El martes anterior, la presidenta de Honduras hablaba fuerte en la Asamblea General de la ONU, que se convirtió en un lugar triste y aburrido como bien lo describió Najib Bukele, al tiempo que en su país la lluvia desnudaba otra vez un modo de producción salvaje que desequilibra el planeta.
Las correntadas bajando desde el occidente a los valles de la zona norte a través de los cauces del Ulúa y el Chamelecón eran cada vez más fuertes y más destructoras, así como ha sido la intervención estadounidense y europea facilitando el empobrecimiento y el atraso social de los pueblos.
En el pódium de la ONU en Nueva York la presidenta Xiomara Castro subrayó de entrada el fracaso del modelo neoliberal extractivista, narco y de monocultivos que obligan a la población a migrar sin esperanza hacia Estados Unidos a través de México.
“Es imposible entender las grandes caravanas de migrantes desde Honduras sin reconocer el cruel sufrimiento provocado por 13 años de dictadura, el golpismo con crueles asesinatos, dos sendos fraudes electorales, una pandemia y dos huracanes”. Eta, Iota, sin contar Fiona.
Así resumía Xiomara la situación de la cual es responsable directo el gobierno de Estados Unidos por implantar un régimen basado en escuadrones de la muerte, en un solo cartel de producción y tráfico de drogas, y una élite corrupta que le vale charra vender el territorio por pedazos. Una élite que no es hondureña. Un grupo de tránsfugas sin Patria ni Matria. Forajidos.
En ese momento justo que Xiomara pronunciaba su discurso crujían los socavones vacíos de la antigua ciudad de minas de la Taguzgalpa, esta especie de cráter lunar convertido en capital de dos millones de habitantes, miles de los cuales hoy están en albergues con sus proyectos de vida rotos.
Uno de estos efectos de los largos túneles de las viejas minas de oro y plata, y de los tranques de concreto sobre los cauces de quebradas y riachuelos impuestos por los negociantes inmobiliarios de “moles” y residenciales, es la multiplicación de hundimientos, deslizamientos y desbordamientos por toda la ciudad.
Pero estos problemas no son exclusivos de la capital. En todos los departamentos, especialmente en aquellos que talaron sus bosques para sembrar vacas, que luego eran rellenadas de cocaína hacia Guatemala, y aquellos que destruyeron sus montañas para sembrar café, marihuana, palma y coca, esos están sufriendo los efectos en el este y en el occidente del país. En todos lados, porque este modelo arrasa la tierra.
Xiomara le hablaba directo a la mal llamada comunidad internacional, esa que se disfraza detrás de los violentos Estados miembros de la OTAN y de los dos países monárquicos, Estados Unidos y Canadá, más monárquicos que la difunta reina. Todos colonizadores. Todos interventores. Todos guerreristas. Todos responsables de este modelo minero, de las zedes, de los carteles de narcotráfico, avales de la dictadura golpista de Joh y sus panas liberales, cristianoides, comerciantes y chafas.
“Han sido trece años de dictadura tutelada por esa comunidad internacional que llevó al país a multiplicar su deuda pública por seis veces, y alcanzar la tasa del 74 % de pobreza, la más alta en 201 años de historia”.
Yo espero que sus orejas han captado bien la expresión “dictadura tutelada” en este discurso de Xiomara; es decir, sátrapas locales de toda laya custodiados por el pentágono, el fuerte Benning, la organización del atlántico norte, y la propia OEA, para asaltar a Honduras.
Igual que Bukele afirmaba lamentablemente que ahí en el foro de Nueva York el grupillo de los colonizadores parece no escuchar ni interesarse por nadie, la mandataria hondureña también disparó directo al pecho del cinismo internacional. “Tengo claro que ninguna de estas cifras de empobrecimiento de la gente impresiona a nadie en este mundo que vive bajo la dictadura monetaria, del capital especulativo sin límites, imponiendo medidas draconianas de disciplina fiscal que aumentan el sufrimiento de los pueblos”. Así habló la mujer que derrotó la dictadura.
En Nueva York no llovía, pero en el valle de Sula los débiles bordos de tierra cedían a las bocanadas de agua y tierra bajando feroces de los montes destruidos aguas arriba, inundando casas y sueños. Xiomara decía fuerte y claro a demócratas y republicanos que ya paren de joder a Honduras con sus desestabilizaciones.
“Desde que llegamos a finales de enero, dijo la presidenta, mostramos una férrea voluntad de consenso, pero los mismos sectores que saquearon el país y sus aliados golpistas, desde todas las direcciones, socavan ese propósito con conspiraciones, envalentonados por la descarada actitud anti democrática a veces disfrazada de diplomacia”.
Pum pum pum. Ese mensaje fue directo al Pentágono y al departamento de Estado, que aceita con dinero a través de la USAID y la embajada local a grupos lacayunos que eran felices con el cartel de los Hernández y que hoy se hacen llamar oposición social, política y mediática, desestabilizando las iniciativas del pueblo de Morazán.
Ante el mensaje de Xiomara en Naciones Unidas, el departamento de Estado abrió la puerta al retorno de Honduras a la cuenta del Milenio el próximo año, que le daría acceso a una represa de millones de dólares para infraestructura negados a los narcos en el poder entre 2010 y 2021. El respaldo financiero de Washington también alcanzará la Comisión internacional contra la corrupción y la impunidad a instalarse el próximo año con apoyo de la ONU.
Otra reacción inmediata al discurso de Xiomara fue la del Pentágono que, para evitar la respuesta de China o de Venezuela ante los desastres, puso a doña Laura Dogu a ofrecer urgentemente a Casa Presidencial la flota de 18 helicópteros militares estacionados en la base yanki de Palmerola.
Lejos del rugir de esos motores de ocupación, encima de las imágenes brutales de casas cubiertas por las aguas, de gente llorando la desesperanza, flotaban las palabras embarazadas de dignidad y de soberanía dejadas allá en el río Misisipi por la jefa del gobierno hondureño.
“Ninguno de los testigos internacionales de los fraudes electorales del 2013 y 2017, ignoraban que estaban condenando a nuestro pueblo — dijo la Presi en referencia a la misión de observación de la Unión Europea, la OEA y la embajadora militar Heidi Fulton — y sin embargo se mostraron complacientes con la peor plaga que ha azotado a nuestro país”. La plaga de la violencia, la pobreza, los proyectos fallidos, corruptos, de saqueo, y el narcotráfico. El crimen organizado, en suma.
Vestida con la fuerza del rojo sanguíneo, Xiomara Castro fue consciente en ese foro de Nueva York que el momento que sufre Honduras en el contexto de la aldea global sacudida por los monstruos petroleros, de la industria farmacéutica y militar, contaminantes brutales de las entrañas de la Tierra, esa es una realidad que hace pagar a los países menos desarrollados el oneroso estilo de vida de los ricos del norte. Ese grupúsculo de ricos destructores es tan miserable que pretende, además, atar de pies y manos los proyectos independentistas de nuestros pueblos.
“Ya no soportamos Golpes de Estado, el uso de leyes penales para castigar sin juicio a opositores políticos, ni las Revoluciones de Colores organizadas para expoliar nuestros vastos recursos naturales”, dijo nuestra presidenta en referencia a la Lista Engels y a los grupos sociales pagados para inducir agendas paralelas desestabilizantes. Por eso nadie cree en la bondad de aquellos que dijimos, vecinos invasores del centro de Comayagua…
Seguido de ese llamado a los ladrones, el texto leído sobre el pódium del organismo mundial afinó la puntería hacia el inaceptable orden mundial arbitrario, ese que dirigen la OTAN y el departamento de defensa de Estados Unidos, coaliciones de países ladrillos que hacen invasiones para robar bienes naturales, para montar la guerra en Ucrania y explotar la especulación, la inflación, la crisis alimentaria, las pandemias.
Mientras las aguas rojizas por el barro erosionado de las montañas destruidas por bancos y grupos industriales continuaban bajando hacia el nivel del mar, Xiomara subía el tono de su voz para que despedirse bien de la Casa Blanca y saludar Madrid, Bruselas, Ottawa y el Reino Unido.
“Tomo esta tribuna para exigir que se nos respete, queremos vivir en paz, NO sigan tratando de desestabilizar a Honduras y dictarnos sus medidas o escoger con quienes debemos relacionarnos”. Pum pum pum
Para qué más, el discurso fue pronunciado. El mensaje del pueblo hondureño fue llevado a las Naciones. El que tenga oídos que escuche y el que sea víctima de sus prejuicios que siga retorciéndose en su estupidez.
¡Buenas noches!
Editorial Voces contra El Olvido, sábado 24 de septiembre de 2022