La Alma Mater que impulsa a los defensores de la UNAH

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Por: Sandra Rodríguez

Tegucigalpa, Honduras.- Cada periodo académico cerca de 90 mil estudiantes se matriculan en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) con la ilusión de formarse profesionalmente, y después de cuatro o cinco años, obtener un grado de licenciatura.

De esa forma cada joven se convierte en hijo e hija que va a la máxima casa de estudios para alimentarse con el “pan del saber”, creando además una hermandad entre compañeros de clases,  grupos artísticos, movimientos sociales o políticos que existen dentro de la misma.

Pero hay un caso particular en la UNAH, y es que desde el 2014 sus autoridades criminalizan a los hijos e hijas que han decidido enfrentar las injusticas, ataques, persecución y hasta la cárcel, para quedarse en la lucha y defensa por su “Alma Mater”.

“Mami dígale a mi papá que no voy a llegar a la casa”, expresó una estudiante de Radiología a su madre. ¿Por qué no volvés? “porque me instalé en la huelga de hambre”. Historias como esta se multiplican sin saber el final, ni la incertidumbre causada en cada familia.

La batalla que se libra en la UNAH tiene actores que van desde la investidura cívica, política, policial, militar y judicial contra miles de jóvenes que con su rostro cubierto por temor a ser criminalizados, se enfrentan a ellos por una casa de acceso público, incluyente y de respeto. Sin embargo más de 200 estudiantes no se han librado de la persecución desde los tribunales de justicia donde se confabula las autoridades de la UNAH, el Ministerio Público (MP) y la Procuraduría General de la República (PGR), quienes los y las acusan por el delito de “usurpación” entre otros.

La exclusión por las reformas universitarias promovidas bajo la rectoría de Julieta Castellanos , ha dejado desde el 2013 a miles de personas sin su derecho a estudiar en la Lucem Aspicio; lo que impulsó a los movimientos estudiantiles organizar una serie de protestas sociales, que las autoridades mismas señalan y estigmatizan como acciones de vándalos, vagos, delincuentes y hasta los llaman “encapuchados”, haciendo uso de la fuerza policial-militar para reprimir sus acciones de huelgas, artísticas, movilizaciones o tomas de calles.

Actualmente hay dos egresados y un graduado condenados por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por suponerlos responsables del delito de Usurpación en perjuicio de la UNAH en 2015; y el año pasado dejó a diez estudiantes con medidas sustitutivas a la prisión por acciones de protesta, un estudiante con orden de captura (obligado a salir del país) y 24 expulsados por liderar acciones en su derecho a la libertad de expresión, junto a ellos dos defensoras y dos defensores de derechos humanos fueron criminalizados y atacados por policías cuando les daban acompañamiento y ahora están en un juicio -que se dilata- en la búsqueda de justicia.

“A partir de las experiencias que recopilé… que para algunos, la criminalización también implicaba la prisión y para los estudiantes, la expulsión de la universidad y otras medidas administrativas como la suspensión de las becas. Quisiera señalar que el arresto y la detención arbitraria también se utilizan para disuadir a los disidentes” Michel Forst, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, en su reciente visita a Honduras.

Y, mientras las autoridades de la UNAH que ahora dirige Francisco Herrera, continúan la criminalización contra los y las defensoras de la educación pública, esta juventud va marcando una historia de lucha y resistencia, aprendida e impulsada desde un hogar habitado por una madre que avanza a su lado, aunque de diferentes maneras pero donde sus manos vuelven todo lo cotidiano en algo mágico para que la pesadilla actual, sea el sueño hecho realidad de futuras generaciones educadas y liberadas.

Pasa el tiempo y la incertidumbre continúa, ¿Por qué el lugar que debe ser un hogar de enseñanza dónde sus hijos e hijas crezcan en conocimiento y sean formados para servir con dignidad a la Patria/Matria, se convierte en un centro de exclusión y castigo?

La Alma Mater es quien impulsa a hacer grandes acciones, así también se le llama a la Universidad, por lo que www.defensoresenlinea.com, conversó con mujeres, compañeras y madres que amasan no sólo una vida, sino la de miles que junto a sus hijos e hijas comparten el mismo amor por la Libertad.        

Como madres hay que apoyarlos

Margorth Figueroa y su hijo Cesario Padilla.
Margorth Figueroa y su hijo Cesario Padilla.

A tres horas de distancia sólo permanecía a la espera de saber cómo le fue en “la audiencia” a su único hijo, Cesario Padilla Figueroa, entonces estudiante de la carrera de periodismo, que desde el 2014 fue expulsado de la UNAH, reintegrado en el 2015, pero meses después acusado de usurpación, delito por el cual ahora está condenado, junto a Sergio Ulloa (Trabajador Social) y Moisés Cáceres (Sociólogo).

La incertidumbre aumentó para Margoth Figuera, maestra de educación media, cuando a su hijo lo vuelven a requerir judicialmente en el año 2016, mientras daba cobertura periodística a las tomas de la UNAH,  aumentado la posibilidad de ir a prisión por tener una acusación previa. Ante este panorama incierto, Cesario debió alejarse de su familia para salvaguardar su libertad.

Para mayo del 2017 se llevó a cabo el juicio oral y público por el delito de usurpación (2015); ese proceso donde el trío UNAH, MP y PGR, lo acusaron y la CSJ lo condenó, aun no cierra.

Para Margoth esta es una situación preocupante, porque aún no se llega a una solución, y la distancia también alarga la espera. «Para una madre es complicado, aunque uno está consciente de la lucha de los muchachos, al ver a mi hijo frustrado al no poder aun concluir su carrera, se piensan tantas cosas, pero siempre confiando en Dios que todo va a salir bien, porque ellos luchan por una causa justa, y eso me da ánimo».

Hay que tener mucha paciencia, porque en la justicia de nuestro país no hay confianza, reiteró que la lucha de ellos y ellas, es justa.

La solidaridad de las madres es compartida, pues hay muchas que enfrentan la misma situación que Figueroa, por lo que insta a que no se den por vencidas, ya que hay también triunfos legales como los reintegros del grupo de estudiantes del 2014, los actuales también deben lograr recuperar su derecho, amparados en la jurisprudencia.

Animo a los muchachos y muchachas que luchen por sus derechos. Porque en la actualidad la comunidad estudiantil es consciente y tienen convicción en la lucha social. La universidad es de ellos y deben leer y conocer del entorno.

La profesora Margoth, atiende estudiantes de educación media, y lamenta que las oportunidades sean frustradas para quienes aspiran a la ir a la Universidad, sobre todo porque no hay suficientes fuentes de empleo, complica la situación para jóvenes del área rural.

Por otra parte, está el examen de admisión, el cual desde antes ya es excluyente. Las autoridades de la UNAH deben realizar actividades motivacionales para los y las jóvenes que quieren estudiar ahí.

Aunque su hijo ya esté egresado de la UNAH, la preocupación porque continúen las represiones contra él, es algo que no deja de preocuparle, aun más cuando hay jóvenes que en el marco de la criminalización de defensores y defensoras de derechos humanos, deben huir de Honduras.

“Como madre admiro mucho la valentía y esperanza de los jóvenes criminalizados, hay que apoyarlos, yo creo que Cesario Alejandro, mi hijo, va a salir de esto, va a salir bien”, afirmó Margoth Figueroa.

Sintámonos orgullosas, tenemos grandes hijos

Blanca Celea Barahona y su hijo Óscar Barahona
Blanca Celea Barahona y su hijo Óscar Barahona

La expulsión por 15 periodos académicos de Óscar Barahona, ha causado depresión y tristeza a su familia, porque su lucha es por una causa justa, una Universidad para todos y todas. Y el tema no esta agendado en la rectoría.

Como madre, esta situación es devastadora, más cuando la catedrática universitaria Blanca Celia Barahona acude todos los días a impartir clases, pero entre los alumnos no está su hijo Óscar, criminalizado por suponerlo responsable de una toma en el edificio “Alma Mater”, la noche del 24 de Mayo del 2016, justo en protesta para exigir la libertad de Cesario, Sergio y Moisés, quienes irían a juicio Oral y Público el 24 y 26 de ese mes.

Óscar junto a 18 compañeros y el periodista Ronnie Huete, fue llevado a los tribunales. El juez los sobreseyó  de los cargos por daños a las instalaciones de la UNAH y privación a la libertad de los agentes de la Empresa de Seguridad Privada del Aguán (ESPA), bajo el mando del coronel retirado Roger Aguilar (mismo que sirvió de testigo donde se condenó a Padilla, Ulloa y Cáceres).

Mientras tanto, las autoridades de la UNAH los expulsaron el 20 de julio, fecha en que se cumplía un año de la firma del acuerdo para la homologación para quitar  los cargos que afectó a 75 estudiantes en el 2016 y tres en el 2015. Arrebatarles el derecho a la educación por hacer uso del derecho a la protesta social fue tomada después de someterlos a audacia de descargo cuatro días antes, en medio una fuerte represión policial-militar dentro del alma mater.

Blanca Celea, considera que “todos los jóvenes son hijos nuestros, ya que en ellos está nuestra lucha”, y es que la maestra sostiene una lucha histórica en defensa de los derechos humanos en Honduras.

Afirmó que hacen falta políticas públicas en el marco educativo que peritan el libre acceso a la UNAH, donde el gobierno en vez de criminalizar sea motivador a la formación de los y las estudiantes.

Parte de su lucha como madre, la extiende al estudiantado –algunos criminalizados- desde sus cátedras en la facultad de Ciencias Económica “les comento que hay 24 expulsados por una lucha que le permita a la comunidad universitaria gozar de sus derechos, en medio de un sistema grosero y oprobioso, de ese modo que sean capaces de analizar el contexto y visibilizar la lucha social”.

Ella se ve reflejada en Oscar, él es su orgullo. No es tanto la criminalización sino el sentido de lucha que se le inculcó en una escuela, sentimientos, justicia, ética y amor para construir un mundo solidario, pues mientras exista porque luchar, seguiremos, y ahora exigen libertad para los presos políticos.

Hay funcionarias nefastas como la vicerrectora académica, Belinda Flores, que dijo que el punto de los estudiantes no está agendado y no ha querido atender las peticiones de la asociación de padres y madres de estudiantes criminalizados, declaró Barahona.

Mientras Óscar hace voluntariados y brinda servicios técnicos audiovisuales y su madre Blanca Celea Bararhona envía el siguiente mensaje a las demás “Sintámonos orgullosas, tenemos grandes hijos, buscan juegos de nuevas ideas, por lo tanto debemos apoyarlos y abrazarlos”.

No entender la lucha es ignorancia

Patricia Flores y su hija Gabriela Sánchez
Patricia Flores y su hija Gabriela Sánchez

Patricia Flores es una joven madre que no tuvo la oportunidad de estudiar en la universidad, quería ser abogada. Sin embargo su academia de lucha se ha forjado en la calle, durante el golpe de Estado los ataques de las fuerzas represoras le provocaron un aborto. Y en la UNAH, el año pasado, su hija Gabriela Sánchez, estudiante de primer ingreso en Radiología, la obligó a estar con ella y siete jóvenes más, en la huelga de hambre, iniciada justo el 28 de junio (aniversario del Golpe), para exigir la salida de la entonces rectora Julieta Castellanos.

“Mami dígale a mi papi que no voy a llegar a la casa porque me instalaré en la huelga de hambre”, es la frase que Paty recuerda, para ese momento su hija de 17 años era la más pequeña del grupo.

“Nos tocó instalarnos con ella” dijo la defensora de derechos humanos, su esposo también se unió a la lucha estudiantil. Iban a la entrada de la UNAH, llevaban té y agua para siete jóvenes. A la casa volvían con siete mudadas de ropa sucia.

“Como madre, no entiendo porque se criminaliza la protesta social, tener a mi hija en una huelga de hambre, era como si estuviera presa. Cada vez que me despedía de ella, se me partía el corazón”.

Patricia lloraba sin que Gaby la viera, muchas veces le insistió en que se fueran junta a la casa, pero la jovencita estaba decidida en su lucha “mami hágame el favor de dejarme aquí”, me dijo aun cuando se le detectó neumonía.

En más de un mes a la intemperie, hubo sol, lluvia y también gases y bombas lacrimógenas lanzadas por la policía, militares o guardias de seguridad privada, en varios intentos de desalojo.

El 27 de junio hubo un ataque directo de parte de las fuerzas de seguridad pública, ese día Paty volvió con Gaby a la casa. Sin embargo, inició una serie de persecuciones contra la familia, que por cierto tiempo estuvo incompleta ya que, para protegerte mandaron a la estudiante fuera de Honduras.

Es duro oír que a nuestros hijos les diga “vagos”, que existan medios de comunicación prestados a estigmatizarlos y decirles “mentirosos”, no pretendo que mi generación viva en la indiferencia. Mi hija bajó de peso, se enfermó, y yo sufría a su lado.

Hay muchos jóvenes criminalizados por defender la Alma Mater, pero les digo que “nosotras estamos para apoyar la lucha que, no entenderla es ignorancia, y al gobierno le conviene un pueblo inculto”, afirmó Flores.

“Deseo que el esfuerzo de Gaby y demás estudiantes criminalizados en la UNAH, surta efecto. En la casa le enseñamos que nacimos para servir y luchar, eso es lo importante en la vida”.

Gaby ahora lleva en su vientre a “Rolando Gabriel”, impulso que la motiva cada día en los salones de clases a luchar, armándose con libros y conocimiento, ya no sólo por ella o los más de 90 mil universitarios a nivel nacional, sino por su hijo, a quien imagina en un futuro, que sea alumno de la Universidad pública e incluyente, por la que estas Alma Mater han derramado lágrimas y se han abrazado a los ideales de sus hijos e hijas.