Por Giorgio Trucchi
El pueblo garífuna está bajo ataque en Honduras. Proyectos extractivos, energéticos, agroexportadores, turísticos y petroleros, sumado a la presencia del crimen organizado y el narcotráfico y a la inoperancia y complicidad del Estado, han puesto en serio peligro la existencia y el futuro de decenas de comunidades que luchan y resisten ante la amenaza de un segundo destierro para el pueblo garífuna.
Las 980 hectáreas del territorio de Vallecito, en el departamento de Colón, norte de Honduras, fueron tituladas a favor del pueblo garífuna por el INA (Instituto Nacional Agrario) en 1997. Un año después, el ya fallecido terrateniente y productor palmero Miguel Facussé Barjum invadió parte de esas tierras para sembrar palma africana.
Tras un fallo de la Corte Suprema de Justicia, el magnate desistió de sus pretensiones. Sin embargo, meses después, personas asociadas al crimen organizado se apoderaron de casi el 80% del territorio garífuna y construyeron una pista clandestina para el trasiego de droga.
En 2013 las tierras de Vallecito fueron remedidas y la comunidad garífuna afiliada a la Ofraneh (Organización Fraternal Negra), pese a las amenazas, el acoso, los sabotajes y el asedio permanente, decidió ejercer su derecho a la propiedad colectiva, echando a andar proyectos de soberanía alimentaria que pretenden garantizar el futuro de miles de familias.
Sin embargo, el hostigamiento nunca cesó y la comunidad, que junto a la lideresa garífuna Miriam Miranda gozan de medidas cautelares otorgadas por la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), vive en zozobra y bajo constantes amenazas.
Hasta el resguardo policial que el Estado garantizó durante los años 2014 y 2015 fue suspendido sin ningún tipo de explicación.
“En los últimos meses se ha intensificado la presencia de personas fuertemente armadas que rompen la cerca y entran en moto y vehículos al territorio de Vallecito. La comunidad está muy preocupada”, dijo Miranda.
La coordinadora de la Ofraneh explicó también que se han multiplicado las agresiones.
“El 2 de agosto, personas armadas atacaron disparando a unos compañeros que se encontraban entre la laguna y la playa. Afortunadamente no fueron alcanzados por las balas y pudieron huir y esconderse. Ayer detectamos otros vehículos con gente armada”, aseveró.
¿Y el Estado? Bien gracias…
Miranda lamentó la inoperancia de las autoridades.
“En repetidas ocasiones los mismos policías nos han dicho que no nos preocupáramos, que conocen a estas personas y hasta que son ‘amigos de ellos’. Estamos totalmente desprotegidos”, aseguró la lideresa garífuna.
En febrero pasado se firmó un acta de compromiso con el Mecanismo de Protección[1] para asegurar la seguridad de Vallecito. Hasta la fecha no ha habido ninguna respuesta positiva .
“En diferentes ocasiones fui a Tegucigalpa para exigir que se cumpliera con lo que acordamos. Lamentablemente lo que vemos es que no hay voluntad política de parte del Estado para resguardar nuestros proyectos y nuestras vidas. La verdad es que quieren que nos vayamos y en cualquier momento se podría dar una masacre”, manifestó muy preocupada Miranda.
Proyectos de vida
Las y los pobladores de Vallecito, con el apoyo de la Ofraneh, están experimentando la siembra de coco, algo fundamental para el futuro del pueblo garífuna. También se echará a andar un proyecto para producir casabe[2] que estará a cargo de una cooperativa de mujeres.
“Son casi 150 manzanas (107 hectáreas) que vamos a sembrar con coco. Es un proyecto de soberanía alimentaria, un proyecto de esperanza que construye vida, que apunta a reducir pobreza y evitar que familias enteras se vayan del país.
¿Cómo es posible que al Estado no le interese proteger un territorio y una población que construye vida y futuro para la juventud y el pueblo garífuna?”, se preguntó Miriam Miranda.
Algo aún más absurdo si se considera que, actualmente, Honduras tiene los niveles de pobreza y pobreza extrema más altos en Centroamérica, y que aproximadamente 300 personas abandonan el país a diario huyendo de la violencia, la miseria y la falta de oportunidades.
“Son nuestros territorios ancestrales y estamos muy comprometidos con el futuro de nuestra gente, con su bienestar, con sus derechos. Lamentablemente parece que desde el Estado se está impulsando un proyecto oculto para vaciar territorios, y esto en Vallecito no lo vamos a permitir”, concluyó la dirigente garífuna.
Notas:
[1] El Mecanismo de Protección para personas defensoras de derechos humanos, periodistas, comunicadores sociales y operadores de justicia es una herramienta preventiva para coadyuvar en la pronta investigación y así ser un disuasivo o preventivo del riesgo que pudieran estar sufriendo los defensores. También investigará de manera segura las campañas denunciadas de criminalización y amenazas.
[2] Comida típica de la costa norte de Honduras. Es un pan hecho con harina de yuca.
Por Giorgio Trucchi | LINyM