EL SUPREMACISMO RACIAL PIERDE EN VOTACIÓN ABRUMADORA

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Estados Unidos e Israel perdieron ayer viernes la votación del tema Palestina en la Asamblea General de las Naciones Unidas: 143 votos a favor, 9 en contra y 25 abstenciones.

Además de Estados Unidos, patrocinador de la destrucción de Gaza, e Israel su instrumento bélico, votaron en contra Argentina, República Checa y Hungría.

La mayoría a favor es abrumadora por la adhesión de Palestina como Estado de pleno derecho de la ONU, una petición no vinculante pero simbólica, que ocurre en el instante mismo del genocidio.

Luego de la votación, Palestina continuará como Estado observador, pero tendrá nuevas competencias en la organización mundial sin alcanzar todavía el derecho a votar en la Asamblea General.

A pesar de esa limitación, el mensaje al sionismo es contundente cuando intenta destruir la ciudad de Rafah con un millón y medio de personas refugiadas allí.

El mensaje es que la indiferencia del mundo frente a la masacre de mujeres y niños palestinos ha terminado, y que el movimiento juvenil que recorre América, Europa y Asia es más fuerte que nunca.

Aun sabiendo que Estados Unidos vetará en el Consejo de Seguridad el ingreso de Palestina, Israel reaccionó iracundo rompiendo la carta constitutiva de la ONU en presencia de los 193 países que la integran.

A la fecha, más de 40 mil personas han sido exterminadas por la aviación israelí que ha priorizado barrios residenciales, escuelas, universidades y hospitales.

Con el incomprensible apoyo militar de Alemania, que fue co-responsable del holocausto judío durante la segunda guerra mundial, Israel intenta apropiarse por la fuerza del territorio palestino bombardeado.

Lejos de ese teatro de ocupación prepotente, el tema ya tiene consecuencias políticas en el proceso electoral de Estados Unidos.

Los sondeos de opinión revelan que el creciente movimiento de opinión pública rechazando el envío de armas y dinero para desplazar y exterminar una etnia milenaria, impacta la carrera de Joe Biden hacia la reelección presidencial.

En América Latina, las condenas de Brasil, Chile, México y Colombia, que incluso rompió relaciones diplomáticas con Israel el pasado 2 de mayo, no han sido sumisas a la política colonialista del medio oriente.

En el caso de Honduras, esta semana dos diputados del partido de gobierno, Hugo Noé Pino y Eliú Girón, presentaron iniciativas para incitar a la presidenta Xiomara Castro a tomar tres acciones clave de política exterior.

En principio apoyar la demanda mundial de convertir a Palestina en Estado con plenos poderes en la asamblea general de las Naciones Unidas, lo que cumplió el viernes la representación en Nueva York votando a favor.

Además, los diputados Pino y Girón solicitaron una condena directa al genocidio del pueblo palestino y regresar la embajada hondureña de Jerusalén a Tel-Aviv.

De momento, el poder ejecutivo hondureño no ha formalizado esas dos últimas acciones, pero no se duda que lo hará en las próximas horas considerando el mensaje de la presidenta Xiomara Castro el 1 de abril abogando por la paz.

Desde la perspectiva de los derechos humanos no se puede justificar jamás el uso del terrorismo de Estado para exterminar un pueblo. Así fue condenado por la resistencia popular hondureña el 1 de mayo, portando cufiyas y banderas palestinas en la manifestación de los trabajadores.

La historia de otras atrocidades similares está fresca en la memoria.

La OTAN y los Estados Unidos hicieron exterminio en la antigua Yugoslavia contra los serbios y en el presente lo hacen igualmente contra el pueblo ruso ortodoxo residente en Ucrania.

Durante los años ochenta lo hicieron con “tierra arrasada” en Guatemaya, exterminando comunidades indígenas opuestas a la militarización de sus territorios ricos en bienes naturales.

Con embargos inhumanos y sanciones embusteras lo hacen en el presente contra el pueblo de Cuba y Venezuela, e intentan controlar los territorios agrestes de Perú, Ecuador y Argentina, valiéndose de gobiernos títeres y corruptos.

En Honduras, las víctimas de la desaparición forzada no perdonan nunca la alianza macabra Israel-Estados Unidos entre 1980 y 1994, y después del golpe de Estado de 2009.

Por eso hoy se celebra la votación en Naciones Unidas, porque el supremacismo racial, que es fascismo, ha sido derrotado como plaga inadmisible e intolerable que amenaza la humanidad.

Y como decía el Ché, sería imperdonable no sufrir con los que sufren y darles una mano solidaria, de humanidad.

Buenas noches