ESCUELAS, PANDEMIA Y PERDÓN

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Comienza el nuevo año de modo incierto para las niñas y niños de Honduras, en las ciudades y en los caseríos, y eso debe importarnos demasiado a las personas adultas. Después de 12 años de dictadura, es evidente que la educación y la salud no formaron parte de las prioridades de los delincuentes. Sufrimos un retraso que pasará una gran factura en términos sociales.

En este período, el ejercicio de la docencia fue vulgarizado al punto que pusieron a cualquier activista de baja monta a dirigir escuelas y colegios, a predicar el evangelio de los corruptos. Eso es un desastre monumental. ¿Y qué decir de los edificios escolares en general? Son una vergüenza, un retrato de la Marca País TH, con techos, puertas y sanitarios destartalados. Con telarañas, ratas y todo tipo de bichos que se alimentan del abandono.

En medio de la cuarta ola de esta pandemia indetenible, agravada por los ladrones, no está claro el censo escolar para enero 2022. Las matrículas están afectadas por la variante ómicron que se expande como pólvora, y el magisterio está como sin brújula, robados sus recursos financieros para alimentar a Lenir Pérez en su aeropuerto de Palmerola.

En dos años continuos de pandemia, Honduras ha perdido millones de estudiantes de pre-escolar, primaria, secundaria y universitaria, por falta de maestros, por falta de acceso a instalaciones con internet y medios pedagógicos, y porque el presupuesto fue destinado a polizontes y chafas.

Una de esas limitaciones es porque las empresas de teléfonos, energía e internet, monstruos voraces del capitalismo insaciable, estaban totalmente ocupados en los negocios privados y jamás, ¡nunca!, en proveer medios gratuitos de acceso satelital a escuelas y colegios, siquiera de la ruralidad hondureña.

La brecha tecnológica, que explica el desprecio de los ricos por los pobres, está empujando a la niñez y a la juventud hacia el vacío profundo del analfabetismo por desuso. Y esa es sólo una de las consecuencias de haber regalado las empresas públicas a los Bueso, a los Otero, a esos Atala, Pérez y Facussés. Entonces, en la reconstrucción de Honduras debemos rectificar eso para siempre.

Para más señas, este panorama gráfico de la educación nacional está ilustrado en las fotografías publicadas el miércoles por el UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia que ha comenzado una cruzada nacional de reconstrucción de escuelas, una tarea en la cual el gobierno de Xiomara Castro tendrá sin duda que demandar una amplia implicación internacional, no solamente de los Estados Unidos, corresponsable de este desastre, sino de otros actores para poner las escuelas a un nivel de dignidad.

Nos ha conmovido, en ese sentido, la historia de Shin Fujiyama, el japonés que se mudó a Honduras en 2007 para construir escuelas para cientos de niños, comenzando en El Progreso, Yoro, con una villa soleada. Su meta es llegar a 1000 centros educativos, aunque para ello tenga que caminar con bordón a inaugurar la última instalación, como ha dicho esta semana. Shin nos recuerda, sin embargo, que esa es nuestra tarea. La solidaridad es siempre bienvenida, pero somos ustedes y nosotras quienes debemos empezar con nuestra parte.

Por estas realidades es que el perdón demandado por los cristianos corruptos, los violadores de derechos humanos y los que saquearon el país durante doce años, está causando una ola de estupor y de repudio, en principio hacia los pastores de la confraternidad evangélica y del centro cristiano internacional, los dos carteles espirituales al servicio de la dictadura fascista.

La dictadura entregó a esos dos carteles espirituales dos tareas fundamentales. La primera, limpiar la policía y las fuerzas armadas de aquellos miembros independientes o profesionales, para dejar al mando solamente los cuadros del cartel oficial del crimen organizado. La segunda tarea fue enseñarles a los generales del estado mayor y del cuartel de Mateo a rezar antes de torturar y matar. A cambio de esos, cheques diversos por diversas cantidades.

El régimen de Hernández usó exactamente el mismo procedimiento de la agenda vacía de Flores Facussé, el ex presidente del huracán Mitch, quien entregó a la Conferencia de Obispos católicos y a su gran cacique el obispo de Tegucigalpa, su Eminencia Cardemal Rodríguez, dos tareas fundamentales a cambio de un cheque mensual en dólares estadounidenses.

En 1998, Rodríguez cumplió la tarea de poner dentro de la hoguera del infierno a los bancos que competían contra los Bueso y los Atala, que eran al mismo tiempo los financiadores de la arquidiócesis, beneficiarios al fin de las carteras de los bancos liquidados. La segunda tarea sucia entregada por Flores a su eminencia reverendísima fue la bendición de los leoninos contratos de energía a las empresas Lufussa de los poderosos Kafie que, igualmente, eran generosos con sus ofrendas a la arquidiócesis.

Por el cinismo de ese perdón hipócrita que hoy piden esos mismos religiosos perversos, esos que se han dejado utilizar por los políticos para poder capturar el Estado y matar su laicismo, por eso mismo esta semana hubo otra contra-respuesta en la plaza pública.

Ni olvido ni perdón, sin verdad ni justicia no existe ninguna reconciliación posible, subrayó el Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras, en la plaza de los pañuelos blancos donde realizó su primer plantón del año 2022.

En estos días de cambio, dijo el Cofadeh, la consigna de 1982 aplicada a los asesinos responsables de las desapariciones forzadas de más de 200 seres humanos, sigue vigente contra el rosuquismo, alvarismo-florismo, contra la ocupación gringa del territorio y la dictadura nacional-liberal del presente. Ni olvido ni perdón.

El Comité de víctimas dijo que, al amparo de la impunidad institucional construida por rojos y azules, los pastores evangélicos, que han bendecido las actividades del narcotráfico, haciendo que su pobre dios se equivoque cada vez en sus predicciones, están ahora clamando por un nuevo gobierno de perdón y de reconciliación.

El Cofadeh recordó que, en 1990, Rafael Callejas imponía el neoliberalismo brutal al tiempo que daba amnistía a los militares asesinos de 1980 y clamaba por el fin de las noches terribles de las desapariciones forzadas. El ladrón de las manos de seda como lo llamó el poeta Sosa dejaba intactos a todos sus amigos criminales de la Asociación para el Progreso de Honduras (APROH), que reunía liberales, cachurecos, militares, policías, empresarios y religiosos de toda laya. Los domingos asistía a misa y comía hostias en privado.

También la organización recordó que, en 1998, el ex secretario privado de Rosuco y ayudante de Álvarez Martínez, impuso como presidente la línea mediática del olvido con una “nueva agenda” vacía, que ignoraba las responsabilidades del Estado de investigar, castigar y reparar, mismas que fueron impuestas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos al vencer al Estado en el juicio histórico de 1987, por despedazar la vida de los desaparecidos Manfredo Veláquez y Saúl Godínez.

En todos los años posteriores, los gobiernos compartidos de cachurecos y liberales intentaron persuadir a la sociedad hondureña sobre la necesidad de cerrar esas viejas heridas como llaman a sus crímenes horrendos, de olvidar el pasado y de perdonar las torturas, las desapariciones y los asesinatos políticos, sin decir jamás la verdad sobre las atrocidades cometidas ni castigar a los culpables. Miserables!

Hace unas semanas, precisó el Cofadeh, tras 12 años de dictadura militar-cachureca-liberal-religiosa, fiel a la dinámica narcotraficante impuesta por Estados Unidos, los pastores que han lavado dinero ensangrentado de ese crimen organizado, piden a la sociedad olvidar el pasado y desatar el perdón a fin de reconciliar la casa dividida.

Ante ese pedido, la organización de las familias víctimas de la desaparición forzada respondió que todos esos pastores del dinero mal habido, que gritan por el perdón de sus propios pecados, no tienen en mente las violaciones sexuales, las torturas atroces ni las persecuciones a muerte ni los asesinatos de centenares de personas opuestas a la dictadura desde 2009, cuyos deudos claman justicia y reparación. Sólo piensan en ser perdonados por sus tratos con los ladrones y los traficantes. Y en ese propósito «Su Eminencia» se suma, señaló el Cofadeh.

En evidente tono de fastidio, la organización humanitaria demandó a la sociedad hondureña encontrar los medios legales para callar la boca sucia de estos manipuladores religiosos, sometiéndoles a investigación criminal para recuperar sus bienes blanqueados y cobrar impuestos a sus negocios de manipulación pública.

El Cofadeh aclaró enseguida que en esta petición no existe siquiera un asomo de venganza, lo que existe es una sed de justicia que comparte como organización víctima de esa misma manipulación histórica recurrente en la política hondureña.

Al final del texto difundido durante su plantón de ayer, el Comité anunció que el 27 de enero próximo tiene la responsabilidad histórica de colocar en el centro de la ceremonia constitucional de juramentación de Xiomara Castro la fuerza profunda de la memoria del martirio de mujeres y hombres, que ofrendaron sus vidas para abrir esta ventana al cambio reclamada por Honduras. La sangre del martirio debe ser efectivamente semilla de libertad, proclamó.

“No podremos avanzar jamás hacia el futuro si seguimos haciendo eco a voces culpables que esconden con impunidad sus crímenes, remarcó el Cofadeh, y no podemos aceptar que usen en vano a ese extraño dios que espía sus corruptelas, y que les ordena meter en la tierra lodosa sus cabezas de avestruces feroces”.

Fin del comunicado.

Buenas noches.

Editorial Voces contra El Olvido, sábado 8 de enero de 2022