La danza de las culebras

0
2291

Por Félix Cesario
De  unos días acá, se ha escuchado en el ambiente nacional el silbo de de las víboras, orquestada por la cobra mayor, el gobernante de los hondureños y hondureñas, Juan Orlando Hernández. Sin medirla la peligrosidad  de sus  venenosas  y mal infundadas  aseveraciones al  denunciar que “las defensores y defensoras de los DD.HH. entre la  mafia que tienen nexos  con el narcotráfico y el crimen organizado”.

Estas irresponsables  y criminales acusaciones deben de ser tomadas muy en serio por el hecho de haberlas afirmado quien ostenta – para bien o más para mal – el deber de administrar nuestro país; y cuyo mandato constitucional es de garantizar, entre muchas cosas, seguridad y paz  a la colectividad hondureña.

De acá se deriva una campaña contra el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), por parte de los cobardes del ciberespacio, quienes se ocultan en publicaciones anónimas para desatar su veneno hacia las históricas organizaciones defensoras de los derechos humanos. La compañera Bertha Oliva debe tomar muy en serio estas amenazas de mordeduras de los reptiles gubernamentales; en donde están como asesores nada más y nada menos que aquellos que huelen a muerte de la época del terror de los años 80s. Eran los que comandaban el escuadrón 3-16, estos asesores de la talla del “Licenciado Arrazola”, autor del lebraco “de esto me acuso”, al menos así debía de ser titulado este compendio de recortes periodísticos.  Y para taparle el ojo al escuadrón de la muerte recientemente han capturado al Marco Tulio Regalado Hernández, quien, a nuestro criterio, algo harán para darle libertad definitiva por la razón que este macabro personaje se sabe que hizo atrocidades. Si no que lo diga la compañera Inés Consuelo Murillo y la memoria viva de nuestro hermano Ángel Herminio Deras, ambas víctimas de este crótalo.

El año pasado le comentaba a la compañera Bertha que este para este año 2016 arreciarían las violaciones e intimidaciones en contra de las y los defensores y defensoras de la vida. Y a renglón seguido, le sugerí que no se vaya a inmiscuir en asuntos partidaristas y mi visionaria aseveración se está cumpliendo, por una sencilla razón; es bien sabido por los campesinos y las campesinas que si ven una culebra en determinado lugar, recuerdan que cerca de la víbora anda otra muy cerca y más cerca está el nido en donde las culebras se retuercen para infundir el miedo colectivo.

COFADEH debe, ¡tiene! que estar muy alerta ante la psicológica amenaza, así como la comunidad internacional están en el deber de darle acompañamiento a esta organización, a Berta. Decimos esto por la razón que las serpientes del 3-16 están danzando al son de infundir miedo y hasta consumar cualquier atentado  -dios no lo quiera- contra cualquier defensor o defensora  de los DDHH. Con la advertencia que cuando las culebras silban y danzan están a punto de morder o picar, como dicen mis hermanos campesinos.

Por lo demás el señor Hernández, hizo una copia al carbón del Cayo Caligulas romano, quien destruyó La Republica con una sola arma influyendo miedo, muerte y destierro; y volvió un burdel el imperio romano. Cualquier parecido con lo que ocurre en Honduras nos es mera coincidencia. Solamente son fangales de aquellos lodazales de sangre y desaparecidos  de los 80s y que hoy los mismos autores, son los actores y dictadores de la guerra psicológica del miedo, de exterminios y de terror en Honduras, volviéndola como ayer una estampa de la muerte.