Tegucigalpa.- Consecuencias de por vida dejó la brutal represión policial y militar a las voces que se manifestaron en las calles por la defensa de la salud y la educación.
El gobierno ilegitimo de Juan Orlando Hernández utilizó la fuerza represora para reprimir con gases lacrimógenos, toletes y bala a las personas que salieron a defender la salud y la educación, lo que dejó detenidos, centenares de heridos y asesinados.
La plataforma por la defensa de la salud y la educación convocó a movilizaciones pacíficas a nivel nacional a finales de abril de 2019, pero todas fueron reprimidas. Las fuerzas represoras del estado no respetaron nada, atacaron a niños, mujeres, personas mayores e incluso a personas que iban a trabajar y que respetuosamente les pidieron el paso, como es el caso de Ezequiel Urrea, de la comunidad de Guadalupe Caney, ubicada en Trujillo departamento de Colón, quien se trasladaba para su trabajo, pero fue atacado por elementos militares.
“Yo fui víctima de los militares, me atacaron, estaba por un taller ubicado en la calle principal que conduce al centro de la comunidad Guadalupe Carney, cuando iba cruzando me atacaron, yo venía a trabajar al colegio y todavía les dije a ellos (los militares) que no me fueran a golpear, porque iba a trabajar y ellos no hicieron caso. Ellos andaban armados con chilinchates (ondas para tirar piedras).
Urrea, dijo que alrededor de 10 policías militares lo atacaron con gas lacrimógeno y con piedras, una de ellas le impacto en el ojo causando la pérdida irreparable del mismo.
“Me atacaron como diez a pedradas y con bombas lacrimógenas, pero cuando acordé uno de ellos ya me había pegado una pedrada en el ojo derecho, les dije puchica me golpearon, me fregaron la vida, porque ya me jodieron la vista, entonces yo vi caer el chorro de sangre del ojo de un solo”, señaló.
Asimismo agregó que “yo reaccioné e intente defenderme para salir, pero ellos siguieron hasta que me tiraron a al suelo a puros toletazos y patadas, me cayeron bastantes que me agarraron y entonces me hicieron hasta unos disparos”.
Añadió que cuando él estuvo grave en el hospital junto con otras dos personas que resultaron heridas también por la policía militar, la Plataforma por la Defensa de la Salud y la Educación les ayudó en el proceso de recuperación, pero que ahora ya no se acuerdan de ellos.
“La plataforma nos ayudó durante estuvimos graves en San Pedro Sula, los médicos y la plataforma, todos ellos me ayudaron a mí, pero ya nos han dejado abandonados, ahí están todos los compañeros, no tenemos ninguna ayuda, yo por suerte encontré un trabajito para estos días y ni modo, así como está la situación enfermo y todo, pero he estado trabajando”, sostuvo.
Don Ezequiel asegura que a pesar de todo, él busca trabajos y que el que tiene actualmente “me está perjudicando el otro ojo, y siempre estamos luchando para ver que se puede hacer”.
Ezequiel Urrea, además hizo un llamado a la plataforma por la defensa de la salud y la educación, “lo que puedo decirles a los compañeros maestros que ojalá se pongan la mano en la conciencia y que nos echen una manito, no solo a mi, si no que a todos los compañeros que fuimos heridos y golpeados, porque fue por una causa justa de que ellos estaban en las calles y los campesinos dieron su apoyo en la lucha”
La Plataforma de la Salud y la Educación, mantuvo una lucha por la defensa de la misma en abril del año 2019, por lo que convocaba a constantes movilizaciones, mismas que terminaron con la instalación de las mesas de diálogo, pero don Ezequiel y todas las demás personas que resultaron heridas, y las que fueron asesinadas por defender la salud y la educación, aún continúan en la impunidad, no hay ni un elemento policial o militar detenido o juzgado por las violaciones cometidas a la población que se movilizaba.