La memoria es un espacio que atesora tanta información a través de ideas, imágenes, personas, murales, pensamientos, entrevistas, libros, documentales y vídeos, pero todo depende de la perspectiva única basada en las experiencias y hechos de cada ser humano. Interactuando y discutiendo, decidimos hablar abiertamente sobre la memoria transgeneracional . Como jóvenes embajadores de la memoria nos surgieron diferentes ideas y preguntas en base a los patrones y hallazgos encontrados de como rescatar la memoria histórica. ¿Qué impacto tienen los sucesos del pasado en nosotras? Aclaramos que hablamos desde una perspectiva personal, desde nuestra cosmovisión y posmemoria.
Cuando hablamos de posmemoria, nos referimos a una experiencia o algún hecho que no hemos vivido personalmente. El acceso a la información sobre la desaparición forzada de Tomás Nativí, se ha obtenido por medio de libros del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras y mediante el recuerdo de otros sujetos. Leyendo las historias de los detenidos desaparecidos en Honduras, nos gustaría escribir un poco sobre el y su historia y como se ha desarrollado la posmemoria en nosotros, en base al recuerdo transmitido, es decir, que impacto tienen esos recuerdos en un sujeto que no vivió personalmente un suceso; y como la memoria transgeneracional nos une a los hechos ocurridos, es decir, que pensamos hacer con esa información.
Tomás Nativí, era un revolucionario hondureño, “nació el 6 de junio de 1947, en el Hospital de la Tela Rail Company, en la ciudad de Tela, pero fue asentado en El Progreso, Yoro, ya que su padre fue trabajador de esa compañía por más de veinticinco años en el campo bananero Los Indios donde cursó su primer grado. Completando el nivel escolar en la Escuela Pedro P. Amaya en la ciudad de El Progreso, Yoro” (Fuerza Social Revolucionaria, página 11). El es una víctima del proyecto guerrerista-armamentista implementado por Estados Unidos. Fue secuestrado y desaparecido el 11 de junio de 1981.
Existe un fragmento escrito en el libro “La Fuerza Social Revolucionaria” que dice, “Aquí conoceremos al niño artista que era solicitado por escuelas y colegios para llenar a mano en letra gótica los certificados de graduación. Al buen hijo, al buen hermano, al buen tío, al profesor. Luego estaremos frente al Administrador General de la Compañía Agrícola y Ganadera de Sula, S.A confrontado a los accionistas colombianos en los años 70 por defender los argumentos de las y los trabajadores de esa empresa trasnacional. COMENZABA LA ACCIÓN DE UN REVOLUCIONARIO SERIO.” (Fuerza Social Revolucionaria, página 13).
¿Qué impacto tiene en nosotros, leer que Tomás Nativí era un niño artista y que, desde joven, comenzaba su trayectoria revolucionaria? Primero, yace en nosotros la admiración por ese niño artista. Segundo, nos da a entender que los pasos de un verdadero revolucionario empiezan desde pequeñas acciones sean estas conscientes o inconscientes. Tercero, despierta curiosidad sobre su trayectoria y sobre la historia de otros verdaderos revolucionarios. Cuando somos sujetos que no hemos vivido estos acontecimientos y que estos hechos logren despertar curiosidad en nosotros, nos hace responsables de tener conciencia social, de tener un despertar interno y de no dejar morir la memoria de las víctimas de desaparición forzada en Honduras. Es por eso, que la memoria histórica es tan importante en países que han sido altamente violentados.
“COMO REVOLUCIONARIO ESTARÉ HOY, MAÑANA Y SIEMPRE EN LAS PRIMERAS FILAS DE MI PUEBLO, AÚN ESTANDO CONSCIENTE QUE SE NOS PODRÁ IR LA VIDA” – TOMÁS NATIVÍ GÁLVEZ
Esta frase nos hace conectar con los hechos ocurridos, no se equivoco al decir que como revolucionario siempre estará presente en su pueblo, su lucha no fue callada, y ha dejado un gran legado en las generaciones siguientes. Su lucha es un gran ejemplo de como las personas y los pueblos construyen los hechos ocurridos y siguen recordando las graves violaciones a los derechos humanos.
Cómo jóvenes, tenemos un gran reto, en como no dejar morir esos recuerdos. ¿Por qué? Es un gran reto, porque la lucha deberá ser no solo en base a una experiencia que no hemos vivido, sino con un enfoque generacional. La juventud debe ser una etapa de preparación, no solo transicional. Es decir, debemos ser parte de la historia, de la transmisión de los sucesos y buscar soluciones para transmitir la memoria histórica como académica.