LA EMBAJADORA DOGU NOS DICE BYE BYE

0
81


Como todos saben, llegué a Honduras en abril de 2022, y hoy, 27 de marzo, informé al Canciller Enrique Reina que mi servicio de tres años como Embajadora en el país concluirá en abril de 2025, cuando asumiré de inmediato mi próxima misión diplomática. Sin duda, lo más difícil será despedirme de la cálida y maravillosa gente de Honduras, cuyo cariño y hospitalidad han dejado una huella imborrable en mi corazón. También extrañaré sus majestuosas montañas y playas, sus inigualables baleadas y su excepcional café. Ha sido un honor trabajar juntos para fortalecer la relación entre Estados Unidos y Honduras, contribuyendo a que ambos países sean más seguros, fuertes y prósperos.

¡Gracias, Catrachos! ¡Gracias, Honduras, por todo su cariño! Siempre los llevaré en mi corazón.

Ese es el texto de la linda despedida de la señora Laura Dogu, que llegó a Honduras en el mismo mes que la DEA se llevó a su líder de cartel al distrito sur de la Corte de Nueva York, donde fue juzgado por tráfico de drogas a gran escala y uso de armas de guerra para conspirar contra Estados Unidos.

Nos alegra que la embajadora haya apreciado los paisajes, las baleadas, el tapado, el pollo chuco, el café y la sopa de mondongo. Eso habla bien de una diplomática que buscó entrar al sentimiento katracho a través de la gastronomía. Esa es una antigua técnica funcional para el amor. Entrar al ser amado a través de los sabores y los colores.

Pero bien obviamente la embajadora estadounidense entró a Honduras a través de su piel blanca, sus ojos azules, su bandera de barras y estrellas; a través del COHEP y la CHAM, la Cámara Hondureña-Americana con su Stándar Fruit Companny, Esso Standard Oil y la Texaco, entre otras.

Con esos privilegios políticos y económicos es más fácil entrar a una sociedad analfabeta que ha sufrido desde el enclave minero y bananero una dominación basada en la “Carta Rolston”, que es un pliego de instrucciones supremacistas redactado en julio de 1920 por Hiller V. Rolston, un poderoso caballero de aquellos enclaves.

La embajadora Laura Dogu hace un esfuerzo por despedirse amistosamente, pero todos sabemos que la relación entre ella y Honduras no fue sincera porque fue irrespetuosa; no fue de confianza porque fue injerencista.

El año que llegó Dogu era de climax social y político por la aplastante derrota electoral de JOH como presidente impostor y líder regional del narcotráfico internacional, un período de 13 años que pervirtió las instituciones públicas dejando dolor, muerte y emigración masiva.

Doña Laura se va, probablemente antes de la declaratoria electoral del 8 de abril, dejando convenientemente a un país en tensión de cara a las elecciones generales del 30 de noviembre.

La embajadora deja atrás a dos viejos partidos moribundos, que en estos días tratan de inflar en secreto sus pobres resultados del domingo 9 de marzo, para vender después del 8 de abril la teoría de los iguales, que le permita al crimen organizado de Miami construir una revolución de colores que junte a los rojos y azules llevándonos a todos al golpe suave.

Sin ubicarnos en el peor de los escenarios conspirativos, el nuevo responsable de la embajada en Tegucigalpa se mantendría públicamente al margen de ese “Maïdan hondureño”, pero desde abajo operando el enjambre cuyos liderazgos ya son de sobra identificados, femeninos y masculinos.

La Honduras de 2025 no es la misma que aquella de 2009, lo saben todos. Pero hoy aquí lo que está en juego es un nuevo quiebre. Esta vez no es al interior del partido liberal ni del partido nacional, la fractura que está en curso viene de más adentro.

Por primera vez se está gestando una fractura entre la “turcocracia” árabe-palestina y judía pro estadounidense y la población en resistencia social, cultural y política, que no está solamente en las filas del partido Libertad y Refundación, Libre, sino en amplios sectores del país profundo.

En la campaña actual si hay un slogan que mejor define ese quiebre político es el lanzado el jueves por la presidenta Xiomara Castro en Yoro. Sólo hay dos caminos, volver al pasado del crimen organizado o seguir adelante con el Estado al servicio de los empobrecidos.

Salvador Nasralla Salum, de la élite pro estadounidense de extrema derecha, acaba de lanzar en X su eslogan de campaña para noviembre, el cual confirma la disyuntiva presentada por Xiomara Castro.

«No voy a improvisar. Sé exactamente lo que hay que hacer y lo tengo listo. Voy a liberar la energía, ordenar el Congreso, fortalecer la extradición y garantizar que la empresa privada crezca sin pedirles nada a cambio».

Eso que Salvador viene de decir es la privatización directa de la ENEE, la eliminación del subsidio a un millón de abonados que consumen menos de 150 kilovatios hora y la exoneración total de los impuestos al sector privado.

Rixi Moncada, por su parte, en su condición de sólida candidata del partido Libre, anunció el miércoles que no pactará con empresarios corruptos neoliberales que hacen doble contabilidad para evadir sus responsabilidades, para sacar su dinero del país y atentar contra la economía nacional.

En este contexto, Washington saca a su embajadora que llegó precisamente hace tres años cuestionando la política de energía que declaró la electricidad un derecho humano y cuestionando el plan de seguridad y defensa de la presidenta Xiomara Castro.

Mucho cuidado debe tener la Casa Blanca en el nombramiento de su relevo en Tegucigalpa, porque este país detuvo con transición pacífica las caravanas de migrantes, extraditó a 57 criminales narcos y está buscando al prófugo general golpista, al prófugo criminal que pagó el crimen de Berta Cáceres y estamos buscando a los conspiradores que quieren ensuciar el agua poselectoral, para volver a empobrecer a Hnduras.

Donald Trump y Marco Rubio le harán bien a las relaciones internacionales analizar antes de seguir la errática política de los demócratas en Honduras. Esperamos que usen la razón.

Buenas noches