A pesar de que la correlación de fuerzas en los diferentes espacios institucionales no lo favorece y que la crisis que se ha generado en el Congreso por la falta de consenso en la elección del nuevo fiscal general, la presidenta Castro (y el partido Libre) han mostrado tener todavía una base social, activa, movilizada y consecuente con los desafíos planteados al asumir el cargo el año pasado.
Sobre la coyuntura actual de Honduras, La Rel habló con Carlos H. Reyes, histórico dirigente sindical hondureño y miembro de la Convergencia Contra el Continuismo (CCC).
Los mismos de ayer
“Hay una serie de personajes que prácticamente han llamado a terminar con el actual gobierno, los mismos que fueron participes de los horrores de la década de los 80, que participaron del golpe de estado en 2009 y en los últimos fraudes electorales”, dijo Reyes.
Para el dirigente sindical, esta situación se inserta en el difícil contexto de la elección del fiscal general y en un ambiente de ataques sistemáticos al gobierno de Xiomara Castro.
“Lo que debemos entender es que la administración de Xiomara conforma un gobierno de transición, víctima del desastre que dejaron los gobiernos de los últimos doce años, así como de la historia misma de este país y del poder fáctico coludido con los sectores más conservadores de los Estados Unidos.
No olvidemos que Honduras siempre ha sido el gendarme de Estados Unidos en esta región y ellos están siempre pendientes de lo que pasa acá.
Y cuando se trata de meter la mano lo hacen sin titubear, como durante todos los golpes de estado que hemos sufrido”, argumentó.
Una masiva movilización
Para Reyes, la gigantesca movilización del 29 agosto ha mostrado claramente que el gobierno de Xiomara Castro necesita del respaldo popular movilizado.
Asimismo, manda una señal clara al movimiento social hondureño de que necesita volver a articularse.
“La participación ha sido inmensa y muy importante, contribuyendo, incluso, a silenciar aquellas voces que hablaban de golpe de estado.
Este gobierno nunca va a poder salir adelante sin el apoyo del pueblo y la movilización social.
De igual manera —concluyó— el movimiento social y popular debe entender que, si este proceso de transición fracasa, va a ser un golpe durísimo para el pueblo y la antesala del fascismo”.