha sido clave en los procesos de litigio estratégico ante la Comisión y la Corte Interamericana de derechos Humanos, que impulsan varias organizaciones hondureñas defensoras de derechos humanos en Washington y San José.
Marcia llegó hasta el Hogar contra el Olvido para recibir personalmente el agradecimiento de la familia del Cofadeh y del liderazgo social hondureño, que valora su compromiso con Honduras en las instancias interamericanas de justicia y defensa de derechos humanos.
Otro hecho importante ocurrido ayer en la conmemoración de los 36 años del Cofadeh fue la inauguración de los trabajos de construcción de una Ermita en los predios del Hogar contra el Olvido, como un espacio íntimo para la reflexión colectiva.
Esta no es una iglesia, aclaró Bertha Oliva, la coordinadora de la organización de los 36 años, pero sí es un templo para la espiritualidad.
Oliva recordó que entre 1982 y 1986, particularmente, las iglesias católica y evangélica cerraron las puertas a las madres angustiadas que pedían su intervención para detener la barbarie de la desaparición forzada.
La iglesia catedral de Tegucigalpa inclusive fue tomada por vecinos y amistades de las personas desaparecidas, para exigirle a Héctor Enrique Santos y Oscar Andrés Rodríguez, que no fueran cobardes, que pidieran a sus amigos corruptos de la cúpula militar y bipartidista detener la tortura y el asesinato de la oposición.
“Esta Ermita en nuestro Hogar contra el Olvido nos recuerda que los parientes de la desaparición forzada podemos ser anticlericales o libre pensadoras inclusive, pero que tenemos espiritualidad”, dijo Bertha. Las madres han sido esencialmente creyentes cristianas.
Oliva agregó que la espiritualidad no es propiedad privada de las religiones, más bien es un patrimonio de la humanidad que expresa la esencia vital de los seres humanos por los valores universales de la paz, la justicia, la solidaridad y el amor, que no pertenecen a ninguna iglesia o denominación exclusiva.
La Ermita estará lista en los primeros meses del próximo año y cumplirá, además, un rol pedagógico de enseñanza de la memoria histórica a los estudiantes, profesores e investigadores sociales que participen en la Ruta de la Memoria, que es un componente del monumental trabajo del Cofadeh.
Y, sin duda, otro hecho importante este año de los 36 noviembres fueron los saludos a la organización por personas ausentes que guardan agradecimiento, admiración y respeto por el trabajo perseverante de estas mujeres y hombres, que luchan todos los días contra toda adversidad.
En su cuenta de Facebook el exiliado político Eduardo Urbina escribió su agradecimiento a esta organización y dedicó sus mejores deseos. Recordó que en abril de este año, cuando Costa Rica ordenó su privación de libertad, la visita en su celda de la coordinadora del Cofadeh junto a la dirección de CEJIL en San José, fue como volver a la vida. “Me llenaron de esperanza, y desde ese momento tuve la certeza que el gobierno respetaría mi condición de refugiado y que saldría libre”.
Urbina dijo ayer “Gracias de todo corazón a la familia del COFADEH, gracias por no dejarnos solas y solos, gracias por nunca detenerse en la búsqueda de la justicia. Gracias a ustedes pude salir de Honduras el 10 de diciembre de 2017, gracias a ustedes estoy libre”, escribió el activista social a quien el estado terrorista controlado por el cartel Pandora intentó criminalizar con imputaciones falsas.
Otro mensaje conmovedor fue recibido del periodista Félix Molina, quien comenzó su carrera en 1986 al lado de las madres víctimas de la desaparición forzada, que buscaban información sobre sus seres queridos en distintos puntos de la capital hondureña.
Sin especificar la latitud donde él permanece después de sobrevivir a dos ataques con arma de fuego el 2 de mayo 2016, el periodista hizo llegar el siguiente mensaje porcorreo electrónico hasta el Hogar contra el Olvido:
Queridas madres del Cofadeh: Por tercer año consecutivo no puedo estar con ustedes en su aniversario, como lo hice siempre desde 1986. Salí de Honduras, con heridas, el 15 de mayo de 2016, y no sé cuándo podré regresar para abrazar personalmente su lucha invencible.
Por eso decidí hoy escribirles estas cortas líneas personales. Decirles, por ejemplo, que recuerdo muy bien el día cuando llegué al Cofadeh, siendo todavía muy joven. Era el tiempo cuando ustedes estaban en todas partes y en ninguna. En mi memoria, ese primer momento es afuera de los gruesos barrotes de la Casa Presidencial, casi sobre la calle, en el Centro de Tegucigalpa. Fue mi primer encuentro con la intimidad de sus llantos fuertes y sus gritos poderosos. Desde aquél instante acompañé sus búsquedas y reclamaciones, al principio sin comprender la enorme tragedia. Pero luego con absoluto respeto y total comprensión.
Aprendí sus nombres de memoria, el de sus hijas, hijos, esposos, compañeras, y las fechas y las circunstancias de los hechos terribles. En el tiempo, juntos creamos programas de radio, publicaciones impresas, comunicados de prensa, afiches y mantas, y pensamos sueños locos posibles como el Hogar contra el Olvido, el Tour de la memoria para prohibir a las juventudes el verbo olvidar, y el Museo de la Memoria que convertirá una Casa de terror en un Centro de Amor para la Humanidad.
Hoy estoy triste de no poder estar con ustedes para conmemorar este momento del eterno heroísmo de parientes queridos, hombres y mujeres que sembraron con sangre las semillas de esta resistencia rebelde de nuestros días.
Pero hoy también estoy feliz de comprender claramente que ustedes son las verdaderas profesoras de mi compromiso social, de mi formación política y de mis ideales de justicia y verdad. Y eso es eterno. Van conmigo por donde yo voy.
En este 36 aniversario, les digo nuevamente ¡muchas gracias! Les abrazo con amor. Y les animo a seguir siendo la piedra fina donde se quiebran esos cobardes que ahora se los están llevando uno a uno a las cortes gringas, porque además de matones, torturadores, los canallas eran ladrones, narcos y corruptos.
Ustedes, en cambio, desde la pobreza material pero desde la riqueza moral, los han vencido a todos, uno a uno. ¡Viva el Cofadeh!
Hasta aquí algunos de los saludos que fueron expresados en ocasión del 36 aniversario de la organización surgida por culpa del gobierno de Roberto Suazo Córdova, Carlos Flores Facussé, Gustavo Álvarez Martínez y Rafael Callejas, líder de la APROH, líder cachureco ahora privado de libertad con grilletes electrónicos por defraudar a la FIFA.
Entonces, junto a todas las voces, nosotros también decimos aquí ¡felicidades a la organización que no se rinde, que es nuestra universidad de memoria, ejemplo de resistencia moral y política frente a los abusivos que han dispuesto de la libertad y de la vida de seres humanos extraordinarios, para conservar sus miserias en el falso nombre de la democracia! Canallas!
Y como ha dicho hoy Manuel López Obrador en su acto de investidura como nuevo Presidente de México: no es nuestro fuerte la venganza; si bien no olvidamos, somos partidarias del perdón y la indulgencia, siempre que tengamos la verdad que posibilite la justicia.
