Tegucigalpa.- Rigoberto Sánchez, Víctor Manuel Ramos, José Eloy Torres Barahona, Eduardo, Reinaldo y Guadalupe Coleman, Tomas Nativi, Fidel Martínez, Adán Avilez, Amado Espinoza, Francisco Osorto y Sandra Lizeth Gallardo, son padres, hijos, esposos, hermanos, tíos, sobrinos, quienes sufrieron en carne propia la instalación de la Doctrina de Seguridad Nacional y fueron detenidos desaparecidos en la época de los años ochenta por el Estado de Honduras, y hoy su familia todavía busca la verdad de que pasó con ellos.
Estos hombres y mujeres tienen en común que soñaban con una patria grande y liberada para las futuras generaciones y también que fueron desaparecidos en el mes de junio en diferentes años, durante la instalación de la Doctrina de Seguridad Nacional entre 1979 y 1992.
Víctor Manuel Ramos, desapareció el 10 de junio de 1983, después de ser capturado por agentes de la DNI en el Parque Central de Tegucigalpa, por hombres armados que se identificaron como agentes de la Dirección Nacional Investigación. Desde las celdas de la DNI comunicó que estaba siendo torturado y que en los interrogatorios se le acusaba de guerrillero. No se volvió a comunicar, las denuncias públicas formuladas por los familiares no lograron su liberación.
En un informe de Inteligencia de las Fuerzas Armadas de Honduras, remitido por el Teniente Coronel de Infantería, Angel Ricardo Luque Portillo, al General Walter López Reyes, se señala que Víctor Manuel Ramos, fue capturado por el Batallón de Inteligencia 3-16, depositado el 25 de septiembre 1983, por el Capitán Ciro Pablo Fernández y desde ese entonces se desconoce su paradero.
En el caso de Sandra Lizeth Gallardo, el 20 de junio de 1986 los soldados estadounidenses Jin Boesh y West Morris la secuestraron en Tegucigalpa, cuyo paradero sigue sin conocerse.
Así mismo Adán Avilez Fúnez, agricultor de 45 años, y José Amado Espinoza Paz, fueron arrestados el 12 de junio de 1982 en Choluteca por agentes de la Dirección Nacional de Investigaciones y miembros de la Fuerza de Seguridad Pública. El 15 de junio de 1982 se descubrieron dos cuerpos junto a la carretera (kilómetro 93) en las inmediaciones de Jicaro Galán (departamento de Valle). No se encontró en ellos ningún documento de identidad. Ambos cuerpos aparecían descalzos y fueron enterrados en el mismo sitio.
La viuda de Adán Avilez escuchó en la radio el hallazgo de los dos cuerpos y una descripción de la ropa de uno de ellos que coincidía con la de su esposo. Se dirigió a las autoridades y consiguió recuperar el cuerpo de la tumba en que había sido enterrado. Su cuerpo fue entonces trasladado al cementerio de El Triunfo del pueblo de Azacualpa, en Choluteca, donde fue enterrado el 24 de junio de 1982.
José Amado Espinoza Paz, ciudadano nicaragüense, se había trasladado a Honduras en 1979 con su familia y se había establecido en Choluteca, donde trabajaba como mecánico. Fue acusado de tráfico de armas y de vínculos con la guerrilla salvadoreña.
Tomas Nativí y Fidel Martínez, la detención del maestro y líder revolucionario y su amigo Fidel, se realizó en la casa de su esposa Berta Oliva, en la colonia El Hogar de Tegucigalpa, poco después de la las 11 de la noche del día 11 de junio de 1981. Hasta la fecha se desconoce qué pasó con ellos.
Los hermanos Eduardo, Reinaldo y Guadalupe Coleman el día 11 de junio de 1982 fueron detenidos por agentes del Estado de Honduras y al día siguiente fue desaparecido su sobrino Guadalupe Carrillo Coleman. Los hechos ocurrieron en Puerto Lempira, Gracias a Dios.
Ellos representan solo a una parte de las familias de 184 personas que fueron desaparecidas esa década, según registros del COFADEH, pero se estima que pudo haber muchísimas más víctimas durante la instalación de la Doctrina de Seguridad Nacional en Honduras.