Ese día era para trabajar con entusiasmo y determinación, un día hábil; pero debido al fin de semana que lo precede, el pueblo considera siempre el lunes «un día que ni las gallinas ponen”.
El lunes la pandemia golpeaba duro en todo el territorio nacional dejando familias sumidas en el luto y, generalmente, viviendo este duelo en soledad debido al rebrote agresivo de la Covid que nos aísla.
El 30 de agosto, sin embargo, mostró distintas imágenes de esperanza en el Bajo Aguán, Santa Bárbara, Choloma, El Progreso, Quimistán, La Paz, Intibucá, Comayagua, Tegucigalpa, Valle y Choluteca, entre otras zonas. El pueblo trabajando, disculpe las molestias.
No queremos que nuestra casa sea vendida sin nuestro consentimiento, el territorio está en peligro, la vida de la población está en riesgo, no nos corre horchata por las venas, rechazamos las acciones de la dictadura, no queremos ser la Zede de nadie.
Desde que la empresa pirata llamada Próspera enseñó sus dientes en Roatán, anunciando desalojos y pisoteando la Bandera Nacional, el pueblo en general dio un paso adelante en su indignación progresiva a inicios de este año. Despertó de un letargo lleno de pesadillas donde en la última escena pierde su casa y su dignidad.
Luego otra aventura inversionista saltó en Choloma, Ciudad Morazán, cuyo nombre ha sido ensuciado por mafiosos sentenciados en Estados Unidos. Y, finalmente, la Orquídea, flor nacional, atrapada en San Marcos de Colón para nombrar la otra zede. Entonces, la ira comenzó a tomar forma y antes que la próxima zede se nombre Cabañas o Lempira, la mecha se enciende.
Una diversidad de organizaciones sociales, religiosas y empresariales han emitido comunicados públicos rechazando la creación de estos regímenes autónomos que subdividen el territorio nacional en pedazos de una aventura neoliberal jamás vista.
De su lado, decenas de municipalidades han tenido que realizar cabildos abiertos a petición de la ciudadanía que declara sus linderos libres de zedes. La propia isla de Roatán se ha movilizado ante el riesgo del desplazamiento forzado de su población negra inglesa y garífuna.
Ha sido imposible, sin embargo, que las municipalidades de las ciudades más pobladas del país – Tegucigalpa y San Pedro Sula – aprueben resoluciones similares contra esa traición a la Patria. Ambas ciudades son desgobernadas por el partido nacional, que controla la mayoría de regidores, esa especie de diputaditos locales que impiden la democracia efectiva.
Entonces, se decide pasar a la acción. En medio de realidades adversas llegó al 30 de agosto con la primera movilización popular contra las zedes y por los derechos humanos, convocada por la Convergencia contra el Continuismo. En diferentes ciudades, diversos sectores salieron a expresar su opinión contra el separatismo territorial, ese que desplazaría a la población aún más lejos que las violencias del crimen organizado.
La demostración fue importante en números, significativa en simbolismos, rica en expresiones populares pero limitada en términos mediáticos por el control oficial del aparato ideológico del Estado. Pese a esto, la acción deja algunos avisos relevantes.
Las fuerzas armadas, que fueron llamadas en la víspera a no traicionar su rol constitucional de defensa de la soberanía, no utilizaron esta vez sus armamentos contra la manifestación. Aunque hubo presencia policial armada no hubo hostigamiento de provocadores sin uniforme para justificar el ataque químico, que suele dispersar las manifestaciones pacíficas.
Esta manifestación pública, que salió fuera de la lógica tradicional de la campaña electoral en curso, reunió militantes políticos de oposición sin la presencia de candidaturas visibles, lo que resultó beneficioso en términos de preservación de los objetivos de inclusión, participación y diversidad, sin injerencias partidarias.
En las principales ciudades donde se concentraron las movilizaciones de calle fue notoria la presencia de hombres y mujeres de los valles, colinas y montañas, preocupadas por los peligros del separatismo territorial promovido por las cúpulas capitalinas.
Además de esta presencia de pueblo aldeano y de pueblo semiurbano concentrado en Tocoa, El Progreso,Tegucigalpa y Choluteca, fue perceptible la no presencia de sectores sociales tradicionales que enfrentan problemas de reagrupamiento debido a la intervención oficial de la dictadura. Ello fue notorio en San Pedro Sula. Y ello debe ser causa de una profunda reflexión en la base social, no en las sedes de los partidos.
La movilización del 30 reunió particularmente juventudes y mujeres conscientes de modo radical que las movilizaciones deben continuar durante este mes del bicentenario de la Patria desfigurada y en riesgo letal. Estudiantes y organizaciones de defensa de los derechos humanos estuvieron visiblemente presentes y plantean la necesidad de continuar en ejercicio permanente de soberanía popular.
El mensaje es claro alrededor de la precarización del trabajo que producen las zedes, la tendencia hacia la evasión tributaria por parte de las municipalidades que buscan un régimen especial que les permita burlar sus compromisos con la población, y desde luego el mensaje toca la situación de los derechos humanos.
El Cofadeh y sus aliados estuvieron presente en la movilización del 30 y ayer en su plantón del primer viernes del mes en la Plaza La Merced repetieron su posicionamiento en relación a los objetivos de la movilización anti zedes.
“Un régimen ilegítimo como el actual, que se sostiene con la fuerza de las armas desde 2009, no puede robustecer la economía nacional de ningún otro modo que no sea a través de acciones ilícitas. Y una robustez así es falsa, es una burbuja que se pincha sola” dijo la organización humanitaria en referencia a las intenciones ocultas de las zonas de desempleo y desarrollo transnacional.
El Cofadeh hizo un llamado a no utilizar el fracaso cíclico, continuo y absoluto del manejo anti Covid para justificar un nuevo encierro de la población, ni mucho menos para imponer la fuerza militar a fin de impedir su derecho humano a la libre expresión a través de manifestaciones de calle.
“Estamos en este plantón del viernes para honrar a nuestros seres queridos, las y los desaparecidos, cuya memoria exigimos sea respetada y honrada con la justicia penal y preparatoria que el Estado insiste en evadir”, enfatizó el Comité que reivindicó el lunes 30 de agosto el Día Nacional de los detenidos-desaparecidos en el marco de la movilización soberana.
En la víspera de las elecciones generales, amenazadas por diversos eventos críticos de último momento, el Comité de Familiares de detenidos-Desaparecidos insistió en pedir a Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea, que no se vuelvan a embarcar en misiones de violación a la Constitución en Honduras ni avalar un nuevo fraude electoral para garantizar el continuismo de sus negocios en el país.
Así, de este modo, termina la primera semana del Bicentenario de la República, un acontecimiento que en el contexto actual está lleno de cinismo y de dignidad auténtica. Usted decide a cual lado se arrima: si a quienes cantan el Himno Nacional e Izan la Bandera mientras venden a su Madre, o a quienes defienden en las calles la Tierra de los próceres que ofrendaron su vida por romper el yugo españolete y los siguientes yugos colonizadores.
Buenas noches
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 4 de septiembre de 2021