Tegucigalpa.- En el género narrativo, la obra “Hablemos entre nos” del escritor Candelario Reyes García fue el ganador del primer concurso literario Resistencia y Refundación del Estado en las ramas de ensayo, poesía y narrativa.
El concurso se lanzó en junio del 2023 por la Secretaría de Cultura, Artes y Patrimonios de los Pueblos (SECAPPH), con el objetivo de capturar la complejidad de la lucha del pueblo a lo largo de los años.
Los ganadores del primer concurso literario Resistencia y Refundación del Estado fueron Estephany Maradiaga en el género ensayo con la obra “Las y los hijos del Golpe”; Óscar Espinal en la categoría poesía con la obra “Los motivos del lobo”; y Candelario Reyes García en la rama narrativa con la obra “Hablando entre nos”.
“Yo no sabía del concurso, me avisó una amiga del Centro Cultural Hibueras. Yo tenía un monólogo de teatro del tema morazánico y era muy difícil para ponerlo en escena. Vine y tomé ese texto y lo convertí en esa narrativa que se ganó el premio”, comienza a contarnos Candelario Reyes, quien no se considera un gran literato de alto nivel, pero sí un educador popular.
Nos confesó que el premio va ser destinado para el Centro Cultural Hibueras, el que fundara en 1989 junto a su esposa, tras regresar al país después de permanecer tres años y medio en el exilio en Costa Rica, con el fin de fortalecer el bibliobús.
“Hablemos entre nos” es una narrativa breve de elementos importantes que suceden en el país y que además de verlo de la parte de la literatura, hay que tratarlos a nivel social como es el tema del desarraigo, el desarraigo que sucede en diferentes ámbitos, por la pobreza, por las carencias, por la cultural, por lo político, que es un fenómeno tremendo de la conciencia política, porque eso nos ha llevado a que sucedan eventos como los que han pasado y sigue sucediendo en Honduras.
Para el escritor Candelario Reyes, quien tiene 16 libros de poemas publicado y cuatro sin publicar, los pobres son desarraigados y muchas veces el pobre tiene mayor arraigo. “El desarraigo es el que provoca ese fenómeno delincuencial que hemos estado viviendo los hondureños después del golpe de estado y aún antes del golpe de estado”.
Añade que las carencias a nivel de pobreza en nuestro país son altísimas, y esa es una acumulación histórica que viene desde la conquista.
“La lucha de Morazán fue una lucha para arraigar a los pueblos de hacer justicia, de que estos países de Centro América no fueran un feudo, una hacienda particular, sino que fuera una verdadera nación”.
Para el ganador de “Hablemos entre nos”, cuando se habla de refundación es la oportunidad de participar como una reflexión colectiva en el mundo del arte.
En cuanto a la historia que narra la obra, el escritor nos manifiesta que uno de los personajes es Capiro un migrante permanente que vaga por las calles del pueblo, y Jimerito, un músico, un artista, que acude a la plaza pública con su guitarra para ganarse un par de centavos para el sustento.
Jimerito no solo toca la guitarra en la plaza, sino que observa al loquito (al migrante), al que grita, al que expresa un discurso de protesta pero que no tiene quien lo vea.
“Hay como una conciencia que pasa, porque nosotros pensamos que las personas conscientes son las que predicamos, son las que decimos cosas. La conciencia es la que se une en esas situaciones de solidaridad, de entendimiento, de meterse en la piel, en el pellejo del otro, no ver el mundo con indiferencia”, sostiene Candelario Reyes.
Añade, además, que en esta obra narrativa hay unos personajes de fondo, la gente que concurre al parque, donde la mayoría de la gente está metida en su submundo o metidos en las pantallas del teléfono, chateando, viendo videos, enloquecidos; mientras que los otros dos personajes hacen, crean, uno es el que asume y el otro es el artista que de una manera es visto por la sociedad como un loco, cuando es una persona creativa, poética, que da esencia.
“Uno tiene el arraigo de su conciencia, su música, y el otro está como huyendo permanentemente de sí mismo y que ante todo tiene necesidad de escapar también, pero está dentro de un círculo vicioso y tiene la conciencia morazánica”, señaló.
Indicó que en la narrativa hay un contenido relacionado a Francisco Morazán, quien entregó su vida, el patrimonio de su familia, lo dio todo por arraigar una patria digna.
Asimismo es del criterio que esta narrativa puede convertirse en una prédica política.
Segundo exilio
El domingo 28 de junio los hondureños nos despertamos con la noticia que al presidente constitucional de la República, Manuel Zelaya Rosales, fue sacado a la fuerza de su residencia y enviado a Costa Rica.
Cuando el golpe de estado, que nosotros no lo esperábamos, comienza a narrar Candelario Reyes, nos unimos de inmediato, como lo hizo todo el pueblo, a las protesta.
En ese tiempo el escritor estaba en Santa Bárbara, por lo que se unió a las tomas que se realizaban en la carretera al Lago de Yojoa, a la altura del desvío de Pito Solo.
“Como soy una persona muy conocida y había vivido situaciones difíciles, me vine a las marchas de Tegucigalpa donde estuve hasta el tiempo donde el presidente Mel llegó a la embajada de Brasil”.
Candelario señaló que debido a su participación en las acciones de protestas su situación fue bastante insostenible y solicitó a alguna gente que le ayudara a salir del país, porque su vivienda ya estaba vigilada permanentemente. También una propiedad que tiene era vigilada y llegaban ahí sicarios a buscarlo, porque no dejó de escribir.
“Cada día escribía un poema, poesía contra el golpe que los mandaba a correos electrónicos”, señaló.
El golpe de estado le permitió escribir, denunciar, e hizo gira por Europa donde dio conferencias respecto al golpe de estado, con la esperanza que volviéramos a una situación democrática.
Al no obtener ayuda por la situación que estaba pasando, donde su vida estaba en peligro, decide salir del país y se va para Costa Rica, donde comenzó a colaborar permanentemente con la Comisión de los Derechos Humanos, porque a ese país estaban llegando muchos hondureños por los efectos del golpe de estado. Usó un poquito de sus recursos para apoyar a la gente que llegaba a Costa Rica.
Ya estando en Costa Rica hizo solicitud de refugio para que su familia pudiera estudiar, pero no se la concedieron.
Estuvo seis años sin regresar a Honduras. Después volvió, pero venía temporalmente, entonces prácticamente estuvo diez años en Costa Rica la segunda vez.
Para las elecciones de 2013, vino al país para votar pensando, que era posible ganar, pero lastimosamente todo mundo sabe lo que pasó.
“Hemos recibido un estado roto. No solamente es el tema de la ruptura económica en el país, sino la ruptura, porque el Estado está destruido, está quebrado”.
Señaló que a él le ha apasionado mucho la campaña del tema de la constituyente porque si no hacemos una camisa nueva, vamos a seguir poniendo parches nuevos en una camisa vieja, en una que ya está podrida.
“He sido una persona activa permanente, toda mi vida ha sido de compromiso. Yo políticamente soy un existencialista, totalmente soy un existencialista”.
Para Candelario lo que se tiene que construir es pensamiento, arte, construir humanidad, porque en Honduras la mayor parte de la gente que han asesinado los escuadrones de la muerte, que son considerados comunistas, en el fondo eran existencialistas, que querían educación, querían formación, querían arte, una sociedad que se correspondiera en la justicia, en el bien.