Aquí estamos puntuales en nuestra plaza en el centro histórico de Tegucigalpa como cada primer viernes de mes. El COFADEH llega, de nuevo, con soles en el rostro, con enormes caminatas de acompañamiento a víctimas, y concentrado en procurar la justicia.
Venimos de cuatro semanas de manifestaciones continuas a nivel nacional en defensa de la salud y la educación, que se convirtieron en espacios gigantes otra vez para demandar la expulsión del Estado del grupo de impostores que tiene en crisis la nación.
Nuevos heridos, nuevos crímenes del ejército y la policía, y un nuevo prisionero político. Un joven profesor inculpado por la embajada de Estados Unidos, Rommel Valdemar Herrera, quien fue entregado a la policía con videos oficiales de la embajada, en los cuales se expone su integridad física pero se oculta a los expertos encapuchados que llevaron los neumáticos y comenzaron la fogata el viernes pasado.
El Cofadeh, que representa a esta nueva víctima de persecución política, ha demandado la liberación inmediata del joven pero el juez que lo juzga ha preferido mantenerlo en prisión, sin pruebas que justifiquen su decisión, de manera improcedente.
No podemos olvidar que Estados Unidos carga con el antecedente de la desaparición forzada del estudiante Roger Samuel González en abril de 1988, también bajo acusaciones de incendio del consulado luego de la extradición ilegal del narcotraficante Ramón Mata. Y hoy de nuevo tiene nuestros ojos encima.
En el contexto de crisis nacional que sufre Honduras han sido atacados, igualmente, varios contenedores de frutas de la marca Dole que atravesaban el municipio de Trujillo hacia Puerto Castilla, lo que ha desatado una nueva cacería militar de las bases campesinas del MCA que habitan en la comunidad Guadalupe Carney.
Ambos incidentes de violencia contra los intereses de Estados Unidos en Tegucigalpa y Trujillo han dejado la enorme duda que los mismos podrían tratarse de acciones de “falsa bandera” ejecutados por sicarios expertos en fabricación de escenarios para socavar la resistencia cívica del pueblo de Honduras.
Rechazamos esta arrogancia armada de la dictadura sostenida por los gobiernos de Washington, Canadá y la Unión Europea, que exhibe armas, equipos aéreos de combate, caballería blindada y artillería naval pesada contra comunidades campesinas del valle del Aguán y Leán, que rechazan la privatización de los derechos sociales de la ciudadanía. Y que en alarde estúpido de fuerza ocupa San Pedro Sula desde ayer.
Aquí mismo en esta plaza condenamos la iniciativa racista de los Estados Unidos que ha desplazado tropas a Guatemala, para adelantar su frontera sur hasta el límite terrestre con México y avanzar hasta Corinto, El Espíritu, Esquipulas y Chiquimula, los puntos de entrada de la marea humana que huye de Honduras.
Las dolorosas imágenes de padres, madres y niños que iban en la última caravana detenida por fuerzas policiales en territorio mexicano, en momentos que Estados Unidos presiona al presidente Manuel López Obrador con sanciones económicas si no detiene este éxodo masivo, realmente parten el alma. Duelen.
Estas imágenes impactantes provocan la pregunta porqué Estados Unidos permite el paso de 550 mil toneladas de drogas sintéticas y dinero ilegal hacia su territorio, pero impide el paso de los seres humanos del país de carga y transporte de esas drogas, y sostiene además una dictadura criminal, narcotraficante, brutal.
En este contexto de desasosiego nos llena de tristeza adicional el último comunicado de los obispos católicos, que se han sumado al discurso de la mafia que usurpa el poder en relación a las manifestaciones del último mes contra el golpe del FMI.
“No dudamos de que las manifestaciones de protesta tienen la intención de ser pacíficas, pero permitir la infiltración de elementos violentos desmerita la finalidad que persiguen y conculcan otros derechos de la población que también deben ser garantizados”.
Aprovechamos, también, este plantón de junio para decirle a la CIDH que no nos gusta el tono de sus dos últimas visitas al país, porque no sólo ignora realidades fundamentales, emite juicios de valor favorables a la dictadura que está matando a la población de diferentes formas, y usa el territorio para levantar la narrativa política de Almagro contra Nicaragua.
Las anotaciones publicadas después de su segunda visita esta semana ponen en indefensión a prisioneros por razones políticas, a comunicadores comunitarios perseguidos, a millares de emigrantes forzados que huyen en masa y a personas defensoras de derechos humanos a nivel nacional, que están absolutamente fuera del relato. Invisibilizados. Ignorados. Y eso no es causal. Pareciera obedecer a la lógica de pactos políticos a otro nivel.
Hacemos un llamado, entonces, a rectificar los alcances de este discurso que se aproxima a la narrativa de la dictadura y se distancia demasiado de la población, que sufre.
De los hechos y de los hechores, ni olvido ni perdón
COFADEH
Tegucigalpa, M.D.C, 7 de junio de 2019