Tegucigalpa.- Con el objetivo que los Embajadores de la Memoria conozcan los principales sitios de la memoria histórica en materia derechos humanos, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), realizó un recorrido por el casco histórico de Tegucigalpa.
La ruta de la memoria marca los hechos históricos de la década de los ochenta, también conocida como década del terror por los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en esa época.
Los jóvenes embajadores forman parte del programa de memoria del Cofadeh, que es apoyado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).
Los jóvenes realizaron el recorrido acompañados por procuradoras de derechos humanos, quienes explicaron en cada estación el significado histórico que tiene cada lugar para el Cofadeh y para el país, en cuanto a memoria histórica.
Laura Ramírez, una de las jóvenes integrantes de los Embajadores de la Memoria, señaló que “el recorrido estuvo bastante productivo, ya que conocimos como inicia el Cofadeh, todo lo que pasaron los familiares de los detenidos desaparecidos y todo lo que hicieron para exigir una respuesta de donde estaban sus compañeros y compañeras”.
“Nosotros pasábamos todos los días por las calles del centro y no nos dábamos cuenta de lo que había pasado, quizá una casa la mirábamos como una casa común, pero tiene un significado, debemos de recuperarlo y trasmitirlo para no olvidar esa memoria porque a veces nosotros como pueblo padecemos de amnesia colectiva y es por eso que a veces repetimos las cosas del pasado”, señaló.
Además, expresó que lo que pasó en los ochenta no está alejado de la realidad en Honduras, estamos viviendo en una dictadura, sigue habiendo represión hacia los activistas defensores de derecho humanos y sigue habiendo persecución del estado.
Mientras caminaba por la ruta de la memoria en el centro de Tegucigalpa Josué Escobar expresó que “es una actividad que nos pone en compromiso a todos los jóvenes que estamos formando parte de esto y la intención del mismo es que nos induzcan a como ha sido la historia, principalmente aquí en el casco histórico”.
Añadió que “lo que más me llama la atención sin ninguna duda es el contexto de cada lugar, y parte de la memoria histórica es no dejar morir las enseñanzas”.
Para Betzaida Baca, a pesar que desde niña ha formado parte de la historia de Cofadeh, no había tenido la oportunidad de recorrer la ruta de la memoria histórica a profundidad, pero que al hacerla por primera vez le causó muchos sentimientos encontrados.
“Tuve momentos de nostalgia al recordar todo lo que vivió mi abuela Fidelina, junto a ella mi mamá en búsqueda de Justicia, junto con otros familiares, con la esperanza de que los responsables sean juzgados y que estos hechos no queden en la impunidad, ni en el olvido”, manifestó.
“A pesar de ser parte de Cofadeh, es la primera vez que hago el recorrido de la ruta, tenía algún conocimiento de lo que hablaba mi abuela y mi mami, pero me pareció una experiencia muy enriquecida, ya que desconocía muchas cosas sobre los años 80 y la trayectoria de la lucha de los familiares”, señaló a defensoresenlinea.com.
“Siento que en este recorrido tuve una buena experiencia en la que pude obtener conocimientos sobre la situación de los detenidos desaparecidos en nuestro país, y veo estos nuevos conocimientos como un punto de partida para seguir investigando por mi propia cuenta, estoy muy agradecido con Cofadeh por haberme dado esa oportunidad”, expresó Abdul Aly.
Por su parte, Berta Elena Nativí manifestó que “conocimos mucho sobre la historia de los ochentas, las atrocidades que se vivieron, también como se fundó el Cofadeh y las doce familia que lo fundaron, igual conocimos la antigua Corte Suprema en donde se nos explicó mucho sobre lo que es el Habeas Corpus”.
Asimismo indicó que “conocimos la antigua Casa Presidencial, donde era Cofadeh antes y como antes la Dirección Nacional de Investigaciones hostigaba y amenazaba, y la incertidumbre que se vivía en esos años es una actividad que nos hace conocer la historia”.
El joven Camilo Ramírez es del criterio que la experiencia con la ruta de la memoria ha sido muy informativa, ya que pudieron ver los diferentes lugares donde han ocurrido sucesos históricos para recobrar la memoria histórica.
Indicó que le llamó la atención la impunidad que había en ese tiempo, donde los familiares presentaban un habeas corpus para ver a los detenidos, pero tenían que hacer muchos trámites para que lo aceptaran, cuando no debería de ser así, porque un habeas corpus tiene que ser de inmediato para ver la integridad del detenido.
Laura Aly manifestó estar “muy agradecida de haber sido parte del recorrido, que incluso sabiendo la ubicación de los mismos lugares, no sabía de su importancia histórica”.
Agregó que espera que “en el futuro sigamos teniendo estas actividades, no solo atribuye más conocimientos sobre las violaciones a los derechos humanos, sino que también nos enseña mucho sobre las vivencias de todos aquellos que fueron víctimas, y las contante lucha de su familiares reclamando justicia”.
La ruta de la memoria inicia con un encuentro con los rostros de los desaparecidos, algunos de sus objetos personales, viejas mantas de reclamación y testimonios de sus parientes sobrevivientes, en sede del Cofadeh.
Luego continúa por plaza La Merced rebautizada en 1982 como Plaza de los desaparecidos, pues allí en el centro histórico de la vieja Tegucigalpa cada primer viernes de cada mes, las madres, hijos e hijas de la desaparición forzada exigen hasta la fecha verdad y justicia.
Cabe mencionar que la ruta de la memoria Histórica no solo comprende el casco histórico de Tegucigalpa, sino que también incluye la montañita, primer cementerio clandestino identificado en 1982. Está ubicado a 21 km al oriente de Tegucigalpa, continúa siendo un monumento de terror estatal.
También Nueva Tatumbla, que fue utilizado como un depósito de cadáveres, convirtiéndose en cementerio clandestino entre los años 1980 y 1984 y está ubicado al oriente a 25 kilómetros de Tegucigalpa.
Otro de los lugares que comprende la ruta de la memoria es el lugar conocido como Hogar Diamante, ubicado en el valle de Amarateca, a 33 km al norte de Tegucigalpa. En los años 80 fue un hospital clandestino de la Contra Revolución Nicaragüense y sirvió como cárcel clandestina y sus predios como cementerio clandestino.
En el valle de Amarateca también está la casa del terror, que fue utilizada en la década de los ochenta como centro de tortura y muerte, y sus predios utilizados como cementerios clandestinos. Fue diseñada para ese propósito por su propietario el coronel Amílcar Zelaya.
Cerca de ahí está El Reventón, ubicado en la aldea San Cristóbal, también utilizado en los años ochenta por agentes del estado como lugar de ejecución de personas, previamente las víctimas eran obligadas a cavar sus propias tumbas.
Otros de los lugares que comprende la ruta de la memoria histórica del COFADEH es el Hogar contra El Olvido, sitio que encierra vida, memoria y conocimiento, que el Cofadeh lo define como un espacio público y privado a la vez.