Por: Sandra Rodríguez
Tegucigalpa.- En medio de una crisis social en Honduras, donde la impunidad cobija los crímenes de lesa humanidad, se continua denunciando asesinatos de miembros de la Diversidad Sexual, femicidios, ejecuciones extrajudiciales de jóvenes y niños, asesinatos de periodistas, abogados, líderes sociales, detenciones de jóvenes que hacen uso del derecho a la protesta social, criminalización contra defensores de derechos humanos y persisten las detenciones y desapariciones forzadas.
Desde 1982, 16 familias representadas por madres y esposas de detenidos desaparecidos han ido forjando un camino de lucha y exigencia de justicia, el que no ha sido fácil pues han enfrentado ataques, campañas de desprestigio, exclusiones, pero también el cariño y respeto de la sociedad hondureña, que las identificaba con sus pañuelos blancos, rostros serenos, plantones y pancartas en diferentes puntos de la capital hondureña.
El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, conmemora en estos días la Semana Internacional del Detenido, instaurada desde 1981 en varios Continentes y en particular en América Latina, durante la última semana de mayo.
En estos días se llevan a cabo diferentes actividades entre ellas, el acompañamiento a la periodista Miriam Mercado, quien jugó un papel importante en la década de los ochentas con la cobertura al tema de la desaparición forzada; entre otras acciones como talleres, exposiciones y un recorrido por la Ruta de la Memoria Histórica con defensores internacionales de derechos humanos, así como se ha hecho con otros grupos que están interesados en el tema.
Pasan las décadas, y se continúa a la espera de saber por el destino de decenas de miles de personas detenidas desaparecidas por diversos Estados nacionales de 1960 al 2000, en el marco de políticas represivas instrumentadas por dictaduras militares bajo la coordinación del imperio estadounidense, en Honduras se dio durante la implementación de la Doctrina de Seguridad Nacional, como ha documentado el COFADEH.
Siempre se va a reiterar que “un pueblo sin memoria está condenado a repetir los mismos errores” no se puede dejar a un lado esas valiosas vidas que dieron todo por un mejor país.
Como lo ha descrito Bertha Oliva, coordinadora general del COFADEH y sobreviviente de la mal llamada “década perdida”, los detenidos desaparecidos, entre ellos su esposo el profesor Tomás Nativí Gálvez (1981), “eran soñadores, ilustres, pensadores, que querían educación, salud, igualdad entre otros derechos para el pueblo hondureño.
En el país, siguen personas que no olvidan a esos héroes y heroínas, la mayoría de madres se han ido de esta vida con la esperanza de volver a abrazar a sus hijos e hijas. Acompañando a otras familias víctimas de este crimen de lesa humanidad, y la situación está peor que en los ochentas, manifestó hace unos meses la presidenta del COFADEH, Liduvina Hernández, quien, por su estado de salud, no puede estar en todas las actividades como en los 80 y 90, buscando a su hijo Enrique López (1982).
Otras se han ido, con la alegría de haber luchado y acompañado este doloroso proceso, y como decía la vice presidenta del COFADEH, Fidelina Borjas, fallecida en mayo del 2009 “otras recogerán los huesos de mi hijo” refiriéndose a Samuel Pérez (1982), en una exhumación en el año de 1995.
Unidas por el dolor
Al principio, cada familiar comienza una búsqueda individual. Luego se encuentra con otros familiares y en las tareas de búsqueda y denuncia se van conformando las diferentes asociaciones de familiares. Con el correr del tiempo, la toma de conciencia de los orígenes de esta forma represiva, de sus fines, la profundización del papel que juega el movimiento de familiares, los lleva a traspasar las fronteras y a intercambiar con otros países latinoamericanos.
La solidaridad sigue presente, haciendo uso de redes sociales se leen y comparten textos donde las personas describen su origen y exigen a quienes saben del paradero de detenidos desaparecidos o sus familiares que hablen, porque en una desaparición forzada siempre habrá alguien que tenga información.
Así mismo, en pertinente que organizaciones defensoras de derechos humanos, grupos y personas afines a esta lucha difundan y denuncien este tipo de hechos, que no se dejen infundir por el temor, porque eso es parte de vencer el miedo y dar con la verdad.
Cada primer viernes del mes, el COFADEH, víctimas y amistades se planta desde hace tres décadas en la plaza de “Los Desaparecidos” recordándole al Estado que tiene una deuda pendiente, el informe que prometió desde el gobierno de Roberto Suazo Córdova (1982-1996), donde decía que pasó con detenidos desaparecidos.
Y al no tener respuesta aun, siguen los rostros de jóvenes, pintados en mantas y presentes en la memoria colectiva de un pueblo que no olvida, más cuando se sigue dando detenciones y desapariciones como la del sindicalista Donatilo Jiménez (2015), Reynaldo Cruz Palma y Elías Muñoz, ambos en 2011.
La desafición forzada también deja una secuela de desintegración familiar, niños sin padre, madres en el exilio y sigue la pregunta ¿Dónde están?