El extraño deseo de una nueva crisis política

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El nuevo año ha comenzado en la frontera entre México y Estados Unidos a un ritmo desenfrenado de migrantes diversos, que antes de llegar a esa gran represa humana frente a la muralla del supremacismo atraviesan Honduras procedentes de Nicaragua, Colombia y el Caribe, entre otros.

Para Honduras este flujo masivo de personas buscando las fronteras del país que provoca los problemas migratorios representa un desafío grande. En términos humanitarios, eso significa que estamos convocados a servir a estos hombres y mujeres que cruzan el territorio. No son turistas para despojarlos de sus bienes, ni ilegales ni delincuentes para encarcelarlos, son gente en sufrimiento que espera solidaridad.

El imperio que ofrece tropas de ocupación militar para someter Haití, que impuso un yagual de presidente en Venezuela para robarse los fondos de PDVSA, que somete a Colombia a la violencia armada para asegurar la producción de drogas y que sanciona al Sandinismo para someterlo… Esa es la causa de esta migración.

Es exactamente lo mismo que ha pasado en Honduras donde el Pentágono y la DEA impusieron 13 años a un impostor presidente narcotraficante rodeado de una estructura política criminal que forzó a más de dos millones de personas a huir del país. Es la misma estructura de Fulton que ahora se toma fotos con Dogu.

Entonces, en este nuevo año esperábamos que hubiera comprensión suficiente para entender que el golpe de 2009 fue la ruptura; la dictadura, la coyuntura del narco, y el triunfo del pueblo con Xiomara la transición democrática. Pero no es así, la élite mafiosa no quiere ser parte de ninguna transición, quiere el pijeo.

La visión de esta élite rapaz, alcahueteada por republicanos y demócratas a cuyos intereses sirve a tiempo completo, es una visión con astigmatismo y miopía a la vez. No son capaces de ver que un nuevo cachimbeo iría directamente contra sus propios intereses.

Una nueva crisis institucional – de ruptura, de golpes, de parálisis social, de corte de carreteras — es un asunto fácil de montar en Honduras, porque las estructuras del golpismo siguen intactas en sus puestos. Y la población está cansada por el Covid, los altos precios de la comida, los desastres climáticos y la miseria que representan estos canallas conspiradores.

Con el afán de amarrar las manos de Xiomara, las bancadas del crimen organizado en el Congreso Nacional se van juntando alrededor de dos grandes propósitos: secuestrar el Presupuesto Nacional y sabotear la elección de los nuevos magistrados de la Corte y los fiscales del Ministerio Público.

Los diputados rojos y azules, herederos de la estructura habilitante del modelo narco que destruyó el país, han descubierto que su poder es precisamente obstaculizar el poder. Impedir las decisiones que requieren mayoría simple y mayoría calificada.

De ese modo mandaron al carajo la nueva ley de seguridad nacional, desestimaron la ley de colaboración eficaz contra el lavado de activos y están dispuestos a impedir las reformas habilitantes para la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad.

En lo inmediato, el propósito de los jurásicos siameses en complicidad con el disparatado científico loco es meter el gobierno en default, para tener luego el pretexto de cazar al Ejecutivo en ilícitos penales dentro de la insolvencia financiera.

En el caso de la elección de los nuevos magistrados, que requiere mayoría calificada, el propósito de los azules y colorados es negarse a votar para obligar al Congreso a prolongar el mandato de sus actuales magistrados. De ese modo, el pueblo se quedaría con el gobierno y ellos con todo el poder hasta entrar de nuevo a la interminable campaña electoral.

Si la conspiración avanza en ese sentido, acuerpada por el cardenal que bendijo a Micheletti, por las cronistas universitarias del golpe y la embajada de Estados Unidos que se reconcilia con los diputados Pandora, tendremos un comienzo agitado del 2023.

En el recientísimo pasado las resistencias parlamentarias antes de votaciones calificadas fueron la antesala de un mercado hediondo en el cual los narcos pagaron hasta 50 millones de lempiras por voto a favor de sus candidatos en el seno del Congreso. Esta vez no hay manera de hacer esos pagos desde la Casa Presidencial o del propio Congreso.

Por tanto, todo el movimiento es a puro diálogo externo o a pura negociación bilateral, cuyos detalles lamentablemente no conocemos. Quizás la ciudadanía debería saber al menos los términos de las negociaciones, conocer lo que piden. Es obvio que por estrategia no se podrán saber esos detalles en la víspera. Aquí no es como en la cárcel de Nueva York donde el jefe de la manada enjaulado podrá leer las pruebas confidenciales antes del juicio de abril. Y no es como en el despacho del juez Castel donde el abogado Colom puede retirar las informaciones confidenciales sobre su cliente con el mandato expreso de prohibido divulgar.

Tendremos en consecuencia que vivir varios días o semanas en incertidumbre igual que ocurre ahora en el seno del Tea Party con 20 republicanos minoría en su partido obstaculizando la conformación del nuevo Congreso estadounidense y manteniendo en vilo la estabilidad política.

De por sí el país estaba acechado por el desorden económico que ha provocado Estados Unidos contra Rusia en su guerra híbrida en Ucrania a través de la OTAN. Ahora con la nueva expansión de la pandemia y la inflación global, este pequeño desorden de los mandaderos del crimen local se suma a los desafíos mayúsculos del nuevo año.

Para concluir, podemos aconsejar el alistamiento de la población de modo progresivo a partir de ahora y que las fuerzas sociales se activen en serio en todos los rincones de Honduras. El Partido Libre debe evitar una nueva fractura interna y el PSH decidir seriamente si quiere morir en las tripas del tiburón criminal que le ofrece magistrados a cambio de sumarse a su estercolero.

La Presidencia de Honduras debe fortalecerse al lado de la gente que le confió su respaldo legítimo y buscar decididamente nuevas alianzas internacionales para la agenda democrática del pueblo. En tanto, Luis Redondo debe continuar fiel al mandato de la palabra empeñada, sin darle tregua a los conspiradores. Los miserables no deben salirse con la suya. Y si lo vuelven a intentar con esa extraña pasión por las crisis políticas, que lo paguen caro.

Buenas noches.

Editorial Voces contra El Olvido, sábado 7 de enero de 2023