La campaña presidencial en EEUU y su conexión con Honduras

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Los estrategas políticos de la señora Hillary Clinton están utilizando al senador por Virginia, Tim Kaine, para tratar de lavar la imagen golpista de su candidata.

Presentan a Kaine como uno de los nuestros, un ex misionero jesuita que aprendió español en nueve meses en El Progreso, Yoro, y quien declara que este país le cambió la vida desde los 22 años.

La intención es humanizar la campaña racista de Trump, que ataca a cualquier minoría que se mueve en su territorio.

La intención también es humanizar la presencia siniestra de Hillary en el escenario hondureño.

La Clinton, sin dudas, jugó sucio hace siete años contra la sociedad hondureña. Decía que condenaba el golpe, mientras hundía a Zelaya desde el Departamento de Estado.

Los centenares de correos electrónicos liberados por Weekeliks retratan a una mujer del Tea Party, una política obediente de los poderes ocultos de Washington que impulsaron el golpe de Estado.

Puede verse con claridad a una demócrata sin talante democrático, a una feminista neoliberal sin comprensión de las madres migrantes que reclaman su derecho a permanecer con sus hijos en Estados Unidos.

Hillary, como Trump, representan la unidad de intereses con las transnacionales estadounidenses que apuntalan la dictadura continuista del modelo minero, represador, militarista y vendepatria de Honduras.

Ellos dos apoyan la determinación del Partido Nacional de imponerse sin Carías en el continuismo neoliberal salvaje. Apoyan la policía y al ejército contra la población. Y no les importa realmente la violencia ni la inseguridad, les importan los intereses de la Texaco, la Estándar, American Pacific, las textileras y los carteles de las mafias organizadas.

En honor a la verdad, a ninguna de esas candidaturas les importa la dignidad de 40 millones de inmigrantes latinoamericanos que hablan español en sus casas y que se ven obligados a expresarse en inglés en las calles y empleos, para no ser excluidos.

Como dice Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, no hay diferencia entre ellos, es como si uno preguntara qué prefiere: chancro o gonorrea. Y la respuesta es obvia: ninguna de las dos.

Es por esta razón que nos parece digna la publicación del padre Ismael Moreno, sacerdote jesuita de El Progreso, Yoro, en su página de facebook.

Dice el padre Melo que “diversos datos, informes y análisis me llevan a lanzar la sospecha de que a Honduras la usan para todo. En esta ocasión nuestro país parece estar siendo utilizado como parte de la campaña proselitista que conducirá a la elección de un nuevo gobierno en Estados Unidos”.

El padre Melo cita de modo directo un artículo muy mal hecho y con clara tendencia proselitista publicado recientemente en el New York Time, por una señora vinculada a la estrategia de campaña gringa a favor del continuismo en Honduras, y quien trata de humanizar la violencia que financia el gobierno estadounidense.

El artículo dice que Honduras ya no es el país violento, inseguro y empobrecido que era hace tres años, gracias a la ayuda de Estados Unidos y a su alianza con el gobierno de Juan Orlando Hernández.

Melo pregunta a sus lectores si creen que esa afirmación es así en la realidad, y enseguida afirma que “nunca Honduras había sido nombrado tantas veces por los gringos como en esta ocasión, como si fuese trofeo de una guerra que ellos mismos provocaron, han mantenido y seguirán sosteniendo mientras siga el aval a la mafia que actualmente utiliza nuestro Estado como estricto negocio”.

Y lo peor de esta campaña sucia es que utilizan a un misionero jesuita que llegó a Honduras en 1980 para aprender español y que ahora es el candidato a vicepresidente en la fórmula Clinton.

Pero no, señores, ustedes pueden mantener la dictadura democrática de nacionalistas y liberales mientras estabilizan el golpismo de 2009, pero aquí bien sabemos quiénes son. Y en el momento de la tribulación, el pueblo sabe dónde están.