Paris, Francia.
Ciertamente, no es una primicia, evocar la memoria de Berta Cáceres, dos años después de su asesinato que ha despertado la indignación a nivel mundial.
Pedimos la primera plana para Berta, ganadora del Premio Goldman 2015 de Medio Ambiente, que le dio fama internacional. Pero nuestro objetivo no es solo escribir de nuevo el obituario de una mujer cuyo compromiso iba más allá de la ecología y que abarcaba también la lucha contra el patriarcado en el mundo, en su país e incluso dentro de su organización el Consejo Cívico Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
La primera plana para Berta sería ayudar a romper el silencio en el que los responsables intelectuales de su crimen y de tantos otros se arropan para garantizarse la impunidad. Sería no conformarse con que los autores materiales hayan sido entregados a la justicia, sino como lo hizo el periódico The Guardian, hacerse eco del Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE) que en un informe publicado el pasado noviembre destacó “la participación de numerosos agentes estatales, altos directivos y empleados de DESA en la planeación, ejecución y encubrimiento del asesinato de Berta Isabel Cáceres”. https://www.gaipe.net/wp-conte nt/uploads/2017/10/Represa-de- Violencia-ES-FINAL-.pdf.
Más recientemente, se dio a conocer que la intervención de miembros del gobernante Partido Nacional en la adjudicación del contrato para el proyecto hidroeléctrico DESA también estaba siendo investigada por la Misión de apoyo contra la corrupción y la impunidad en Honduras (MACCIH), un organismo creado en 2016 bajo los auspicios de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Esta información fue revelada tras la renuncia forzada del jefe de la MACCIH, cuando la investigación que pretendía realizar sobre unos sesenta diputados sospechados de corrupción fue contrarrestada por una ley destinada a prevenir cualquier investigación antes que el Tribunal de Cuentas agote el período de tres años para resolver un caso. https://elpais.com/internacion al/2018/02/04/america/15177821 27_571976.html
La primera plana para Berta sería destacar la exigencia de justicia social y el respeto a los derechos por los que luchó gran parte de su vida, y con ella muchos de sus compatriotas cuya vida, casi a diario, está siendo sesgada. En las elecciones del 26 de noviembre de 2017, el presidente-candidato a su propia reelección solo pudo garantizarse la victoria mediante el fraude. La violencia estatal ha sido proporcional al temor de perder el poder: 35 muertes (la mayoría de ellas atribuidas a la policía militar) alargan la ya larga lista de crímenes indiscriminados o selectivos, como el que golpeó a Berta. No le resta nada a su indiscutible liderazgo el afirmar que su asesinato no fue una exclusiva. Ni los múltiples intentos de criminalización o las amenazas de muerte que lo precedieron.
La primera plana para Berta es recordar que ella es la suma de las persecuciones que acechan a aquellos que se niegan a ver burlados por unos pocos, los derechos de la mayoría. Este es el caso reciente de Lino, un sindicalista que renunció a su cargo para proteger su vida; el de varios líderes del movimiento estudiantil refugiados en el extranjero para escapar de demandas judiciales arbitrarias. Estas persecuciones alcanzaron a Pedro, líder del Movimiento Campesino del Aguán, cuando fue detenido y acusado de nada menos que 13 asesinatos (antes de ser finalmente liberado), y también a Aquilina, la esposa del candidato a alcalde del municipio de Arizona, opuesto a la instalación de un proyecto minero, que las fuerzas policiales encarcelaron durante tres días, a falta de lograr capturar a su esposo (que tuvo que huir al extranjero).
La primera plana para Berta es exigir la liberación de los presos políticos. Actualmente, 22 personas vinculadas al movimiento social se encuentran recluidas, algunas de ellas en la cárcel de alta seguridad con el nombre evocador de El Pozo. Para completar la implacable maquinaria destinada a desalentar cualquier protesta, el gobierno acusa a estos presos de conciencia y a sus defensores de alianza con las maras, instrumentalizando así el terror que éstas inspiran a la población. Estos mensajes de odio difundidos en las redes sociales son los que envalentonan a los más vengativos y los motivan a atacar físicamente a las voces disidentes.
La primera plana para Berta sería confraternizar con los medios críticos, blancos de verdaderos llamados a matar como el padre Ismael Moreno, director de Radio Progreso, presentado como «jefe de una red criminal» o el periodista de UneTv César Silva atacado «en vivo» con arma blanca en una calle de la capital.
Al recibir el Premio Goldman, Berta Cáceres terminó su discurso con las siguientes palabras: ¡Despierta Humanidad, No hay tiempo! Seguramente, la Humanidad a la que se estaba refiriendo no se limitaba a la naturaleza amenazada en los cuatro rincones del planeta, sino que designaba a esta Humanidad inseparable de su hermana gemela que se llama Solidaridad.
El 2 de marzo, en todo el mundo, los más militantes estarán en la calle para conmemorar la memoria de Berta Cáceres. Ese día, a los medios, grandes y pequeños, escritos, en línea, radiales y televisivos, pedimos algo más que informar.
La primera plana para Berta es proclamar con una sola voz que no es demasiado tarde para romper un silencio que, en Honduras (y en demasiados otros lugares del planeta), impide el advenimiento de la justicia y de la Humanidad.
Firman:
Francia América latina
Alerta Honduras
Colectivo Guatemala