En estos días de reencuentro familiar en la base social hondureña contrasta, sin embargo en la élite transnacional, el regateo, la extorsión y el bloqueo de la aprobación del presupuesto nacional para el próximo año.
En estos días, la gente buena busca con afán sincero alegrar su casa para recibir a los suyos, adquirir el tamal de la solidaridad comunal, ingeniárselas para no estar sola. Estamos afanados para vivir el milagro de la alegría compartida, del reencuentro feliz.
Pero la élite hondureña, que en su parte dura es hebrea judía o es árabe musulmana, no sigue este agite humano ni los rituales cristianos de Posadas, villas y pesebres. Por tanto, no le importa el arbolito ni las lucecitas. No le importa que el año termine en sosiego, paz y unidad.
Los grupos económicos de las 10 familias que controlaban el período 2009-2022, obstaculizan hoy a través de sus diputados obedientes – no todos – la aprobación del instrumento de desarrollo que dirige la presidenta Xiomara Castro.
El posicionamiento saboteador del presupuesto 2025 es de clase, es ideológico, es misógino y es supremacista. No les interesa que Xiomara termine bien su mandato el próximo año o que Rixi entre bien a la campaña, porque su plan es otro: volver al crimen organizado para someter plenamente el Estado a su servicio.
Por eso han impedido las leyes habilitantes de la CICIH, como la Colaboración Eficaz, la supresión del fuero parlamentario, el acusador penal autónomo y la reforma al Código de la Impunidad que protege al crimen organizado.
La élite que impide, además, la discusión y aprobación de la ley de justicia tributaria, es una elite esencialmente perversa, que promueve a tres miserables seres engreídos, candidatos ensimismados y vulgares, para arrastrar diputaciones y alcaldías en 2025 hacia los dos partidos que dirige JOH desde la cárcel de Brooklyn.
A esta élite no cristiana de Honduras le vale charra la operación Milagro, la maravilla del Yo si puedo, los nuevos hospitales en construcción, los caminos productivos, las becas, la cultura, los derechos humanos, la merienda escolar. Les vale chancleta la gente.
Por pura paja concentran sus dardos hacia la secretaría de planificación estratégica o hacia la llamada partida confidencial, porque a falta de lectura se dejan guiar por las líneas directas que bajan del imperio.
No ven, nunca lo verán, que el presupuesto de 2025 destina el 48 por ciento de su monto total a pagar deudas, deudas con los bancos locales y los bancos internacionales. Eso representa un saco de deudas de 20 mil millones de dólares impuestos a Honduras por los narcos entre 2009 y 2022.
La otra mitad del presupuesto es para pagar salarios a una masa laboral que pertenece al partido liberal y nacional en los tres poderes del Estado, activistas que no fueron despedidos en 2022 porque fueron amarrados a última hora en 2021 con contratos permanentes, aunque la caja única del Estado estuviera vacía. Un cachito apenas sobra para la inversión pública en las personas ninguneadas de la Patria.
Entonces, el esfuerzo que la presidenta ha hecho con ese pequeño fragmento del presupuesto no comprometido es sencillamente monumental, como el que ha hecho el líder parlamentario Luis Redondo Guifarro en un Congreso controlado por los buitres del bipartidismo oprobioso como lo ha definido la candidata Rixi Moncada.
Esta realidad brutalmente pesada es casi nunca debatida, casi siempre puesta al lado del debate, es ignorada inclusive en los saludos de navidad enviados desde la descomunal embajada regional construida por el Departamento de Estado de Estados Unidos en Tegucigalpa. Una enormidad física que insulta la arquitectura modesta de Honduras.
Además de eso, lo que vemos en sus saludos de ocasión a Honduras es una apología de principios democráticos que ni los viejos ni los nuevos inquilinos de Casa Blanca y las cámaras legislativas profesan para sí mismos. Biden perdonó los crímenes de su hijo Hunter, Trump se limpió a sí mismo más de 30 crímenes federales y corrió anticipadamente al fiscal general, y ambos grupos políticos están expulsando sin misericordia a nuestros compatriotas migrantes, y haciendo la guerra a la humanidad entera. Matando.
Este es un poco el ambiente previo a la Navidad del martes próximo, la Navidad de los cristianos que creen firmemente lo que está escrito en el libro de Mateo, 6: 31-34 “No se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”. Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas”.
Nosotras aquí en esta columna esperamos que las facciones de diputados rojos y azules, que vienen de las manadas sentenciadas en Estados Unidos, intenten dejar a un lado sus falsas premisas, por ejemplo, su preocupación por los pacientes diabéticos o por las escuelas desvencijadas, y aprueben el presupuesto nacional. Total, es su propio presupuesto, el de su propia gente en el Estado.
Deberían obedecer lo que les dice el Señor en Efesios 4:22-24: “se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad”.
Que así sea, feliz Navidad al Stibys, honor y honra a su fuerza beligerante, a sus derechos, a su lucha… buenas noches.