Gracias, Lempira.
Por Sandra Rodríguez
En el Juzgado de Gracias, Lempira, se realizará hoy el juicio oral y público contra los policías Alfonzo Sánchez López, Lázaro Portillo Amaya, Nahún Moisés Nolasco Ventura, Salatiel Rodríguez Amaya, Osman Olvani Raudales Arguijo, y los miembros del ejército sargento Omar Gómez Martínez y el soldado Fredy Silvino Amaya Ramos.
Ellos están acusados por cuatro delitos: vejámenes, allanamiento de morada, detención ilegal y violaciones de los deberes de los funcionarios en perjuicio de Máximo Ramos Díaz, Anastasio Melchor Mejía, habitantes del municipio de Piraera, al sur de Lempira, el pasado 27 de agosto.
En la audiencia inicial, que tuvo lugar en enero, se decretó sobreseimiento provisional para el policía José Antonio Ferman, quien estaría el día de ataque fuera del municipio.
El Ministerio Público (MP), deberá hacer la formalización pública de la acusación, y la abogada Karol Cárdenas, del área de acceso a la justicia del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), también formalizará acusación, constituyéndose como acusador privado, en representación de Máximo Ramos.
Después de los atauqes sufridos, Ramos ha denunciado, ataques amenazas y seguimiento.
Las violaciones recibidas por policías y militares de los municipios de Gualcinse y apoyados por los del vecino municipio de Piraera, se dieron cuando Ramos y Mejía departían en su casa de habitación. Máximo había ingerido bebidas alcohólicas e hizo unos disparos al suelo, en su vivienda, por lo que la policía acudió al lugar.
El trato de los uniformados fue deshumanizado, allanaron la vivienda y no tomaron en cuenta que había menores de edad y la esposa de Ramos, quien dio su testimonio en la audiencia anterior, donde identificó algunos de los imputados.
Ese día además le quitaron el arma debidamente registrada, manifestándole que la remitirían a la jefatura de Gracias, pero no se la devolvieron. También le sustrajeron veinte mil 500 lempiras y una cadena de oro valorada en unos 20 mil lempiras, pero de eso no tiene respuesta.
La detención y malos tratos, ocasionaron a Ramos, ansiedad, temor y debió salir de la zona porque su vida corre peligro.
Aunque hay procedimientos de captura, no se aplicó en este caso, declaró Cárdenas, porque Ramos fue sometido a la impotencia y además amenazaron a su compañero Mejía, que si veía lo que hacían, matarían a Máximo. Y lo dejaron casi inocente -según detalló la víctima-, en la celda.
Todos estos policías fueron separados de la institución, supuestamente por esta denuncia, denunció la víctima, quien fue evaluado psicológicamente, normal.