Cuando Greta Thunberg, una niña natural de Suecia, inició una huelga en agosto del año pasado frente al Parlamento de su país NO imaginó el remezón que produciría en el planeta Tierra.
La niña de 16 años dijo que «no entraría a la escuela» mientras su Gobierno no esté alineado al Acuerdo de París que compromete a los Estados a detener el cambio climático.
Ayer viernes 15 de marzo pudimos ver las imágenes de millones de niñas, niños y adolescentes como Greta exigiendo a sus gobiernos seriedad frente al desastre ambiental que empuja al calentamiento global.
La generación del milenio está consciente de la herencia perversa. Las pequeñas, medianas y gigantescas empresas irresponsables están provocando la destrucción de nuestra casa común. Y los Estados corruptos, avalando.
La alteración de la temperatura promedio de los mares está provocando verdaderas tragedias. Y este no es un tema de apopcalípsis ni armagedones divinos. El tema es que el capitalismo salvaje, ambicioso, individualista y criminal arrastra el planeta a un cambio drástico, que puede ser detenido y revertido.
Así como ocurrió el día 8 de marzo, cuando las mujeres del mundo inundaron las calles y plazas para anunciar su presencia irrefutable en la vida social, política y económica de nuestro tiempo, las adolescencias salieron el 15 a exigirnos parar. Y avisaron que están aquí, en todas partes.
Las dos protagonistas de este siglo, las mujeres y las juventudes, están paradas delante del sistema político y económico mundial para decirles que respeten a esta generación, que detengan sus máquinas.
Si los Estados enemigos del Acuerdo de Paris de 2015 sobre el Cambio Climático no escuchan, van a sufrir las consecuencias. Van a tener que enfrentar a estos dos actores decisivos, como ya ocurre en Estados Unidos, donde el Congreso es liderado por mujeres jóvenes y monorías excluidas.
En Honduras, que es ciertamente una tragedia, un Estado capturado por un cartel de narcotraficantes corruptos, la situación es escalofriante.
El impostor Hernández viene de entregar a los militares gringos supremacistas la custodia de los parques y zonas protegidas donde descansan las riquezas naturales del corazón de América.
Antes la dinastía Hernández, que heredó el país golpeado de 2009 hasta nuestros días, había entregado la franja petrolífera del caribe a la empresa inglesa British Gas.
El desastre había comenzado en 2012 con la nueva ley minera que impuso Canadá para favorecer sus compañías, y las reformas a la ley ambiental que repartió los ríos a los grupos del crimen organizado ligados al COHEP, la ANAMIH y al propio Congreso Nacional.
Greta Thunberg, la niña nominada al Nobel de la Paz 2019, tendría en este país centroamericano una enorme lucha para detenter a los mafiosos ambiciosos que criminalizan y matan a la gente que defiende la vida del planeta.
Es la situación que está viviendo en este momento el ancestral pueblo indígena lenca de Reitoca, al sur del departamento de Francisco Morazán, no obstante que su población ya decidió desde el 26 de febrero del 2018 NO al represamiento de su río Grande o Petacón. No a la Ruta Sur de la narco dictadura. Y por eso exige justicia contra PROGELSA, la invasora.
Es la misma situación que viven las comunidades próximas a todos los ríos que descienden del maciszo montañozo Nombre de Dios, que protege todo el litoral atlántico hondureño, santuario disputado por empresarios mafiosos ligados a los carteles de la muerte. Y así, por todo el país.
Entonces, si les falta conciencia a esos grupos avaros, ultra ambiciosos, que quieren amasar fortuna recalentando el planeta con minas a cielo abierto, con plantas industriales a base de carbón y combustibles fósiles y con militares matones, a nosotros el pueblo nos debe sobrar conciencia para defender la Madre Tierra, por las buenas y por las malas.
En este nuevo siglo, por las buenas significa campamentos de la dignidad, comunicación alternativa popular, aplicación del Derecho Positivo y movilización comunitaria permanente.
Por las malas significa la invocación de los mitos y magias ancestrales para quitarle el sueño a los invasores de los territorios sagrados… un ejército de duendes ocultos entre las hojas y las ramas del bosque, y una sigualepa que deje Siguatepeque.
Como nos dejó dicho el inmortal teatrista callejero universal, el Quique Cisneros Luján, el llanero que nunca estaba solitario: Las represiones de hoy son inevitablemente las victorias de mañana.
Que así sea!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 16 de marzo 2019