En América del Sur, especialmente en Chile y Argentina, pero en Colombia también y en México y en España, el pueblo llama fachos a la gente fascista o a quienes apoyan las posturas políticas reaccionarias o ultra conservadoras.
En Argentina, por ejemplo, la candidata a vicepresidenta en la fórmula facha de Javier Milei, la negacionista ultra Victoria Villarruel, es de postura fascista al socavar el proceso de verdad y justicia que impulsan las Abuelas de la Plaza de Mayo. Es facha. Ella invoca la dictadura de Videla y Maceras, los sátrapas de la operación Cóndor.
En España, ahora mismo no se esconden las caras de Vox, del siniestro Aznar del PP, y claramente de Facta, Democracia Nacional, Hacer Nación y Bastión Frontal, los meros fachos juntos saludando a Hitler, al dictador Franco y a Netanyahu, el de la carnicería en Gaza, mientras rechazan la amnistía a los independentistas catalanes que han devuelto la gobernabilidad al Reino.
En Honduras, iglesias fundamentalistas, corruptos herederos de la estructura criminal de JOH, liberuchos cómplices y anticorruptos de ocasión, marchan juntos en el BOC solidario con los acusados, imputados de robo, falsificación, asociación ilícita y conspiración contra la Patria, todos amamantados por el cordón umbilical de la gusanera anti cubana residente en Estados Unidos.
En la movilización participa un pastor facho que considera los indígenas hondureños gente sin alma por practicar su espiritualidad sincrética, y un arlequín empolvado de coeficiente intelectual superior al de Einstein. Gente facha.
Este bloque de oposición criminal en Honduras está imitando al bloque falangista y franquista de España, que viene de perder otra vez frente a los socialistas, que han terminado pactando esta semana con los independentistas catalanes una amnistía amplia para los líderes del referéndum de 2017, lo que permite a Pedro Sánchez continuar al frente del gobierno español.
Los demócratas españoles, viéndose fuertes hacia el futuro junto a las poderosas dinámicas autonómicas y, sobre todo, catalanas, han amarrado un acuerdo que subió la flema de las derechas juntas, particularmente de esas que han intentado sin éxito borrar del mapa al pueblo vasco, su idioma, su cultura.
Pedro Sánchez será investido presidente por segundo periodo consecutivo, mientras el BOC español patalea en las calles, así como han hecho este sábado en Honduras los defensores de corruptos y corruptas, que querían 86 votos para elegir su fiscal obediente y no deliberante, ¡canallas! Perdieron con Redondo y su pueblo.
Le guste o no le guste a la embajadora Laura Dogu, quien ha recibido el tercer y último llamado de atención por atacar la amnistía de 2022 y la soberanía del Congreso el miércoles anterior, las decisiones enmarcadas en la Constitución continuarán.
Le cuadre o no le cuadre al Departamento de Estado de los Estados Unidos, si liberales, nacionalistas y agregados culturales del PSH no regresan al Congreso a debatir sus diferencias y a votar, el pueblo de Honduras puede demandar la disolución de esa asamblea nacional para reorganizar las cosas como correspondan, según el artículo 205.
Andar ahí azuzando las estructuras de la organización criminal más grande de Centroamérica contradice el espíritu del juez Kevin Castel, quien se apresta en febrero a sentenciar al capo narcotraficante Juan Orlando Hernández, quien se creyó más listo que Pablo Escobar Gaviria y más lámpara que el Chapo Guzmán.
El objetivo de expulsar del gobierno al partido de la resistencia hondureña, sea por la conspiración política anticipada, por las elecciones generales o el tumulto, es el auténtico propósito del BOC y su comparsa internacional, pero eso nada tiene que ver con evitar la persecución penal sino buscar impunidad y corrupción, como bien lo dice Leticia Salomón. Ese objetivo puntual es el que convierte a la facha derecha local en una sucursal fracasada de la gusanera anticubana de Miami con Cruz y Salazar a la cabeza.
Afortunadamente un primer grupo de esos conspiradores nacionales ha sido, finalmente, denunciado ante el Ministerio Público por usurpar funciones de directivos del Congreso del pueblo, pero en realidad debieron ser acusados por instigar el odio, por empujar a los militares a romper de nuevo la Constitución, por hacer trabajo de carretas al lobby podrido de Washington que ha fracasado más de 60 años contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.
La derecha hondureña es triste, es de ceño fruncido, sin gracia, sin ton ni son, una recogida de liberuchos y cachurecos éticamente comprometidos, penalmente imputados, perseguidos judicialmente por crimen organizado, con voceros que se arrebatan día a día la palabra sin pegar una: le quitan la voz a Zambrano para dársela a Nasralla, a Barquero para dársela a la doña del bufete de Ficohsa, a Marlon Lara para que entre Iroska y Suaya, a Rivera Callejas para que asuma Jorge Cálix, y así sucesivamente en un tutifruti ruidoso que no está leyendo el profundo espíritu del pueblo hondureño.
El pueblo quiere mamo para los pícaros, juicio y castigo para los aleros del coyote de Nueva York. Y por ahí, entiendan, la gente los va a topar en 2025.
Entonces, la movilización política-cristiana de este sábado marcó una lejanía entre los defensores de ex funcionarios corruptos de la dictadura y el pueblo que sufre, la gente que bate lodo en los desastres ambientales provocados por el modo de producción capitalista depredador de los bienes naturales, de las cuencas arriba del Ulúa, el Comayagua, el Blanco y el Chamelecón.
De ahora en adelante, por tanto, quienes tengan que rendir cuentas que lo hagan sin invocar persecución política, que decidan por las prisiones nacionales en vez de huir hacia la protección internacional de Ortega de quien blasfeman antes de tocarle la puerta, ¡cínicos, fachos!
Buenas noches
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 11 de noviembre de 2023
