El COFADEH exige a los escuadronaros de la muerte que están en fase terminal que confiesen lo que hicieron para ayudar al rencuentro de la sociedad hondureña

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Tegucigalpa.- Este día trascendió la muerte del coronel Amílcar Zelaya quien en vida gozó de total impunidad ante los crímenes atroces cometidos en Honduras a personas que soñaban ver una patria grande y liberada.

De acuerdo a la publicación de diario La Tribuna en su seccione de deportes, el coronel Amílcar Zelaya, quien en la década de los 80 se desempeñó como presidente del Atlético Fusep o Morazán, falleció producto de un cáncer que afectó su estómago, de acuerdo a lo informado por parientes o amigos cercanos.

El coronel Amílcar Zelaya “fue parte del triunvirato presidencial que manejo el país ente 1978 y 1980 junto a Policarpo Paz García y Domingo Álvarez, al darle un golpe militar al extinto general Juan Alberto Melgar Castro”, señala la publicación.

Es importante recordar que Amílcar Zelaya era el propietario de una casa de campo que funcionó en 1980 en el valle de Amarateca como cárcel clandestina, y que fue reconocida por víctimas sobrevivientes de la Doctrina de Seguridad Nacional, de la que el coronel era parte, como la “Casa del Terror”, por los crímenes que cometían en el lugar contra hombres y mujeres que luchaban por esta patria.

En dicho lugar fueron torturados, asesinados y desaparecidos opositores sociales y políticos,   hechos del cual el coronel Zelaya fue cómplice y que lamentablemente hoy parte de este mundo sin rendir cuentas, ni decirle la verdad a los familiares de los y las desaparecidas en la época de los años ochenta.

“Es una pena que las autoridades de nuestro país sabiendo el señalamiento, sabiendo la complicidad, los niveles de implicación que tenía Amílcar Zelaya, con ese proyecto de muerte que se implementó en el marco de la Doctrina De Seguridad Nacional en los años ochenta, que diseñaron un lugar para llevar a los detenidos desaparecidos someterlos a torturas hasta su muerte y luego ocultar y lanzar sus restos para que la familia y el pueblo hondureño no dé con el paradero también deben de interpelarse esas autoridades insisto ellos deben de interpelarse por no actuar”, señaló la coordinadora general del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), Berta Oliva, al conocer el fallecimiento  del coronel Amílcar Zelaya, en impunidad total.

Añadió además que Amílcar Zelaya, igual que otros que están padeciendo de la misma enfermedad de la que el muere, tienen mucho que decir y deberían de decirlo antes de morirse.

Este no es un caso que sucedió ayer, son hechos que pasaron, que enlutaron al pueblo hondureño desde hace muchos años y las familias desde que se dieron los casos hemos buscado, hemos señalado, y al no haber requerimiento en contra de ellos, para mí lo fundamental era haber hecho un requerimiento en contra de Amílcar Zelaya, porque esa casa estaba a nombre de él, indicó Oliva.

Señaló que “nunca se vio la osadía de ningún juez, de ningún fiscal, de ninguna autoridad, para hacer requerimiento en contra de él, que dijera cómo y porqué y a quienes se las prestó, que cargo ocupaba dentro de la estructura criminal que se echó andar en ese tiempo, los escuadrones de la muerte”.

La coordinadora del COFADEH dijo que no se puede hacer más que lamentar, que se están yendo los verdaderos impulsores del terror y llevar a práctica el dolor sin decir nada.

“Nos hemos quedado hoy día con el espacio y allí en la propia escritura habla quienes fueron los que hicieron, los mismos miembros de la APROH, por ejemplo Osvaldo Ramos Soto, es uno de los que legalizó ese predio y ese lugar, entonces es fácil de hacer deducciones y responsabilizar por haber participado en la elaboración de estructuras como estas”, manifestó.

Agregó que “nosotros nos acercamos con mucho dolor a ese lugar, pero también puede más la esperanza de lograr cambios en nuestro país, para que criminales como los que estaban involucrados en esa estructura no se vuelvan aglutinar para hacer daño a la sociedad, y atentar contra la vida de seres inocentes, que solo tenían un delito, pensar diferente y creer que un mundo mejor es posible y que una Honduras justa y humana también era posible”.

Al consultársele si todavía se espera  que se arrepientan los escuadronaros de la muerte que tanto terror causaron a la sociedad hondureña, Oliva señaló “esa ha sido nuestra apuesta que ellos puedan arrepentirse, que su aproximación a la muerte ojalá los haga reflexionar o llamen o escriban o digan, para que la historia, de lo que ellos hicieron se conozca”.

Indicó que “no se debe usar fondos del estado, no se puede usar estructura del estado, uniforme y todo lo demás para aniquilar personas y cometer crímenes tan dolorosos como es  la desaparición forzada, que se implementó por personas como este señor, que impunemente hizo una casa de campo con toda la intencionalidad de utilizarla para el propósito de dolor y muerte”.

Cabe señalar que muchas familias todavía esperan, luchan, exigen verdad y justicia, que los torturadores digan la verdad de donde están los y las detenidas desaparecidas, mediante la instalación de la Doctrina de Seguridad Nacional.