Tegucigalpa, Honduras. – Un dije en forma de «mariposa» cuelga sobre el pecho de Norma Rodríguez, es uno de los símbolos que recuerda a su hija Keyla Martínez, que a dos meses de su crimen la justicia no asoma y su espíritu exige castigo para los responsables.
Se sabe quiénes asesinaron a Keyla, ya sea por acción u omisión, existen nombres y no se requiere a nadie, siguen su vida normal, mientras la familia de la joven estudiante de enfermería realiza las acciones necesarias para que los responsables paguen por este delito.
Los agentes policiales mencionados son: Brayan Isaac López, Jonás del Cid Álvarez, Danilo Vásquez Sánchez, Jarol Rolando Perdomo, Marvin Carmelo Manueles Reyes, Gersón Esteban Figueroa López, Manuela Judith Suazo Morazán, Raquel Sarahí Núñez Reyes, Yorman Anael Ventura Galeas, Zacarías Domínguez García y Elmer Leonel Domínguez Hernández.
Además, Marlon Antonio Aguilar Cárcamo, Tomás Galeas Moreno, Jorge Alexander Vásquez Bautista, Marvin Rodríguez Blanco, Luís Fernando Bueso Flores, Erasmo Licona Martínez, el sub comisionado Melvin Alexander Alvarenga Derás y el doctor Edgar José Velásquez, con quien capturaron a Keyla la noche del 6 de febrero en La Esperanza, Intibucá.
El padre de Keyla, Luís Sosa, hizo un llamado a la Policía Nacional que dirige el comisionado general, Orbin Galo Maldonado “señores no sigan enlodando el prestigio de esa institución, ya nadie cree en la Policía, ustedes saben perfectamente quienes son los criminales”, en referencia a los agentes que estaban a cargo de la Unidad Departamental de Policía #10 La Esperanza, Intibucá (UDEP #10), al centro occidente de Honduras, cuando dieron captura a la universitaria.
Doña Norma cumple dos meses de estar en el país, vino para despedir a su hija. Ella es parte de los dos millones de compatriotas por el mundo en búsqueda de oportunidades que se les niegan en la patria. Keyla esperaba graduarse de Enfermería en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), para irse a trabajar a Madrid, España, afirmó su madre.
“Para mí ha sido frustrante este tiempo”, expresó Rodríguez, porque hasta la vez no sé ha conseguido que los responsables de la muerte de Keyla paguen por el crimen. Pero como dicen <<todo despacio pero seguro>> y se están haciendo las gestiones necesarias para obtener justicia.
“Estoy luchando y sacando fuerza de donde no las tengo para poder ver que, el caso de mi hija sea esclarecido y que no quede en la impunidad”.
Entre las acciones en búsqueda de justicia, el grupo de defensa legal que integra el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), ha organizado una serie de reuniones con fiscales del Ministerio Público y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH), para que la verdad salga a la luz pública.
Las Naciones Unidas han estado pendiente sobre las acciones de los fiscales, a fin que los resultados de las investigaciones sean prontas, y las procuradoras del COFADEH insisten ante el Ministerio Público y en la recopilación de pruebas para el día del que sean juzgados estos elementos de la Policía Nacional, agregó la madre de Keyla.
El accionar de la policía en La Esperanza, irrumpió en el ritmo de la familia de Keyla, además del hostigamiento y persecución, se les niega información básica y eficaz. Les han dicho que solo se menciona a un presunto responsable de la muerte de la joven, que se catalogó como «asfixia mecánica», según dictaminó Medicina Forense.
Pero en su momento tendrán que salir todos los responsables, afirmó doña Norma quien envió recientemente una carta Rommel Martínez, representante de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), para que dé la misma prioridad al caso de su hija como al que expresó ante la muerte de dos agentes de la policía, que resolvería en un plazo de 48 horas.
Mientras no se resuelva este caso, nosotros no podemos decir que vivimos en normalidad, es más, eso es imposible para mí como madre, porque compartimos momentos inolvidables en diciembre de 2020, estuvimos juntas en un reencuentro donde viajamos hasta La Esperanza, con mis hijas (una de ellas viajó desde Estados Unidos) y mi nieta, esperábamos repetir ese encuentro, sin saber que era la despedida de Keyla.
Familia de migrantes
Lastimosamente, la familia se volvió a reencontrar ante la inesperada y dolorosa noticia de crimen contra Keyla. Provenientes de España, Estados Unidos y México, aquella ciudad pintoresca que los vio crecer, ubicada a 1,700 msnm se volvió más fría que nunca.
“Tuvimos que volver al país desde que le quitaron la vida de Keyla, a partir de entonces nosotros estamos permanentemente acudiendo a todos los medios posibles para que se haga justicia y mi hija no podrá descansar en paz”.
“Me aferro a que se haga justicia, que los responsables paguen, porque está bien claro quienes lo hicieron”, Norma Rodríguez
Cada día, la madre de Keyla buscar nuevas formas de exigir justicia y no sabe por qué la policía «se hace de la vista gorda«, por qué no quieren o “que le saben Melvin y su pandilla” como digo yo a las autoridades para que no lo quieran incriminar. Melvin Alvarenga es el sub comisionado de policía que llegó a La Esperanza, el 15 de enero de este año, “sólo llegó a asesinar a mi hija, prácticamente”, declaró entre lágrimas doña Norma.
Él y su gente andan libres –agregó la señora- al igual que su cómplice principal que el doctor Edgar José Velásquez Orellana, quien trabaja en el Centro Médico San Rafael y en el hospital Dr. Enrique Rafael Cerrato, en La Esperanza, donde llevaron sin vida a Keyla la madrugada del domingo 7 de febrero. Cabe señalar que la futura enfermera profesional trabajó en ambas instituciones, por lo que no era desconocida para el personal.
“Es increíble que este hombre siendo tan amigo de ella no la haya ayudado a sobrevivir” puntualizó.
Keyla se destacó por ser una excelente profesional, los pacientes la preferían en cuanto al trato igualitario para la comunidad, era la mujer más paciente que conocieron sus allegados, por lo que nunca creyeron que la policía la haya detenido por escándalo público, como lo afirmó la Secretaría de Seguridad en un comunicado horas después que se denunciara la muerte de la joven en la celda polcial.
La familia de Keyla Martínez Rodríguez, afirmó que seguirán luchando, aunque existan personas que les digan “locos” “que no insistan” “que la dejen desacansar en paz” pero no, “mi hija no va a descansar en paz hasta que ellos paguen y vamos a seguir insistiendo”.
Si en Honduras, donde no existe un Estado de Derecho ni de legalidad, no se hace justicia, la familia llevará el caso a instancias internacionales, camino que ya emprendieron con el acompañamiento del COFADEH, por que a nivel nacional la justicia es solo para unos y eso las vergüenza.
Pese a las amenazas, hostigamiento y vigilancia, la tumba de la joven universitaria es visitada por su familia, actualmente están arreglando el entorno con verjas y flores, allí está con su abuela, sepultada hace 20 años.
“Se le está arreglando alrededor para dejarla bien protegida, ella junto con mi mamá, a los 20 años de que mamá murió, me vinieron a matar a mi hija. A los 20 años exactamente”.
La Esperanza cambió
La cuna de los hijos e hijas de Norma Rodríguez, es una ciudad muy amada, pero se perdió la tranquilidad por la que volvían en sus vacaciones, sabían que nada malo les podría suceder; ahora la invadió la corrupción, hay que esconderse hasta de los policías, si hay un asalto no hay a quien recurrir.
“A mi me da vergüenza ya, decir que soy de La Esperanza, después de lo que sucedió con mi hija”. Quien debió proteger a Keyla, fue quien le arrebató la vida.
Y es por estos motivos que debemos irnos del país, la delincuencia, la corrupción, el alto costo de la canasta básica hace que no podamos vivir en Honduras. Existe una cúpula gubernamental donde solo se emplea a toda la familia de determinado partido político y a uno lo ven de menos, le piden un sinfín de requisitos que uno no puede aplicar aun empleo.
La situación de sobrevivencia empeora cuando uno no pertenece a ningún partido político y la opción es emigrar para poder enviar dinero a los hijos e hijas que quedan a cargo de otros parientes en Honduras, porque día a día yo he estado trabajando y luchando, y allá se sufre también, uno añora estar en el país, pero en estas situaciones uno prefiere estar lejos que, en medio de tanta corrupción, lamentó Norma Rodríguez.
Estoy muy agradecida con COFADEH, OACNUDH y con todo el pueblo que me está apoyando, aunque hay muchas personas que me dicen: doña Norma estamos con usted «pero» no salimos a las marchas porque le tenemos miedo a la policía”.
Sin duda el crimen contra Keyla marca un antes y un después, ahora hay miedo de caer presos en las postas policiales, el pueblo intibucano salió a las calles a exigir justicia, la juventud alzó las alas que la estudiante no pudo, y nosotros –dijo la madre- tenemos que eliminar el miedo, denunciar la violencia, aprender a expresarnos porque la Policía ni sirve ni protege al pueblo.
Keyla no dice “ya déjenme descansar en paz. No, ella dice luchen mamá para que paguen los asesinos”.