Texto/Fotos Sandra Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras.- La maestra de educación primaria, Irma Aracely Bustillo, llegó a la capital para realizar gestiones correspondientes al sistema educativo, pero recordó que cerca de la oficina estatal se encontraba la sede del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).
Con sus recuerdos la acompaña el nombre de Ramón Adonay Bustillo, su padre. Era un estudiante de 34 años de edad, que fue detenido desaparecido en septiembre de 1983, cuando ella apenas tenía seis años.
Originaria de Marcala, La Paz, su abuela doña María Jiménez, quien falleció a los 92 años, hace dos semanas, nunca dejó de hablarles –a ella y sus hermanos- de su padre, a quien esperó cada día, y se fue con esa deuda pendiente de parte de los gobiernos responsables y cómplices de violaciones de lesa humanidad.
Adonay, era un estudiante de ingeniería en el –entonces- Centro Universitario Regional del Norte (CURN), “mi abuela contaba que se había ido para la Universidad, vieron que lo subieron a un carro y nunca más se supo de él. Yo tenía como seis años, rememoró Irma.
Entre los recuerdos más actuales, fue hace como quince años, cuando “soné me visitaba y me llevaba unas cosas, pero fue un sueño”, reiteró.
La docente creció en el seno de una familia numerosa y luchadora social, desde el conocimiento ancestral indígena lenca, los cultivos naturales y medicina de las plantas, como hasta ahora lo siguen haciendo doña Catalina Cálix Domínguez y su compañero de hogar Julio López.
La ausencia de un padre, a criterio de la maestra, se siente más cuando los hijos quedan pequeños “pero gracias a Dios mi mamá –Cata- es una mujer bien preparada, me dio los estudios y me formé como maestra de educación primaria”, y junto a ella sus papá Julio, les permitió un hogar con siete hijos educados en valores y respeto por la humanidad.
Pocas veces la familia comparte el tema de desaparición forzada, Irma a veces cuenta lo que sucedió a sus compañeros, pero nunca lo ha mencionado con a sus estudiantes.
La repercusión en la falta de justicia se vive en la actualidad, ya que en el país hay demasiada violencia, no hay respeto ni comprensión ante el dolor ajeno, compartió Irma.
En su breve pero simbólica visita al COFADEH, y junto a la fotografía de su padre, Irma Bustillo afirmó que “Me siento feliz, es como estar en mi casa”, especificamente en la Sala de Memorias Vivas.
Para Berta Oliva, coordinadora general del Cofadeh, ninguna familia víctima de desaparición forzada rehace su vida, lo que hace es seguir viviendo y seguir luchando.
Si bien la mayoría de familias desconoce que sucedió con sus parientes “La verdad va a salir a flote, y si no encontramos los restos, los torturadores van a tener el látigo del desprecio y se encontraran con el repudio social a donde vayan y allí estarán sus propias víctimas”, declaró la defensora.
La visita se dio unos días antes de la conmemoración del Día Nacional del Detenido Desaparecido que por Decreto Legislativo 284-2002 es el 30 de Agosto, coincidente con el Día Internacional del Detenido Desaparecido. Este viernes el COFADEH honrará la memoria de los Detenidos Desaparecidos en la Plaza Central Gral. Francisco Morazán de Tegucigalpa, a partir de las nueve de la mañana.