Dos acontecimientos nos hacen apartar hoy la mirada de los hechos de interés dentro de Honduras. De esos lamentables hechos violentos contra la familia del ex presidente Lobo Sosa. De esa recomposición internacional del crimen organizado a nivel local. De ese nuevo ataque de Estados Unidos a la presidenta Xiomara Castro con una lista de sobrevivientes del golpe de Estado, colegas suyos, incriminados por corrupción en una lista improvisada, no oficial.
Los acontecimientos que nos interesan hoy fueron elegidos porque nos hacen derramar lágrimas, nos hacen reflexionar profundamente sobre esa otra Nación sin territorio, esa Honduras distante a la que debemos nombrar sin asociarla a remesas ni a fuga de cerebros, como se hace comúnmente con ligereza.
Vamos a referirnos al Departamento 19 como bautizó el histórico programa Resistencias a esta diáspora de más de un millón de personas que huyeron primero de los programas de ajuste económico, después del huracán Mitch y del golpe de Estado, y más recientemente de la dictadura del crimen organizado.
El primero de esos acontecimientos que nos ha llamado la atención por encima de las distracciones mediáticas de esta semana es el homenaje en España al periodista Giovanny Sierra, un sobreviviente de la dictadura del partido nacional y liberal que destruyó el país entre 2009 y 2021.
Uno de los colectivos de hondureños y hondureñas en la vieja España creó en mayo el premio Berta Cáceres y lo entregó al periodista Sierra el pasado 8 de julio en una ceremonia especial que seguimos por redes sociales.
Geovanny Sierra salió de Honduras en agosto de 2021 a procurarse la reconstrucción de su brazo derecho destruido por un ataque de la policía penitenciaria en noviembre de 2017, en medio de las protestas del pueblo contra el fraude electoral dirigido por los narcos corruptos asaltantes del Estado.
El testimonio de Geovanny ante sus compatriotas, registrado en los archivos del diario extra katracho, retrata la calamidad del país en aquellos días tristes del deshonor generalizado.
Sierra contó que en el hospital público donde fue ingresado su brazo derecho, desarticulado por el balazo, sería amputado de inmediato de no haber sido porque él mismo pagó los medicamentos que necesitaba para evitar la gangrena y conservar su extremidad. La dictadura invertía en armas, no en la salud del pueblo. No había siquiera lo necesario.
Para obtener justicia, el periodista hizo la denuncia y aportó el video del bus militar que transportaba a sus agresores, pero el Ministerio Público no hizo nada. Geovanny, que aún hoy no puede levantar completamente su brazo, sigue reclamando justicia. Clama por un nuevo Ministerio Público y una nueva Corte Suprema de Justicia.
La calamidad sufrida por la familia de este comunicador es la misma de los familiares de 75 periodistas asesinados por la dictadura del crimen organizado. Es la misma realidad para más de 30 periodistas exiliados, víctimas de la violencia, cuyos casos permanecieron en la impunidad por decisión del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad del cartel del Occidente. Es la estampa viva de una política de Estado: la impunidad.
En el fondo de este relato también nos impresionó grandemente ver la capacidad organizativa del colectivo del departamento 19 en España, su sentimiento de identidad al partido Libre, a la identidad de la resistencia social, y al gentilicio hondureño en el seno de una cultura diferente que les acoge no siempre con dignidad.
En la actualidad, aproximadamente el 10 por ciento de la población nacida en Honduras vive en el exterior. Representa un flujo migratorio medio, situado en el puesto 113º de 195 países del ranking migratorio.
Uno de los datos más reveladores de este fenómeno de nuestro tiempo es que la emigración es femenina. El 59 por ciento del total de migrantes son mujeres, más de medio millón.
Los principales destinos de esta diáspora catracha son México, Estados Unidos y España. En este territorio de la vieja monarquía trabajan hoy casi 200 mil mujeres y hombres llegados de diferentes puntos del territorio hondureño.
Para los partidos políticos ellos son votos en el exterior. Para nosotras son seres humanos plenos en derechos que merecen consulados y embajadas de servicios, no depósitos de inútiles becarios de la elite o bodegas de registradores civiles.
El departamento 19 de Honduras debe contar con un servicio internacional de banca directo, barato y rápido, que corte ese gran negocio de las transferencias hacia los bancos comerciales que financiaron el golpe de Estado y que han lavado el dinero ensangrentado del crimen organizado. Y que roban la plusvalía del trabajo de la Honduras distante.
El departamento 19 de Honduras debe obtener el reconocimiento de actor económico del desarrollo nacional y de sujeto político del cambio cultural del país. Debe tener una butaca en las mesas de decisión. No estamos hablando de migrantes en seco, estamos hablando de un nuevo concepto de Nación que se desplaza por el mundo con fuertes lazos hacia su tierra natal.
La emigración no es fácil para nadie, si es forzada por las circunstancias internas del país es aún más difícil. Para cualquier persona que entra a un nuevo territorio regido por otras normas, costumbres, idiomas, leyes y valores, el proceso de integración implica días y años duros.
Sin embargo, lo que vemos en Estados Unidos y Europa, es que esta Honduras ambulante insiste, a pesar de los años, en mantener sus lazos con la tierra dejada atrás.
En la actualidad, la dinámica académica, cultural y económica del departamento 19 representa un activo importante para esos países de acogida, que se benefician de gente trabajadora, respetuosa, alegre y emprendedora.
Para la Honduras continental, su departamento 19 representa un pilar del consumo de bienes y servicios, un sustituto de las exportaciones de productos tradicionales. Eso debe cambiar. Lo que debe representar la migración es desarrollo comunitario, riqueza nacional compartida, y no remesas atrapadas por los ricos.
Hasta aquí, es el homenaje al periodista Giovanny Sierra que nos hace hablar del tema, pero es también el homenaje en Madrid a la coordinadora general del Cofadeh, Bertha Oliva, el segundo acontecimiento que deseamos comentar.
Bertha realizaba una intensa gira por el País Vasco y por España donde el Cofadeh tiene enormes voluntades solidarias que representan voces fuertes en el Parlamento, en la Comisión Europea y en los grandes foros de sociedad civil del viejo continente.
Es una relación antigua, casi desde el nacimiento de esta organización de víctimas hace 40 años. Una relación mutua de cooperación solidaria que representa un activo para Honduras. Un puente independiente hacia Europa, que se traduce en información, incidencia política, comunicación social, intercambio profesional, cooperación y lucha compartida.
En la escala final de este viaje de retorno a Tegucigalpa fue imposible para Bertha no atender el llamado en Madrid para reunirse con el departamento 19 en esa ciudad. En realidad, no se trataba de una reunión sino de un homenaje a su trabajo, a su lucha.
En la ceremonia, las imágenes muestran rostros conocidos de mujeres y hombres jóvenes que han sido integrantes de la Red de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos, radiantes, henchidos de orgullo patrio en la tierra misma del colonizador de 1492.
Además de Lilian Lara, defensora de derechos humanos en Ocotepeque perseguida por la dictadura Hernández, aparecen en las fotografías Jairo Velázquez, Denis Domínguez, Martina Paz, Erick Matamoros, Dalia Montufar, Irmary Guzmán, Delmer Moreno y Joseph, entre otros katrachos de la gran diáspora nacional.
No vamos a dar más detalles de ese encuentro en Madrid, porque tenemos a Berta en el programa para ampliarnos personalmente aquí en Tegucigalpa.
Hemos tomado estos dos homenajes en el viejo mundo para sonar la campana a favor de esta realidad demográfica, política, cultural y económica que representa más de un millón de hondureñas y hondureños viviendo fuera de este territorio.
La mayoría de esas personas se fueron porque sus vidas estaban en peligro, porque sus padres y abuelos eran mordidos por la miseria provocada por estos ladrones canallas del golpismo. Y están allá esperando justicia, trabajando porque el país cambie para entregar lo mejor de sí.
El nuevo gobierno, estamos seguros, ejecuta acciones para vincular este territorio y esa Nación. Para fortalecer esa ciudadanía global y esta identidad nacional que han nacido a fuerza de huracanes, inundaciones, golpe de Estado y fraudes electorales cometidos por el crimen organizado.
El departamento 19 tiene ideas, propuestas y recursos. Corresponde a los 18 departamentos aprobar una política de Estado que eleve al máximo esa riqueza nacional, que convierta el departamento 19 en una nueva categoría social más allá de una sucursal partidaria o una caja chica del Estado. Sigamos!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 16 de julio de 2022