Por Riccy Ponce
Tegucigalpa.- Familiares de los privados de libertad que se encuentran recluidos en el centro penal de máxima seguridad, conocida “La Tolva”, ubicada en Morocelí, El Paraíso, denunciaron que los presos permanecen en deplorables condiciones en dicho centro penal.
Nosotros como familiares exigimos los derechos que tienen ellos como privados de libertad, en cuanto a su alimentación y su aseo personal, también que se respeten los horarios de visita de nosotras, ya que son cambiantes y no nos permiten estar el tiempo estipulado con ellos.
En cuanto a la alimentación, los familiares que prefirieron el anonimato, denunciaron que “les dan comida sancochada, el pollo a medio cocer y sangriento, los frijoles sancochados, agrios y duros, el arroz sin sabor, el agua que ellos toman son aguas amarillentas con sucio al fondo”.
Así mismo se mostraron inconformes, ya que los privados de libertad tienen derecho a recibir un kit de uso personal con productos como: calcetines, bóxer, calzonetas, camisetas, entre otras cosas, pero que ellas se las entregan en pares y cuando van a visitar a sus familiares, al preguntarles les dicen que no les llegó completo.
También agregaron que ellos no tienen manera de distraerse estando ahí a dentro, que les hablaron de tres talleres para los privados de libertad, pero que ninguno les andado y que para entretenerse buscan la forma de dibujar o de hacer pulseras con su propia ropa para sus familiares, pero de nada sirve porque no los dejan que las saquen del penal y si lo hacen son castigados.
Otra de las cosas de las que se quejaron es de la forma como las tratan cuando llegan a visitar sus familiares, “algunas de nosotras son desnudadas y sometidas a proceso de revisión y cuando andan con la menstruación son obligadas a bajarse la ropa interior para verificar que no lleven nada”.
Además denunciaron que las dejan en el sol un aproximado de tres horas afuera y que cuando salen de las visitas también son revisadas para verificar que no traen nada de adentro.
Los centros de reclusión deben trabajar de manera de que los internos se rehabiliten y al salir puedan reintegrarse a la sociedad, conseguir un trabajo honrado; pero los centros de máxima seguridad como “La Tolva” y “El Pozo”, no permiten espacios recreativos para que los internos mantengan sus mentes ocupadas.